Francisco: La oración mantiene encendida la lámpara del corazón

704

Al comentar el Evangelio del primer domingo de Adviento, el Papa Francisco invitó a determinar qué tipo de cristianos somos comprendiendo lo que pesa en nuestros corazones. Mientras Jesús nos pide que estemos “atentos” y nos anima, porque cuando “todo parece acabado, el Señor viene a salvarnos”. De ahí que debamos “esperarlo con alegría”, “incluso en medio de las tribulaciones, en las crisis de la vida y en los dramas de la historia”.

Durante el rezo del ángelus el Papa Francisco animó a no dejarnos absorber por “las dificultades, los sufrimientos y derrotas de la vida” que pueden llevarnos a ser “cristianos adormecidos”. Para evitarlo alentó a permanecer “vigilantes en la oración” y a repetir en este tiempo de Adviento, junto a la Virgen, “Ven, Señor Jesús”. 

El Papa Francisco habló durante el rezo del ángelus sobre el primer domingo de Adviento que se celebra hoy 28 de noviembre. 

En el Evangelio de la liturgia de hoy, se habla de la venida del Señor al final de los tiempos. “Jesús anuncia acontecimientos desoladores y tribulaciones, pero precisamente en este punto nos invita a no tener miedo. ¿Por qué? ¿Porque todo irá bien? No, sino porque Él vendrá. Jesús volverá. Lo ha prometido”, aseguró el Papa. 

Y recordó que “precisamente en los momentos en que todo parece acabado, el Señor viene a salvarnos” y animó a “esperarlo con alegría incluso en medio de las tribulaciones, en las crisis de la vida y en los dramas de la historia”. 

El Papa afirmó que en el Evangelio el Señor explica cómo “no dejarse absorber por las dificultades, los sufrimientos y las derrotas”, que es a través de la “vigilancia” que según el Papa Francisco “está ligada a la atención” y significa no permitir “que tu corazón se vuelva perezoso y que tu vida espiritual se ablande en la mediocridad”.

Por eso alertó del peligro de ser un “cristiano adormecido”, “sin ímpetu espiritual, sin ardor en la oración, sin entusiasmo por la misión, sin pasión por el Evangelio”.

Y animó a estar atentos “para no arrastrar nuestros días a la costumbre, para no ser agobiados por las cargas de la vida”.

Durante el comentario del Ángelus, el Papa invitó a preguntarse qué pesa a mi espíritu y cuáles son “las mediocridades que paralizan, los vicios que me aplastan contra el suelo y me impiden levantar la cabeza”. También alentó a estar pendiente de las cargas que pesan sobre los hombros de los hermanos. 

“Estas preguntas nos hacen bien, porque ayudan a guardar el corazón de la acedia, que es un gran enemigo de la vida espiritual. La acedia es esa pereza que nos sume en la tristeza, que nos quita la alegría de vivir y las ganas de hacer. Es un espíritu maligno que ata al alma en el letargo, robándole la alegría”, aseguró. 

Para evitar esta situación el Papa animó a añadir “un ingrediente esencial: el secreto para ser vigilantes en la oración” porque “es la oración la que mantiene encendida la lámpara del corazón. Especialmente cuando sentimos que nuestro entusiasmo se enfría, la oración lo reaviva, porque nos devuelve a Dios, al centro de las cosas. Despierta el alma del sueño y se centra en lo que importa, en el propósito de la existencia”.

“Incluso en los días más ajetreados, no descuidemos la oración. La oración del corazón puede ayudarnos, repitiendo a menudo breves invocaciones. En Adviento, acostumbremonos a decir, por ejemplo: “Ven, Señor Jesús”. Repitamos esta oración a lo largo del día: ¡el ánimo permanecerá vigilante!”, aseguró. 

Además, pidió a los presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano a repetir tres veces esta oración: “Ven. Señor Jesús”. 

Y animó a pedir a la Virgen María que nos acompañe en el camino del Adviento porque “ella esperó al Señor con un corazón vigilante”.

EPISCOPADO INVITA AL FORO: HUMANIZACIÓN EN LA ATENCIÓN MÉDICA

La Comisión Episcopal y el Departamento de Promoción y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal de Colombia, de manera sinodal con médicos especialistas en temas de humanización de la salud, realizarán el próximo 2 de diciembre, de 8:00am a 12:30 p.m. hora de Colombia, el Foro: “Humanización en la atención médica”.

