Entre los factores que disminuyen la probabilidad de tener un producto financiero, se encuentran ser mujer (14%), pobreza extrema (24%), y ser afrocolombiano (11%).
Al no acceder fácilmente a productos financieros, las mujeres, tienen preferencia por mecanismos informales de ahorro, como alcancías (55%) y cadenas (45%).
Quienes deseen consultar el informe ‘Inclusión financiera de las mujeres en la ruralidad del Valle del Cauca’, pueden ingresar al siguiente enlace:
Santiago de Cali, enero de 2025.
Las mujeres rurales siguen enfrentando barreras para acceder a diversos productos financieros en la región. De acuerdo con la cuarta edición del Índice de inclusión financiera, desarrollado por Credicorp (2024) en ocho países de Latinoamérica, existe una mayor proporción de hombres (32%) en el nivel alcanzado de inclusión financiera comparado a las mujeres (24%). La desconfianza, complejidad de procesos, estereotipos e ingresos insuficientes, obstaculizan el acceso de las mujeres a los servicios bancarizados.
Según Asobancaria (2023), los segmentos poblacionales de bajos ingresos, con menor nivel educativo, que desarrollan actividades económicas altamente informales, las personas de la tercera edad y las mujeres son los grupos con un mayor índice de exclusión en el sector financiero en América Latina. De acuerdo con Banca de las Oportunidades (2023), en el caso colombiano se ha podido identificar que el nivel de ingreso se constituye como un claro determinante del acceso y uso de los productos financieros; dichos indicadores son superiores en las zonas con mayor actividad económica, donde la región pacífica del país, por ejemplo, es la zona más rezagada en los diferentes indicadores estudiados.
Esta problemática, requiere ser abordada mediante el diseño e implementación de soluciones que, desde una perspectiva integral, contemplen no sólo la igualdad de género, sino también las condiciones socioeconómicas que afectan a las mujeres. En respuesta a lo anterior, la Fundación WWB Colombia ha desarrollado el informe ‘Inclusión financiera de las mujeres en la ruralidad del Valle del Cauca’, el cual se basó en 258 encuestas realizadas en diversos municipios como Palmira, Buenaventura, Tuluá, Buga, Sevilla y Florida.
En este informe se evidenció que entre los factores que disminuyen la probabilidad de tener un producto financiero, se encuentran ser mujer (14%), pobreza extrema (24%), y ser afrocolombiano (11%). Al no acceder fácilmente a productos financieros, las mujeres tienen preferencia por mecanismos informales de ahorro, como alcancías (55%) y cadenas de ahorro (45%). Igualmente, las mujeres tienden a tener cuentas a nombre de terceros, lo que les dificulta tener un historial crediticio y acceder a productos financieros formales.
Un participante entrevistado en Buenaventura, señaló: “nosotros hemos confundido la palabra ahorrar. Ahorrar es cuando tiene cómo suplir otras necesidades, porque nadie puede ahorrar con hambre. Acá es duro ahorrar porque la gente vive de lo que gana a diario”.
Para Soraya Husain, directora de Investigación de la Fundación WWB Colombia, “este tipo de investigaciones son fundamentales para reducir las brechas de desigualdad que afectan a las mujeres y promover su participación en el desarrollo económico, pues permiten establecer la relación que existe entre el acceso y uso de productos y servicios financieros en la ruralidad, con la participación en el trabajo productivo y reproductivo. Además, permiten evidenciar también la diversidad de realidades que existen, al tener una visión interseccional y hablar desde las realidades de las personas”.
Aunque en los años recientes en Colombia se ha incrementado el número de personas con acceso a cuentas de ahorro y créditos, existen aún brechas significativas en términos de acceso y uso. En zonas rurales, solo el 55,6% de la población tiene cuenta de ahorro y el 8% tarjetas de crédito, mientras que en las zonas urbanas del país, la tarjeta de crédito y el crédito de consumo fueron los productos de mayor adquisición con un crecimiento de 1 y 1.8 puntos porcentuales. El acceso a este tipo de productos se reduce cuando se habla de mujeres, con brechas de hasta 6,7 puntos porcentuales en relación con los hombres (Banca de las Oportunidades, 2023).
“Es muy importante hablar de las mujeres en la ruralidad, ya que son ellas en los territorios quienes están cuidando y sosteniendo la vida. Las mujeres en las zonas rurales han tejido redes de apoyo y de conocimiento ancestral que han permitido que las demás personas en el territorio seamos capaces de sobrevivir. Solo con el trabajo de las mujeres y los hombres en la ruralidad, es que las ciudades pueden sostener sus ritmos de vida. Queremos hacer un gran llamado a todas las organizaciones para que dentro de nuestros planes, investigaciones y proyectos, incorporemos a las mujeres rurales para que ellas también puedan vivir una ciudadanía libre”, afirmó Natalia Escobar, directora de Proyectos del Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM).
El informe de la Fundación arrojó que el 63% de los hogares analizados tienen ganancias entre COP $500.000 y $2’000.000, donde las actividades económicas rurales en su mayoría son inestables; un 23% se encuentran debajo de la línea de pobreza monetaria; y un 15% en pobreza monetaria extrema, asumiendo los hombres la jefatura del hogar en un mayor porcentaje (67%) en comparación con las mujeres (44%).
Una mujer entrevistada en Sevilla, indicó: “en el caso de uno, uno lo piensa mucho para sacar un crédito, porque usted tiene que pagar mensualmente, y si se tiene alguna dificultad y no puede pagar esa cuota, de una vez lo van a reportar en Datacrédito y va a quedar usted con esa sanción ahí. Muchas veces uno no tiene los recursos suficientes para cumplir con ese pago”.
Para Claudia del Pilar Rodríguez, coordinadora del Programa Familias Cafeteras con Equidad de Género y Empalme Generacional de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia: “en este informe, llama la atención cómo las mujeres, la población en pobreza extrema y los afrocolombianos tienen menos probabilidades de acceder a productos financieros, frente a lo que ocurre con los hombres. Hay un camino largo por recorrer en la manera como se logra la inclusión de este tipo de poblaciones, especialmente de las mujeres, a los productos financieros, ya que sabemos que si logran acceder a estos, ellas puedan superar las líneas de pobreza, acceder a recursos y desarrollar sus proyectos productivos y emprendimientos. Es relevante la inclusión financiera de las mujeres, ya que es una forma de llevarle bienestar a sus familias, así como de llevar el desarrollo a las comunidades rurales”.
La investigación destaca la importancia de abordar estas desigualdades desde un enfoque integral, que contemple no solo la inclusión financiera, sino también la educación financiera y el acceso a productos financieros adaptados a las necesidades de la población rural. Esto es crucial para mejorar las oportunidades económicas de las mujeres y promover su empoderamiento.
Es fundamental, además, aproximarse a la inclusión financiera desde una perspectiva de género, por lo que es vital reconocer que las mujeres enfrentan desigualdades económicas y sociales estructurales.
Quienes deseen consultar el informe ‘Inclusión financiera de las mujeres en la ruralidad del Valle del Cauca’, pueden ingresar al siguiente enlace: https://www.fundacionwwbcolombia.org/wp-content/uploads/2024/09/3-Inclusion-financiera-de-las-mujeres-en-la-ruralidad-del-Valle-del-Cauca-16sep24_.pdf