Cómo es la participación femenina en la economía ilegal

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Un amplio número de mujeres enfrenta condiciones de pobreza y exclusión social que las empuja hacia las economías ilegales. La falta de empleos dignos y la ausencia de políticas públicas efectivas convierten al narcotráfico en una opción aparentemente viable.

  • Una investigación realizada por Jaime Andrés Wilches, docente-investigador del Politécnico Grancolombiano, muestra que las mujeres desempeñan roles fundamentales en todas las etapas de la cadena logística, desde la producción hasta la distribución y el lavado de dinero.
  • Uno de los hallazgos más alarmantes es que las mujeres son más propensas a ser capturadas y judicializadas. Más del 60% de la población femenina en las cárceles latinoamericanas está recluida por delitos no violentos relacionados con el narcotráfico.

Enero de 2025.

El narcotráfico, una de las problemáticas más arraigadas en Latinoamérica, no solo ha transformado la economía y las instituciones de la región, sino que también ha redefinido el papel de las mujeres en esta economía ilegal. Jaime Wilches, investigador del Politécnico Grancolombiano, junto con un equipo interinstitucional, se ha adentrado en este tema para analizar los roles de género y las brechas que perpetúan la participación femenina en esta industria.

Los hallazgos de la investigación son reveladores y preocupantes: el narcotráfico no solo aprovecha la ausencia del Estado y las profundas desigualdades de género para expandirse, sino que también se convierte en un sistema que amplifica las brechas.

La investigación analizó cómo esta economía ilegal se presenta como una “alternativa” para mujeres que enfrentan condiciones extremas de pobreza y exclusión social, pero a un alto costo. Las mujeres quedan atrapadas en roles que las exponen a mayores riesgos, mientras perpetúan su vulnerabilidad y refuerzan su subordinación dentro de estas estructuras.

¿Por qué las mujeres ingresan al narcotráfico?

Según el estudio, las mujeres enfrentan condiciones de pobreza y exclusión social que las empujan hacia las economías ilegales. Por cada 100 hombres en situación de pobreza, hay 117 mujeres en las mismas condiciones. La falta de empleos dignos y la ausencia de políticas públicas efectivas convierten al narcotráfico en una opción aparentemente viable. Wilches y su equipo identificaron tres factores clave:

1.          El narcotráfico como “empleador”: El narcotráfico ha sabido capitalizar las brechas generadas por la exclusión social y la falta de oportunidades en el mercado laboral formal, presentándose como una alternativa viable. Esta economía ilegal actúa como un proveedor de empleo, ofreciendo una aparente estabilidad económica. Sin embargo, lejos de cerrar las brechas de género, estas organizaciones perpetúan roles que colocan a las mujeres en oficios de alto riesgo y baja protección. Sin embargo, estos roles también las colocan en una posición vulnerable frente a las fuerzas del orden.

2.          Desmitificación de los roles femeninos en el narcotráfico: La televisión y los medios han reducido la participación de las mujeres en el narcotráfico a una visión sexualizada o secundaria. No obstante, la investigación muestra que ellas desempeñan roles fundamentales en todas las etapas de la cadena logística, desde la producción hasta la distribución y el lavado de dinero. Sin embargo, estos roles también las colocan en una posición vulnerable frente a las fuerzas del orden.

3.          Mayor exposición y judicialización de las mujeres: Uno de los hallazgos más alarmantes es que las mujeres son más propensas a ser capturadas y judicializadas en comparación con los hombres. Según datos del Ministerio de Justicia y la Organización de Justicia, más del 60% de la población femenina en las cárceles latinoamericanas está recluida por delitos no violentos relacionados con el narcotráfico. Las mujeres suelen ocupar roles visibles y de mayor exposición, lo que facilita su detención en operativos; por el contrario, los hombres logran mantenerse en posiciones más encubiertas dentro de estas organizaciones, dificultando su captura.

Una solución que va más allá de la persecución

El narcotráfico ofrece una estabilidad que el Estado no ha logrado garantizar, pero perpetúa las desigualdades y expone a las mujeres a escenarios de violencia y discriminación. Wilches enfatiza que la solución no radica solo en fortalecer la acción judicial, sino en desarrollar políticas públicas que garanticen igualdad de oportunidades en el ámbito laboral, especialmente en regiones donde la presencia estatal es mínima.

“El narcotráfico es un reflejo de la ausencia del Estado y de un sistema que sigue relegando a las mujeres a la pobreza y la exclusión”, señala el investigador del Politécnico Grancolombiano. “Es urgente que las instituciones trabajen en conjunto para ofrecer alternativas legales y justas que realmente transformen estas realidades”.

El estudio resalta que las mujeres no solo buscan ingresos en el narcotráfico; también luchan por obtener un lugar en una economía que las margina. Sin embargo, este camino trae consigo grandes riesgos, perpetuando un ciclo de pobreza, violencia y desigualdad.