Recién salida de un tumultuoso matrimonio, del que le quedaron dos hijos adolescentes, la colombiana de 44 años intentaba reinventarse en Estados Unidos. Pensó que el matrimonio falso con Roberto Colón, de 66 años, la ayudaría a convertirse en ciudadana americana más rápido. Y luego tal vez ella, científica de profesión en Colombia, podría conseguir un trabajo sólido en medicina en el sur de Florida y traer a sus hijos a vivir con ella, dijeron amigos y familiares después de la noticia de su muerte.
Colón está acusado de asesinar a Gómez Mulett y de enterrar su cuerpo en el patio trasero de su casa en Boynton Beach. La familia y amigos de Gomez Mulett, hablando por primera vez en entrevistas con el South Florida Sun Sentinel y El Sentinel del sur de Florida, desean dar a conocer una imagen más clara de su vida y sus sueños antes de que se los arrebataran al ser asesinada.
“Es realmente una pesadilla”, dijo Sandra Montes, quien es pariente familia política de Gómez Mulett. “Todavía no puedo creer que esto sea real, que esté sucediendo”.
Una forma de ayudar
No mucho antes del matrimonio, Gómez Mulett comenzó a cuidar a una anciana que estaba sufriendo Alzheimer en su residencia en Hialeah. Se conocieron en noviembre. La anciana era la madre de Colon.
Colon le ofreció ayudarla a obtener la ciudadanía a cambio de que ella cuidara de su anciana madre.
En algún momento de Navidad, Gladys Monagas, de 86 años, le propuso a su cuidadora conocer a su hijo. La mujer explicó que Roberto Colon era soltero y que podía ayudar a Gómez Mulett a conseguir sus papeles más rápido.
Y así, un martes en una sala de audiencias en Delray Beach, Gómez Mulett y Colón se casaron. Compartieron un beso parcial. Cimentaron su trato.
Este arreglo no iba a ser romántico, sino más bien una asociación comercial. Ella, dicen familiares y amistades, no quería tener nada que ver con él románticamente.
Gómez Mulett continuaría viviendo y cuidando a la madre de Colón en Hialeah y él, a cambio, permanecería en su casa de Boynton Beach y ayudaría a Gómez Mulett a conseguir sus papeles, dijo Margarita Arango, una amiga cercana del sur de Florida y confidente de Gómez. Mulett.
Pero Gómez Mulett sintió que Colón quería más, dijo Arango, que se cree que es una de las dos personas con las que Gómez Mulett compartió la noticia del matrimonio falso.
“Creo que quería una relación más formal”, dijo Arango. “Ella no quería nada con él. Ella le habló de los papeles. Y él estuvo de acuerdo, pero ella fue muy clara y le dijo que no quería tener ninguna relación de marido a mujer o íntima. Y él estuvo de acuerdo con eso“.
Mujer desaparecida
Un poco más de tres semanas después de su matrimonio en el tribunal, las llamadas telefónicas de control diario que hacía Gomez Mulett a sus seres más cercanos se detuvieron.
Una semana después de eso, la policía fue a la puerta de Colón preguntando dónde estaba Gómez Mulett. Colon dijo que no lo sabía.
Le preguntaron si podían registrar su casa y su teléfono, en el que para entonces ya habían sido borrados de los mensajes de texto, dijo la policía en los registros judiciales.
Los agentes ingresaron a la casa de Colón en Boynton Beach y encontraron sangre en la puerta principal. Registraron la casa recogiendo cosas como un zapato y un bolso. Luego pasaron al taller del garaje.
El taller tenía sangre en el piso, las paredes, una ventana e incluso en el techo, dicen los registros judiciales. Colón les dijo que había masacrado animales en el taller, dijo la policía. También sugirió que Gómez Mulett “debe estar nadando con los peces” [fras idiomática: haber sido asesinada], dijo la policía.
La policía dijo que mientras realizaban la búsqueda, Colón gritó: “Encuentra el cuerpo. Encuentra el cuerpo“.
Los agentes se llevaron siete sierras de mano y para metales y más de una docena de hojas de sierra de su taller de garaje, de acuerdo con una orden de registro devuelta. La policía también incautó martillos, fregonas y una palanca.
También se llevaron para realizar pruebas, bolsas de nueve galones que resultaron ser marihuana. Cuando los agentes salían de su casa, los registros dicen que Colón dijo: “Al menos no encontraste el cuerpo en mi casa”.
Días después, la policía de Boynton Beach recibió una pista. Una mujer les dijo que escuchó a Colón amenazar con estrangular y matar a Gómez Mulett y luego enterrarla en el patio trasero. La informante dijo que escuchó la amenaza en otra ocasión cuando anunció después de colgar el teléfono con Gomez Mulett que le gustaría matarla y enterrarla en el patio trasero.
