Escenario de incertidumbre económica para América del Sur tras la victoria de Donald Trump

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Volatilidad, tensiones geopolíticas, la relación de América del Sur con China y nuevos movimientos económicos, son los efectos de la victoria de Donald Trump en América del Sur.

Por Ignacio De Angelis

Vicedecano del área de empresa de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas en la Universidad Internacional de Valencia (VIU), perteneciente a Planeta Formación y Universidades

Colombia, enero de 2025 – El panorama geopolítico global continúa transformándose, y la victoria de Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos en 2024 introduce un nuevo capítulo de retos y oportunidades para el sector empresarial.

Impacto del mandato de Donald Trump en América del Sur

La reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos podría desencadenar una serie de desafíos económicos y geopolíticos para las naciones sudamericanas, especialmente Colombia, Perú, Ecuador y Chile.

El anunciado endurecimiento de políticas proteccionistas, con la posible imposición de aranceles generalizados que podrían alcanzar el 20%, amenaza con erosionar la competitividad de las exportaciones de estos países en el mercado estadounidense. Esta medida podría debilitar los tratados de libre comercio vigentes entre Estados Unidos y Colombia, Chile y Perú, poniendo en riesgo sectores clave de sus economías que dependen de estos acuerdos de promoción de exportaciones.

Lo cierto es que, en paralelo, estos países han tejido acuerdos de asociación con la Unión Europea y también con China, orientados a la liberalización comercial y las inversiones en infraestructura, lo cual puede traer nuevas oportunidades en el contexto actual.

Disputas geopolíticas y la relación de América del Sur con China

La reelección de Trump podría exacerbar las disputas geopolíticas en América Latina, forzando a los gobiernos a tomar posiciones definidas. La destreza de los líderes regionales para manejar estas tensiones podría traducirse en oportunidades para las empresas locales, especialmente considerando el renovado interés de la Unión Europea en la región, enfocado en áreas como energía y transformación digital.

En este sentido, este panorama podría generar fricciones diplomáticas, ya que Estados Unidos podría ejercer presión para que estos países limiten su cooperación con China pero no con la Unión Europea. La competencia entre ambas potencias por influencia en América Latina obligará a los gobiernos a equilibrar cuidadosamente sus relaciones internacionales, evitando conflictos y asegurando beneficios económicos y políticos para sus naciones.

En cuanto a las relaciones con China, Chile, cuenta con un tratado de libre comercio pionero en la región, aunque ha mantenido cautela respecto a la entrada de capitales chinos en infraestructuras críticas, enfocándose más en sectores tecnológicos.

Perú, por su parte, también cuenta con un acuerdo comercial con China; sin embargo, la creciente presencia de inversiones chinas en sus puertos (y la reciente inauguración del mega puerto de Chancay) ha generado tensiones que podrían escalar frente a la postura estadounidense. Ecuador, por su parte, inmerso en una crisis económica y financiera, ha seguido esta tendencia al suscribir recientemente (en 2023) un tratado de libre comercio con China. El nuevo contexto seguramente marcará el rumbo de esta asociación en el marco de una economía profundamente debilitada y endeudada.

Trump, la economía volátil y las empresas en América del Sur

La volatilidad en los mercados financieros podría intensificarse, provocando fluctuaciones en los tipos de cambio y desestabilizando las economías regionales. Una escalada arancelaria global podría elevar la inflación en Estados Unidos, lo que llevaría a la Reserva Federal a frenar la reducción de las tasas de interés, fortaleciendo al dólar frente a otras monedas. Este escenario ya ha mostrado sus efectos; tras la victoria de Trump, el peso colombiano sufrió una devaluación significativa, alcanzando máximos no vistos en dos años.

Para navegar en este entorno incierto, las empresas de Colombia, Perú, Ecuador y Chile deberán implementar estrategias que diversifiquen sus mercados y reduzcan la dependencia del comercio con Estados Unidos. Un enfoque geopolítico pragmático permitirá a las administraciones obtener beneficios sectoriales específicos, abriendo oportunidades para fortalecer relaciones con otros actores globales y consolidar lazos con socios actuales.

La inversión en innovación y tecnología se vuelve imperativa para que las empresas mejoren su competitividad y eficiencia, robusteciendo sus sistemas sociales de innovación y producción.

Pensando en el mediano plazo, la adopción de tecnologías emergentes en materia productiva y energético, y la capacitación de la fuerza laboral en habilidades digitales serán determinantes para enfrentar los desafíos del nuevo contexto, aunque difícilmente se establezca un marco propicio para la transformación estructural y la reducción de la dependencia en torno al procesamiento y exportaciones de los recursos naturales.