La situación actual de desempleo en Colombia

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Por Alexandra Ochoa, Colaboradora de OBS Business School

A partir del rediseño en la metodología de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) en el 2019 por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) se puede realizar a hoy un análisis de la evolución del mercado laboral en Colombia en lo que se refiere a informalidad, subocupación e ingresos por actividad económica.

Si bien los niveles de desempleo son similares a los de la última década en el país con un promedio del 11% de Tasa de desocupación (TD), lo cierto es que esta tasa no es suficiente indicador para estimar la calidad en el empleo del país.

La insuficiencia en horas de trabajo, la baja remuneración y altos índices de informalidad son problemas que afrontan las regiones de Colombia y, por lo tanto, son muestra de las deficiencias actuales del mercado laboral y los desafíos en términos de educación hacia un empleo más sostenible. 

Según la metodología del DANE se considera como población ocupada “a las personas de 15 años[1] y más que, durante el período de referencia trabajaron por lo menos una hora remunerada en la semana de referencia; no trabajaron la semana de referencia, pero tenían un trabajo o negocio, y trabajaron en la semana de referencia por lo menos una hora sin remuneración”.

Por lo tanto, hablar de la Tasa de Ocupación (TO), no necesariamente significa una relación de empleo que cumpla satisfactoriamente con las expectativas de trabajo e ingresos de la población local.

Elementos que enriquecen el análisis es la inclusión de nuevas categorías a partir del año 2021, en el cual se puede establecer como indicador de absorción insuficiente de mano de obra, la tasa combinada de subocupación y desocupación TCSD[2], esto teniendo en cuenta que no solo la condición de desempleo es un factor para analizar sino a su vez la necesidad por parte de la población de incrementar las horas de trabajo semanales y la remuneración respectivamente.

Esta tasa en el 2023 es del 17,9%, concluyendo que una importante proporción de la población económicamente activa no está satisfecha con su situación actual en términos de inserción y participación en el mercado laboral.

Por otra parte, la informalidad es otro factor que inquieta respecto a las condiciones laborales en Colombia. Entendiendo como trabajador informal aquellos que son asalariados o empleados domésticos que no cuentan con cotizaciones a salud ni a pensión, así como aquellos que trabajan, pero no tienen remuneración o trabajadores por cuenta propia que no tienen una actividad económica constante y por lo tanto sus ingresos son insuficientes, todos estos en conjunto son más de la mitad de la población económicamente activa.

En el trimestre de septiembre a noviembre del año 2023 esta proporción ha sido del 55,5%, mientras que el de los centros poblados y rural disperso para el mismo periodo ha llegado al 83,8%. De las 23 ciudades de análisis Sincelejo, Valledupar y Cúcuta han tenido los niveles más altos de informalidad, mientras que Bogotá D.C y Manizales, cuenta con menores promedios con un 32,2% seguido de la ciudad de Medellín.

En Colombia, 13 ciudades concentran gran parte la oferta laboral, sin embargo, la mayoría de las empresas son medianas y pequeñas, estas últimas las que más presentan un alto grado de informalidad. A nivel nacional el 84,3% de la población ocupada que trabaja en microempresas, es decir unidades empresariales de menos de 10 empleados, corresponde a trabajadores informales.

La población joven entre los 15 y 28 años son los más afectados en términos de desempleo.

Más de 11 millones de jóvenes se registran a nivel nacional en edad de trabajar, de los cuales más de 2 millones no estudian ni trabajan. La población joven tiene una tasa global de participación del 54% del total de la Población en Edad de Trabajar, de los cuales el 46% se encuentra ocupada y el 16 % está en condición de desempleo.

En la última década, cerca de 7 millones de personas se han sumado a la población en edad de trabajar. Sin embargo, de estos, tan solo 3 millones hacen parte de la Fuerza Laboral del país, muchos de ellos, jóvenes que buscan oportunidades laborales tras culminar sus estudios de media básica y universidad.  Al 2022 el 24% de la población en edad de trabajar se encontraba en procesos de formación.

