Rafael Nadal accedió a la final de Roland Garros como consecuencia del retiro obligado de Alexander Zverev, quien se torció el tobillo derecho justo antes de comenzar el tiebreak del segundo set.
En un partido con muchos altibajos y alternancias en el dominio del juego, Zverev comenzó mejor y consiguió un quiebre en el primer game. Nadal recuperó el break, pasó al frente por 5-4 y en el décimo juego contó con tres puntos de set que no pudo aprovechar.
En el tiebreak, el alemán ganó cinco puntos seguidos y quedó 6-2. Sin embargo, dilapidó cuatro set points consecutivos y el español finalmente capitalizó su sexta chance para quedarse con el primer parcial por 10-8.
En la segunda manga, cada uno logró quebrar el servicio del contrincante en cuatro oportunidades. Daba la sensación de que Rafa ya no tenía la velocidad de piernas que había mostrado en el inicio, pero un errático Sascha (ocho doble faltas y un total de 47 errores no forzados) no terminaba de imponerse.
Nuevamente el manacorí sacó a relucir su faceta de luchador para pasar de 3-5 a 5-5. Y a las tres horas y siete minutos de juego, cuando el encuentro se encaminaba hacia un nuevo tiebreak, el nacido en Hamburgo se dobló el tobillo derecho y debió abandonar.
Zverev se fue de la Philippe Chatrier en silla de ruedas y regresó en muletas. Se abrazó con Nadal y, visiblemente emocionado, se despidió del público parisino, que lo retribuyó con aplausos. Ahora, Rafa espera por el vencedor del duelo entre Marin Cilic y Casper Ruud para conocer a su rival del domingo.
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