Un joven izquierdista, Gabriel Boric, y el defensor de la dictadura, José A. Kast, a segunda vuelta en Chile

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“Si Chile fue la cuna del neoliberal, también será su tumba”, fue una de las frases más destacadas del discurso de victoria de Gabriel Boric en las primarias de julio, que lo convirtieron en el candidato de la coalición entre el izquierdista Frente Amplio y el Partido Comunista.

Con apenas 35 años, el egresado -aunque no titulado- en Derecho de la Universidad de Chile busca convertirse en el más joven presidente electo del mayor productor mundial de cobre.

Para hacerlo, deberá vencer al candidato ultraconservador de derecha José Antonio Kast, apoyado por simpatizantes del fallecido dictador Augusto Pinochet, en una segunda vuelta el 19 de diciembre.

Boric tuvo que enfrentar ya algunos desafíos en su carrera electoral. Pese a lograr casi al límite inscribir las 35.000 firmas que avalaran su candidatura, venció holgadamente al popular alcalde capitalino Daniel Jade -del Partido Comunista- para ser la carta del conglomerado.

“No le tengan miedo a la juventud para cambiar este país”, dijo en su discurso al ganar la candidatura del bloque Apruebo Dignidad.

Con su candidatura a la silla del palacio de La Moneda quedó atrás su antigua imagen con desaliñada cabellera y muy poblada barba que le identificaron desde su época de presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.

Oriundo de Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, fue uno de los líderes de las protestas estudiantiles que estallaron en 2011 durante el primer gobierno de Sebastián Piñera en demanda de mejoras en la calidad en la educación y el avance a la gratuidad.

Pese a su convicción a avanzar en cambiar el modelo económico capitalista que ha regido en Chile en las últimas décadas, algunos de sus aliados no respaldan su tono conciliador.

Durante la campaña ha sido blanco de quienes consideran que tiene poca experiencia para la relevancia del cargo, lo que le ha llevado incluso a errores en el manejo de diversas cifras económicas.

“Para nosotros lo importante es que cuando yo cometa algún error respecto a las cifras vamos a tener un equipo que nos respalde”, dijo tras los cuestionamientos.

También ha sido criticado por el apoyo que ha dado el Partido Comunista al gobierno de Venezuela, pero el joven candidato ha marcado distancia llamando a que se respeten los derechos humanos.

El actual diputado fue duramente criticado por sus aliados por integrar y suscribir el “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución”, adoptado en noviembre de 2019 tras el estallido y que dio paso al proceso de reescritura de la Constitución, actualmente avanzando.

“Lo que sí estoy convencido en que para hacer política uno tiene que estar dispuesto a sentarse a dialogar, debatir con firmeza con quienes piensan diferente a uno, porque quedarse en la comodidad de hablar solo con quienes piensan igual a uno puede ser satisfactorio, pero no transforma la realidad”, dijo en una entrevista con el diario La Tercera a fines de 2019.

JP Morgan consideró en un informe que las posibilidades de que Boric sea derrotado son bajas y destacó la “moderación” que ha mostrado en algunos aspectos de su discurso.

La firma citó el ejemplo de Perú, donde el izquierdista Pedro Castillo, quien planteaba cambios radicales, se ha moderado tras su llegada al poder.

Pese a que en un momento levantó inquietud al afirmar que en su eventual gobierno se revisarían los tratados comerciales que ha suscrito el país, posteriormente su equipo dijo que no se haría de forma unilateral y se buscaría más bien “modernizarlos” al contexto actual y eliminar condiciones “desventajosas”.

Casi en la recta final de la campaña, Boric tuvo que suspender sus actividades por una semana y someterse a cuarentena al resultar positivo por Covid-19, lo que también perjudicó a otros tres candidatos que compartieron con él en un debate, aunque ninguno resultó infectado.

