El árbol de Cacay, nuevo tesoro del Amazonas

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Grupo familiar decidió confiar a sus jóvenes el desarrollo de un emprendimiento que hoy genera más de 80 empleos directos e indirectos.

El aceite de Cacay tiene una concentración perfecta y natural de retinol (vitamina A), vitamina E y Omega 6. Estos nutrientes hacen un coctel perfecto para mantener tu piel hidratada, tersa y luminosa, mientras reduce las líneas de expresión.

Hace un año, cuatro jóvenes profesionales de distintas ramas formalizaron un emprendimiento encaminado a irrumpir la industria de la cosmética mundial con un producto sacado de las raíces llaneras, sostenible y posible potencial de desarrollo socioeconómico en la  región de la Orinoquía colombiana.

Se trata de un aceite que ellos denominan “Tesoro del Amazonas”,  extraído de un árbol ancestral silvestre de nombre Cacay. Su cosecha anual arroja un fruto de donde se extrae de manera artesanal este líquido natural para uso facial.

CaryO hoy es sustento para más de 50 hogares del Departamento del Meta. Fortalece de manera exponencial  una comunidad colaborativa que ven en la recolección de esta nuez otra fuente de ingresos. Genera más de 80 empleos indirectos, desde la siembra hasta la entrega del producto final.

Según Andrés Bueno, uno de los líderes del proyecto, este emprendimiento ya tiene una estructura corporativa con un equipo que toma decisiones en conjunto. Así, han logrado penetrar en un año el mercado de Colombia, Alemania, Estados Unidos y Australia, países que hoy son residencia de cada uno de los que conforman esta sociedad innovadora.

Andrés, Juan Pablo, Natalia  y Camilo, todos de apellido Bueno también acordaron que el 5% de las ganancias  del producto final irá a la fundación 02Reserve (LLF), dedicada a la preservación de la biodiversidad colombiana. Así mismo, por cada frasco vendido, CaryO aporta a la conservación de un metro cuadrado en la región del Magdalena medio.

Un beneficio estético

Para Camilo Bueno, el uso constante de CaryO multiplica las ganancias de juventud, porque, con el incremento del colágeno aparece el efecto reparador en el cuerpo a corto plazo al combatir la resequedad y aumentar la hidratación y la humectación.  Por ejemplo, cuando surgen las estrías por alguna causa, los surcos en el rostro por efectos del clima; cuando las uñas se quiebran por el uso de abrasivos, cuando el pelo pierde brillo y es maltratado por tintes, lacas u otros químicos. Cuando se ven los efectos de envejecimiento por la falta de elasticidad en la piel.

Y así lo enfatiza Natalia Bueno, cuando habla del equilibrio que ofrece la nuez de Cacay que por sí misma contiene 3 veces más Retinol, (vitamina A) del famoso y ancestral Rosa Mosqueta. Su doble concentración de Vitamina F (Omega 6),  está científicamente comprobada; y contiene 50% más de Vitamina E respecto del aceite de Argán.

Volver a lo original

Camilo Bueno explica que una de las bondades  de su contenido es ser 100% de origen natural. Es decir, no requiere cuatro o cinco componentes para lograr su función; no tiene una  formulación química y está desprovisto de sueros que comercializan los distintos laboratorios.

Recalca que el gran diferenciador consiste en resolver los problemas cosméticos en  un solo paso con un solo producto. Es súper sostenible; no genera deforestación. Pertenece a una especie arbórea de la región; el producto no es testeado en animales..

Una historia 

Cuenta Andrés Bueno, que todo surgió porque en alguna oportunidad leyó un artículo muy interesante sobre los beneficios de un árbol nativo de la región llanera donde su familia tiene una finca. Le pareció interesante investigar un poco más aprovechando la coyuntura de esos momentos que presentaban los estados financieros de la finca heredada de sus abuelos, y cómo le podría dar un nuevo enfoque de productividad sostenible, ya que las actividades generadas hasta ese momento eran producto de la ganadería lo que consideraba un gran impacto ambiental. Viajó a los llanos orientales muchas veces para ver de cerca el tema del cultivo, analizar las proyecciones y la inversión. Luego de organizar un estudio juicioso abarcando todos los campos, les presentó el proyecto a sus papás y a sus tíos. Ellos, lo aceptaron como una alternativa.

