Cómo preparar a los jóvenes para los desafíos que plantea la IA

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Bogotá – julio 2025. El próximo 15 de julio se conmemora el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud, una fecha que invita a reflexionar sobre la preparación de los jóvenes frente a los desafíos del futuro, y es que los jóvenes de hoy enfrentan una serie de retos complejos en un mundo en constante transformación, donde la Inteligencia Artificial (IA) juega un papel cada vez más protagónico.

En este contexto, los jóvenes deben adaptarse rápidamente a nuevas herramientas, desarrollar habilidades tecnológicas y al mismo tiempo fortalecer su criterio para usar la IA de forma responsable y de manera creativa. Por esto, educarse para entender y convivir con la Inteligencia Artificial se ha vuelto un reto central en su desarrollo personal y profesional.

Es acá donde los colegios cumplen un rol fundamental en la formación de ciudadanos preparados para enfrentar los desafíos del mundo actual. En un entorno cada vez más digital y automatizado por la IA, la educación escolar no solo debe enfocarse en el desarrollo de habilidades académicas tradicionales, también implica enseñarles a comprender cómo funciona esta tecnología, sus impactos sociales y sus implicaciones éticas, de modo que puedan tomar decisiones informadas y construir un mejor futuro.

De acuerdo con Andrea Vanegas, coordinadora del Programa de la Escuela Primaria (PEP) de The English School, “es fundamental que el docente diseñe experiencias para promover el uso formativo de la IA, ofreciéndole un acompañamiento constante al estudiante y asegurándose que utilice la herramienta de manera responsable. Para ello, su uso debe estar integrado a un propósito pedagógico claro, en el que por ejemplo se busque fomentar habilidades como la creatividad, la pasión por aprender o el fortalecimiento de intereses, por mencionar algunas”.

Vanegas compartió cinco claves que todo colegio debería poner en práctica, si desea enfrentar, de manera efectiva, los desafíos que plantea la Inteligencia Artificial en los estudiantes: 

  1. Formación continua: asegurándose de que los profesores comprendan las oportunidades y límites de la IA y entendiendo cómo integrarla de forma significativa y alineada con la metodología del colegio.
  1. Políticas de uso de tecnología claras y un currículo alineado con esto: incluyendo contenidos relacionados con la Inteligencia Artificial, ética digital, alfabetización de datos y pensamiento computacional en los planes de trabajo.
  1. Desarrollo del pensamiento crítico: fomentando en los estudiantes habilidades para analizar, cuestionar y verificar la información generada por sistemas de IA, las conexiones con la vida real y las preguntas que se tienen.
  1. Ética y ciudadanía digital: enseñando a los estudiantes a usar la IA de forma responsable, consciente y respetuosa de los derechos de los demás.
  1. Acceso equitativo a la tecnología: garantizando que todos los estudiantes tengan oportunidades de interactuar con herramientas de IA, reduciendo así brechas digitales. Y es que, según la Unesco, más del 65% de los países han implementado o están desarrollando políticas públicas para integrar la IA en sus sistemas educativos; sin embargo, solo el 20% de las instituciones cuentan con infraestructura adecuada para ello.

Desde el colegio el estudiante puede entonces comenzar a familiarizarse con herramientas de Inteligencia Artificial que lo ayuden a desarrollar habilidades clave para el mundo actual. “En The English School, ya hemos comenzado a incorporar la Inteligencia Artificial con herramientas que permiten a los estudiantes generar imágenes a partir de texto, simular experimentos, o diseñar prototipos de aplicaciones y videojuegos usando lenguaje natural. Algunas plataformas permiten debatir con personajes históricos, practicar idiomas con retroalimentación en tiempo real o crear música, guiones y entornos en realidad aumentada. Todo esto abre nuevas formas de aprender, crear y expresarse con sentido”, añadió Vanegas.

Inclusive, existen por ejemplo plataformas que ofrecen corrección de estilo, permitiendo que los alumnos reciban retroalimentación automática sobre aspectos como la cohesión, la coherencia y la ortografía de sus textos. Guiados por los docentes, los estudiantes aprenden a interpretar esas sugerencias y a mejorar sus producciones. Además, otras herramientas facilitan la organización de citas bibliográficas en normas como APA, ayudando a los alumnos a enfocarse en el contenido más que en los aspectos técnicos del formato. 

Estas experiencias no solo les permiten a los estudiantes corregir sus errores, fortalecer sus habilidades y mejorar su trabajo, también los ayuda a ver en la vida real el uso de estos recursos tecnológicos. Sin embargo, su implementación seguirá requiriendo de una reflexión constante, lineamientos claros y del acompañamiento constante de educadores que promuevan su uso responsable, con experiencias que eviten cruzar la delgada línea entre crear y plagiar.