(Editado por Natalia Ramos y Carlos Serrano)

Yahoo Noticias Por Fabián Andrés Cambero Agencia Reuters Foto internet Reuters

EL RECUERDO DE PINOCHET

Con voz calma y un tono que parece hasta conciliador, el candidato ultraconservador chileno José Antonio Kast promete mano dura contra la delincuencia, habla de orden, reivindica la dictadura, promete crecimiento económico y un Estado eficiente. En momentos de incertidumbre, otorga certezas.

Y con esa estrategia, enarbolando la bandera de una derecha “sin complejos”, obtuvo la primera mayoría de los votos en las elecciones del domingo y peleará el balotaje contra el candidato de la izquierda Gabriel Boric, tal como preveían las encuestas electorales que él mismo tomaba con cautela.

Uno de los ejes de su campaña es la “reconstrucción”, el crecimiento económico y la “restauración” del orden en un país golpeado por el estallido social de octubre de 2019, que dio pie a una ola de masivas protestas sociales contra la desigualdad y por la posterior pandemia de coronavirus.

“Atrevámonos a soñar. Es la hora de la esperanza, la hora de la reconstrucción. A los que sacaron sus recursos de Chile, ojalá que los vuelvan a traer”, dijo por estos días en un encuentro de los candidatos presidenciales con empresarios.

Kast dice que es necesario fortalecer a los pequeños y medianos empresarios, asegura que defenderá el libre mercado y que combatirá la corrupción. “Aquí la derecha y la izquierda han usado al Estado como un botín”, dijo en esa misma oportunidad.

El candidato arremete contra las manifestaciones que, con mucha menos fuerza, siguen ocurriendo cada semana en el centro de Santiago y que suelen terminar en hechos de violencia; cuestiona el trabajo de la convención que redacta una nueva Constitución, critica a toda la clase política y dice que el Congreso es “un circo”.

También promete mano dura para enfrentar el conflicto indígena mapuche que sacude el sur del país, asegurando que es “terrorismo”. Se opone al aborto, que en Chile sólo se permite en ciertas causales, y levantó controversia cuando propuso hace poco la construcción de una “zanja” para frenar la inmigración ilegal.

“Cada vez que se produce un hecho de violencia en Santiago o La Araucanía, Kast sube un punto”, dice el analista político Cristóbal Bellolio, que plantea que la estrategia de Kast es convertirse en un líder derechista y superar recientes resultados electorales del sector, más allá de si gana o no en esta oportunidad.

Ya en 2017 llegó cuarto en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

El aspirante del pacto Frente Social Cristiano ha sido comparado con el brasileño Jair Bolsonaro y el estadounidense Donald Trump, pero él desestima esas comparaciones porque dice que la realidad de cada país es diferente.

“Nosotros queremos unir, queremos dialogar con todos, más allá del color político”, dijo ante los empresarios. “Soy una persona directa y franca, pero siempre soy respetuoso”, insistió.

Abogado de 55 años, casado, padre de nueve hijos y católico, Kast se preocupa de marcar distancia del impopular gobierno del centroderechista Sebastián Piñera, cuyo candidato Sebastián Sichel perdió fuerza viendo cómo emblemáticos miembros de su sector apoyaban al competitivo aspirante de la derecha dura.

Su hermano Michael fue ministro de Augusto Pinochet y él mismo reivindica el “legado económico” de la dictadura, a la que defiende sin ambigüedad. Antes de las elecciones de 2017 dijo que, de estar vivo, Pinochet votaría por él.

Fue militante y varias veces diputado por el partido derechista Unión Demócrata Independiente (UDI)- hoy en la coalición del gobierno de Piñera- al que renunció en 2016 para seguir su propio camino.

En Twitter, donde interactúa constantemente con su medio millón de seguidores, despliega parte de su estrategia: “Nos dicen intolerantes y extremos, porque hablamos con la verdad y decimos las cosas de frente. A diferencia de la izquierda, jamás hemos avalado la violencia”.

(Reporte de Natalia Ramos; editado por Fabián Cambero)

Yahoo Noticias Por Natalia A. Ramos Miranda Agencia Reuters Foto internet Reuters

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