Así mismo, el día 3 de diciembre a las 9:00 a.m. en la Diócesis de Riohacha para la celebración de los actos conmemorativos del Día Panamericano del Médico, se ofrecerá una Eucarística pidiendo por todos los trabajadores de la salud y por las personas que han perdido la vida a causa de la Pandemia Covid-19.

El Encuentro y la eucaristía se realizarán de manera virtual y serán transmitidos por las redes sociales de la Conferencia Episcopal Facebook y YouTube @episcopadocol y las redes de la Asociación médica colombiana.

En el foro participaran como ponentes: Monseñor Francisco Antonio Ceballos, Obispo de Riohacha,  Dr. Juan Camilo Ramírez Ruiz, de Vita Fundation; Dr. Sergio Isaza, presidente de la Federación Médica Colombiana; padre Juan Carlos Liévano, doctor en Bioética y director del Departamento de Promoción y Defensa de la Vida de la CEC; Dra. Luz Marly, Bacterióloga -Asesora de acreditación en salud; Tania Elisa Navarro, enfermera-ESE Hospital Universitario Santander; Ibeth Carines Díaz Granados, psicóloga- líder de humanización de medicina interna; Dra. Lila Margarita Pérez, médico anestesiólogo-Algesióloga; Sor Ernestina Aros, enfermera-gerentóloga; y Ana María Revelo, bacterióloga-Magister en calidad y auditoria en salud.

MENSAJE DEL EPISCOPADO COLOMBIANO PARA EL TIEMPO DE ADVIENTO

En el mensaje, titulado ‘Que la tierra se abra y haga germinar la salvación y que brote juntamente la justicia’, los obispos colombianos recordaron al pueblo colombiano algunos aspectos que han marcado la vida de los ciudadanos durante este año y hacen recomendaciones frente a lo que se avecina para el país, en materia de política y democrática.

Señalando los momentos de luces y sombras que los colombianos han tenido que enfrentar como: pandemia, reaparición de formas de violencia armada, marchas, protesta social, reactivación económica, gestos concretos de solidaridad, retorno a los trabajos y a las aulas, entre otros, precisan que “estas situaciones, dolorosas y esperanzadoras a la vez, nos han concedido vestirnos con el sayal del luto y los atavíos de fiesta”.

Ante esta realidad, invitan a vivir en oración y esperanza este Tiempo de Adviento, que nos prepara para “acoger a Jesús en el portal de Belén, quien nos trae paz, justicia, salvación”.

“Que mientras prendemos la primera vela en nuestras coronas de Adviento, nos vemos iluminados por el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, que nos anima a despojarnos de los atuendos de aflicción y a vestirnos de galas festivas con la convicción de que, por la práctica de una buena política, la del servicio desinteresado y del diálogo social permanente, brotarán los frutos de paz y de justicia que necesitamos todos y cada uno de los colombianos”.

Diálogo social debe ser franco y persistente

Es el llamado ante los desafíos de la nación. Este diálogo, explican, deber estar “fundado en la consciencia de que somos, como colombianos, un solo pueblo, en y desde nuestras diversidades, con una riqueza y un patrimonio natural y cultural”.

DOS COLOMBIANOS RECIBIERON EL DIACONADO

Un médico y un empresario. Ellos son Pedro y David, los nuevos diáconos colombianos del Opus Dei recibieron su ordenación diaconal el sábado 20 de noviembre y la ordenación sacerdotal el próximo 21 de mayo de 2022.

Uno, desde la sala del quirófano. El otro, desde el despacho del gerente. Ahora, los dos son diáconos, ordenados para servir al pueblo de Dios.

Un médico y un empresario. Ellos son Pedro y David, los nuevos diáconos colombianos del Opus Dei.

Los dos son muy diferentes y han tenido recorridos vitales distintos, pero ahora la Providencia ha querido unirlos en un mismo camino: el del sacerdocio. Recientemente, en el proceso de preparación para ese momento tan importante, recibieron el diaconado de manos de Mons. José María Yanguas, obispo de Cuenca (España).

¿Qué es el diaconado? Es el primer grado del sacramento del orden, y tiene como eje principal el servicio. En particular, los diáconos están llamados a prestar el servicio de la Palabra de Dios y el servicio de la Eucaristía. En el caso de las personas que están llamadas al sacerdocio, la etapa del diaconado es importante para profundizar las disposiciones personales para vivir según la Voluntad de Dios.

Por Guillermo Romero Salamanca