Los fraudes a través de comercio electrónico (e-commerce) se han disparado en todo el mundo a medida que las empresas procesan cada vez más transacciones en línea y, en sus esfuerzos por combatir el aumento de estos fraudes, los comercializadores rechazan con frecuencia transacciones legítimas en su intento por rastrear y bloquear movimientos ilícitos.
Este tipo de movimientos se está convirtiendo en un dolor de cabeza más grande que el fraude mismo, pues, de acuerdo con Vesta, líder mundial en prevención de fraude digital y mejoras en la aprobación de transacciones, una empresa deja de recibir una cifra cercana a 10 veces sus ingresos a través de falsos rechazos (por transacciones que parecen fraudulentas, pero no son) en comparación con las pérdidas reales a causa de un fraude cierto y directo.
En Colombia, durante la pandemia se presentó un aumento significativo en el uso de canales digitales para el comercio, lo que representa un crecimiento en 2020 del 52%, en comparación al mismo periodo del año anterior. Además de un crecimiento del 100,4% para julio de 2020, en comparación con el mismo periodo del año anterior, de acuerdo con los datos de la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones.
De acuerdo con Asobancaria, durante los primeros seis meses de 2020 las denuncias en Colombia por fraude aumentaron 59%, siendo los relacionados con portal bancario, PSE y banca móvil, los más utilizados. Esta cifra es reafirmada por el Centro Cibernético de la Policía Nacional, que señala que a finales del 2020 los cibercrímenes en el país habían aumentado en casi un 96%.
Esto no solo se vive en Colombia, cualquier empresa que acepta pagos en línea corre el riesgo de sufrir un fraude. Por ejemplo, tan sólo en Estados Unidos la Encuesta de Control y Fraude de Pagos de AFP de 2020 encontró que el 81% de las organizaciones fueron blanco de fraude de pagos en 2019. Asimismo, de acuerdo con Review 42, se prevé que el fraude con tarjeta no presente (CNP, por sus siglas en inglés) aumentará 14% para 2023 y las pérdidas esperadas para los minoristas ascenderán a 130 mil millones de dólares. Además, las transacciones en línea y sin tarjeta presente han aumentado durante la pandemia de la COVID-19; los expertos predicen que esta tendencia aumentará 21 por ciento en 2021 a nivel global.
En América Latina las compañías tienen la posibilidad de disponer de servicios empresariales de inteligencia artificial que proveen la infraestructura necesaria para protegerse de transacciones fraudulentas y ahorrar los grandes costos que esto genera. Una de las plataformas líderes es Vesta, que comenzó en 1995 como pionera en el procesamiento de transacciones de pago CNP totalmente garantizadas para la industria de las telecomunicaciones. Desde entonces ha ampliado su posición como líder en pagos digitales seguros.
Vesta es una plataforma que lucha contra el fraude a través del aprendizaje automatizado y sustentado en una trayectoria de 25 años de obtener datos globales en las redes móviles más grandes del mundo. Su gráfico de conocimiento de fraude patentado elabora conexiones en tiempo real entre 2 billones de puntos de datos para realizar una evaluación de riesgo precisa en menos de un segundo. Los modelos de Vesta son tan precisos que aprueban más de 97% de todas las transacciones y asumen el 100% del costo del fraude por cualquier transacción aprobada. Como resultado, Vesta reduce el costo del fraude a cero.
Otros datos clave:
Se proyecta que las pérdidas mundiales por fraude a través de comercio electrónico superarán los US$37.000 millones anuales a partir de 2024.
Los comercios minoristas a nivel mundial podrían perder 130.000 millones de dólares entre 2020 y 2023.