En el mundo moderno, la gratificación instantánea se ha vuelto una norma, lo cual hace que sea fácil caer en la trampa del “pensamiento orientado a resultados”. Este enfoque, si bien puede beneficiar en muchos aspectos de la vida vinculados a los negocios o la planificación, también puede convertirse en un obstáculo en otras actividades, como por ejemplo las apuestas online, uno de los pasatiempos más comunes en la actualidad.
Tomemos una situación bastante común: un jugador se registra en un casino online y recibe unos bonos gratis sin depósito. En lugar de ver el bono como una forma de explorar nuevas slots o simplemente pasar un buen rato sin gastar, se lanza con la idea de ganar dinero sí o sí.
El resultado se vuelve más importante que el proceso. Aunque en algunos ámbitos puede tener su utilidad, en los juegos de azar suele ser una trampa. Porque el azar no se controla, y jugar pensando solo en el premio puede acabar arruinando la experiencia.
¿Qué es el pensamiento orientado a los resultados?
Lo primero que se debe entender es qué es el pensamiento orientado a los resultados. En castellano, podríamos referirnos a la mentalidad de “resultado fijo” o “fijación por la ganancia”. Se trata de una forma de pensar donde el objetivo principal y casi exclusivo es alcanzar un resultado específico. Básicamente, es una fijación hacia el logro de las metas, ignorando el proceso o la experiencia en sí misma. Quienes asumen esta mentalidad actúan por lo general con decisión, mucho positivismo y con mucha perseverancia.
En muchos aspectos de la vida se puede considerar que esta forma de pensamiento es efectiva y bastante útil.
Por ejemplo:
- En el desarrollo personal, porque ayuda a mantener el foco, subir la motivación y avanzar con más claridad.
- En el trabajo, ya que permite concentrarse en resultados concretos y no solo en estar ocupado.
- En la gestión de proyectos, porque hace más fácil dividir metas grandes en pasos alcanzables.
- En la educación, donde plantear objetivos claros mejora el rendimiento y da sentido al esfuerzo.
- Y por supuesto, en el mundo empresarial, donde tener metas bien definidas suele traducirse en mejores decisiones y más resultados.
Sin embargo, pese a que muchos la consideran una especie de “fórmula” para el éxito, tiene un lado bastante oscuro en quienes la utilizan para sus apuestas de casino en línea.
Cuando el resultado lo es todo: la trampa mental del jugador enfocado en ganar
En el mundo del casino, tener la cabeza puesta solo en el premio final puede jugarte una mala pasada. El pensamiento orientado a los resultados —esa mentalidad en la que lo único que importa es ganar a toda costa— puede parecer motivador, pero en el entorno de las tragaperras, la ruleta o el blackjack, suele ser más una trampa que una ventaja.
Muchos jugadores entran al casino con una idea fija: “hoy tengo que recuperar lo que perdí ayer” o “voy a doblar lo que gane, cueste lo que cueste”. En lugar de disfrutar del juego, se obsesionan con el objetivo. Resultado: apuestan más de lo previsto, se saltan sus propios límites y terminan perdiendo el control.
Otro ejemplo típico: el jugador que acaba de ganar una buena cantidad y en lugar de parar piensa “si sigo, puedo duplicarlo”. Lo que sigue muchas veces es una cadena de decisiones impulsivas y, al final, la pérdida de todo lo ganado.
Este tipo de pensamiento bloquea el disfrute y nubla el juicio. No se juega por diversión, sino por necesidad de “llegar” a un resultado idealizado.
¿Y cómo se combate esto? Con reglas claras y responsables. Ahí entra en juego el concepto de juego responsable.
Pensamiento orientado a las ganancias vs. Las normas de juego responsable
Hay que entender que las apuestas son un modelo de negocio, por lo cual, la casa siempre debe tener ventaja frente al jugador. Muchos pierden y muchos ganan, y es el azar quien decide, incluso cuando se usan estrategias de gestión de bankroll.
El juego online se ancla sobre normas muy claras: el juego responsable. Este indica que toda actividad de juegos de azar debe realizarse con fines meramente de entretenimiento, jamás como una forma de conseguir ganancias o cumplir objetivos. En realidad, la emoción del juego radica sobre la experiencia de jugar y no de los posibles ganadores. Dicho en otras palabras, pensar de forma resultadista ante el juego es un error de concepto, pues no es para lo que fue diseñado y además, es poco probable.