Así, nació hace cuatro años la inversión para sembrar los 2.800 árboles que se tienen hoy. A raíz de esta iniciativa, vino el deseo de emprender. Sin esperar a que los árboles tuvieran su producción al cien por ciento y al analizar los tiempos de cultivo en la región, decidió buscar un productor local que extrajera el aceite puro y se lo vendiera. De paso, con el voz a voz entre los lugareños se comenzó a generar una cadena de valor con campesinos que encontraron un ingreso adicional para sus familias recogiendo las semillas del suelo.

Con este aprendizaje y sin esperar a comenzar de cero, ingresaron sus tres primos      hermanos entre sí, para concebir el producto final y la  nueva marca CaryO. Así, conformaron un negocio familiar de cuatro socios. Y enfatiza: “Somos una sinfonía: Cada uno de mis primos trabajamos en distintas labores alternativas en favor del medio ambiente, desarrollamos proyectos como el primero en Cartagena de carbono neutral de finca raíz, o en temas de transición de energías renovables desde distintos lugares del mundo y queremos llegar a ser líderes en sostenibilidad reconocidos, aunque uno de nosotros ya tiene premios en el exterior”.

Un salto a la agroindustria 

Andrés Bueno cuenta que recorrió varios lugares del departamento del Meta para recolectar información que ayudara a explorar el cultivo del Cacay, y encontró fincas donde el árbol era totalmente silvestre; los campesinos dejaban caer la nuez y no le ponían atención, o simplemente lo utilizaban para labores domésticas, o para darle de comer a los cerdos.

No tenían un concepto del  significado del fruto ni mucho menos el valor nutricional del contenido de la nuez. Antes, los habitantes de esas veredas, nunca habían sembrado un árbol de Cacay pues lo consideraban parte del ornato silvestre, y otras veces, abriendo caminos, cortaban los árboles porque las pepas comenzaban a volar.

Hoy, esos mismos campesinos buscan entre ellos las fincas que tengan árboles  sembrados. Comenzaron a generar un recurso y la necesidad de la comercialización y aprovechamiento de la nuez.

Y en esos recorridos aparecieron sus mentores, los que llegaron antes a comprar el fruto desde hace diez años. Se convirtieron en sus aliados y aunque producen otros aceites como materia prima de exportación, vieron en esa sinergia un negocio rentable para el campesino, para el intermediario, y una alianza entre ellos mismos como productores.

Cacay ya es reconocido mundialmente

Camilo Bueno indica que países como Venezuela, Brasil e incluso Colombia (uno de los grandes promotores a nivel internacional del Cacay), cultivan y comercializan la nuez desde hace varios años para la fabricación de destinos productos relacionados con la salud. Algunas multinacionales ya utilizan esta sustancia como un ingrediente  más en la composición de sus artículos de belleza, que los hacen muy costosos. También, compran la materia prima para producir otros derivados como la harina con un alto contenido de proteína y se vende como polvo suplementario para alimento humano.

Según este emprendedor, en Alemania existen laboratorios que por años han realizado estudios e investigaciones mediante pruebas de laboratorio, donde muestran resultados contundentes sobre las propiedades del aceite.

Para Andrés Bueno, el aceite de Cacay podría lograr un mercado potencial y entrar a las grandes ligas del mercado mundial. Sería para Colombia el equivalente de lo que hoy es el Argán para Marruecos un producto que se conoce internacionalmente y produce ingresos millonarios.

¿Quiénes son los líderes del emprendimiento?

Andrés Bueno, 50 años, economista y administrador de empresas. Participa en inversiones y desarrollos inmobiliarios bajo el estándar Passive House para reducir el consumo de energía llegando a NZEB – NetZeroEnergyBuildings.

Camilo Bueno Gómez, 27 años. Viajó a los 18 años a Alemania a realizar sus estudios de ingeniería civil. Con posgrado y vinculado a una multinacional de construcción civil, soñó con ser un constructor de talla mundial. De hecho, ha participado con su empresa en proyectos de grandes ligas como estadio de Barcelona.

Natalia Bueno Gómez. 31 años, ingeniera industrial y magíster en economía, con 6 años de experiencia en banca de inversión. Recientemente vinculada al sector de inversión de impacto social, participando en diversos proyectos de infraestructura de impacto social para las comunidades indígenas en Australia.

Juan Pablo Bueno Gómez, 33 años, ambientalista y biólogo con premios internacionales en favor del medio ambiente. Creador del proyecto @LaManiguaLoedge en Sierra de La Macarena y gran promotor de la industria del turismo sostenible y el desarrollo económico de la región. Experto en fotografía y filmación de naturaleza, con experiencia en proyectos de la mano de productores de talla internacional tales como Ecoplanet Foundation, productores de la reconocida Colombia Magia Salvaje.