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De acuerdo con el boletín técnico de fuerza laboral y educación del año 2022, existe una estrecha relación entre la tasa de desocupación con el nivel educativo alcanzado. Las menores tasas se ubican en la población que ha alcanzado niveles de postgrado en los que tanto hombres y mujeres guardan una similar proporción de participación.

La mayor proporción de desempleo se concentra en aquellos que solo han alcanzado la educación media o menor grado de formación. En contraste, el 68% de los ocupados que completaron la educación universitaria son asalariados mientras que el 30% trabajan como independiente. En ese sentido, la educación sigue siendo el pilar en la integración al tejido laboral.

Qué actividades económicas representan una oportunidad y en las que se requiere reforzar la certificación de competencias.

La falta de certificación de competencias es una debilidad en el mercado laboral, sin embargo, por falta de recursos, desconocimiento de la oferta actual de cursos de formación, o afirmar no reportar ningún beneficio de estudiar, tan solo el 9% de la población desocupada realiza cursos de formación.

En contraste, la mayoría de quienes acceden a actividades de formación continua son quienes actualmente se encuentran vinculados a alguna organización y desean mejorar su desempeño laboral con un resultado positivo del 70,9%. Por lo tanto, aunque son pocos los que han logrado conseguir un empleo posterior a un curso de formación, en un 3,3% crearon su propia empresa.

Al culminar el 2023, las expectativas sobre la recuperación económica y la estabilización del mercado laboral se han mantenido vigentes. Actualmente, a nivel nacional la oferta laboral se concentra en un 87,9% en 8 ramas de actividad económica: el comercio, las actividades rurales, la administración pública y servicios de salud, la industria manufacturera, las actividades de recreación y entretenimiento, el transporte y la construcción.

Por lo tanto, la especialización en competencias para el desarrollo sostenible, la tecnificación y la sofisticación en los bienes y servicios en relación con estos sectores económicos son una oportunidad para mejorar las condiciones laborales e integrarse al mercado laboral.

Por otra parte, si el interés es participar de los sectores con mayores ingresos, la GEIH referencia los mayores ingresos laborales según posición ocupacional y ramas de actividad. Las actividades inmobiliarias, financieras y de seguros, la salud y la información y las telecomunicaciones son los sectores con más ingresos en actividades por cuenta propia.

A nivel de ocupación en condición de asalariado, se destacan aquellos asociados a la explotación de minas y energías, actividades financieras, servicios de salud y telecomunicaciones, finalmente, a nivel de ingresos en condición de empresario los ingresos superan en promedio en un 160% en todas las actividades económicas a aquellos independientes que trabajan a cuenta propia y superan en un 50% los ingresos respecto a aquellos en condición de asalariado, por lo que emprender seguirá siendo una oportunidad no solo de mejorar los ingresos de los hogares sino de fortalecer el desarrollo económico de las regiones del país.


[1] El Convenio 138 de la Organización Internacional del trabajo sobre la edad mínima para trabajar, aprobado en Colombia mediante la Ley 515 de 1999 y ratificada en 2001 estableció como edad mínima los 15 años para medición de la PET (Población en Edad de Trabajar), desde entonces, la población en Colombia ha aumentado en un 32% mientras que la población en edad de trabajar se ha incrementado en un 49%. 

[2] Con base en Glejberman (2015), Desafíos para mejorar la medición de la fuerza de trabajo, la subutilización de la fuerza de trabajo se refiere a la inadecuación entre la oferta y la demanda de trabajo a consecuencia de una absorción insuficiente de la mano de obra. A partir de lo anterior, se pueden calcular los siguientes indicadores: TD: tasa de desocupación; TCSD: tasa combinada de subocupación y desocupación TCDFTP: tasa combinada de desocupación y fuerza de trabajo potencial y MCSFT: Medida compuesta de subutilización de la fuerza de trabajo