El 5 de marzo, cinco semanas después de casarse, los restos de Gómez Mulett fueron descubiertos en el patio trasero de la casa de su esposo, un lugar en el que nunca vivió. Para Gómez Mulett, el sueño americano se convirtió en una pesadilla, dijo Montes.
Justo antes de que se llevaran a Colón de su casa, dijo la policía: “Hay una cosa que no pueden hacer. No pueden volver a armar a, cómo se llama, Humpty Dumpty, de nuevo“.
Colón está bajo vigilancia de suicidio en una cárcel del condado de Palm Beach. Ha sido acusado de asesinato en primer grado. Un juez ordenó que se someta a una evaluación de salud mental. La madre de Colón ha sido trasladada a un centro de vida asistida, dijo Montes.
En los últimos días, Colón se negó a comparecer ante el juez.
Un abogado de la Oficina del Defensor Público del Condado de Palm Beach, Stephen Arbuzow, se declaró inocente del cargo de asesinato en nombre de Colón. Arbuzow declinó hacer comentarios el miércoles.
Una pelea
Antes de su arresto, Colón le dijo a la policía que él y Gómez Mulett acordaron casarse el 26 de enero, solo unas semanas después de conocerse, pero que el trato se canceló porque no confiaba en ella y creía que ella le había robado miles de dólares a su madre. Aunque familiares y amistades niegan dichas acusaciones.
Arango, la amiga de Gómez Mulett, le dijo a la policía que la última vez que se supo de su amiga fue el 18 de febrero mientras conducía hacia el norte, a la casa de Colón, para devolver el auto que solía cuidar de la madre de Colón. Ella también quería terminar con el arreglo.
Arango dijo que trató de convencer a su amiga de que no condujera a Boynton Beach, diciendo que no debería ir sola si dejaba el auto. Dijo que le preocupaba que su amiga se quedara atrapada allí con el hombre con el que su amiga quería terminar.
Arango todavía estaba hablando por teléfono con Gómez Mulett cuando llegó a la casa de Colón.
Gomez Mulett le dijo que la llamaría enseguida, y antes de colgar el teléfono, Arango dijo que escuchó a su amiga decir: “Maggie, Maggie. ¡Roberto!”. Y eso, un silencio.
Pensando que se había desconectado la llamada, cortó y la volvió a llamar. Nada. Ella lo intentó nuevamente. Las llamadas se iban a la contestadora.
Horas más tarde, alguien llamó a la policía a menos de una milla de distancia para reportar un bolso ensangrentado, como el que llevaba Gómez Mulett, tirado a un lado de la carretera.
Dentro había un rosario roto con un crucifijo, similar al que usaba Gomez Mulett.
No está claro cuándo se permitirá que el cuerpo de Gómez Mulett sea trasladado fuera del país. No es probable que sus restos sean enviados de regreso a Colombia durante meses, dicen amigos y familiares. Ahora, estas mismas personas se preguntan si podrían haber hecho algo para evitar la muerte de Gómez Mulett.
Pedro Mulett, quien también vive en el sur de Florida, dijo que él y Gómez Mulett crecieron en el mismo lugar, Corozal, Sucre en el norte de Colombia, y ambos estudiaron en Barranquilla. Dijo que su prima soñaba con venir a Estados Unidos y trabajar en un banco de sangre. Dijo que habría intentado detener el matrimonio falso si hubiera sabido que lo iba a hacer.
“…si ella me lo hubiera contado yo nunca se lo hubiera permitido”, dijo el primo.
Montes dijo que Gómez Mulett le contó sobre la propuesta de la madre de Colón, pero nunca le dijo que cumplió con lo del matrimonio.
“Todavía no puedo creer esto”, dijo Montes.
Igualmente, esperan que su historia no se repita.
“María era una mujer profesional muy inteligente y muy muy [doble] carismática. Era muy creyente en Dios y era muy querida. Donde ella iba, las manifestaciones de afecto y solidaridad. Yo creo que lo que más le gustaba era compartir con su familia y dedicarle todo el tiempo que sea posible a Dios”, dijo recordándola su primo Pedro Mullet.
“Espero que se haga justicia y que esto no quede como una cifra más. Y que esto sirva para hacerle un llamado a las personas. Hay muchas personas que están en las mismas condiciones que nosotros [inmigración]. Uno no tiene que atemorizarse, no pueden dejarse intimidar por un desconocido ni tomar pasos apresurados”, agregó.
Yahoo Noticias Por Eileen Kelley, South Florida Sun Sentinel Tribune News Service en Español Fotos tomadas de internet
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