Seguridad social en Colombia: no todo es color rosa pero hay avances

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Bogotá, abril, 2025. Colombia debate activamente las reformas a su Sistema de Seguridad Social y también celebra la Semana Internacional relacionada con el tema, un espacio importante para reflexionar sobre los logros, desafíos y mirar hacia las tendencias globales en este campo de la vida laboral y prestacional.

La conmemoración, establecida por ley en honor a la entrada en vigencia del convenio 102 de la OIT, busca crear una cultura informada sobre los derechos y deberes en seguridad social entre los colombianos.

El camino recorrido por el sistema de seguridad social ha sido notable. Desde la Constitución de 1991 y la Ley 100 de 1993, Colombia dio un salto importante. La reforma de salud, en particular, fue una respuesta integral a problemas de baja cobertura, ineficiencia e inequidad del sistema vigente.

La cobertura en salud pasó de un 24% en 1993 a un impresionante 97% en 2022, acercándose cada vez más a garantizar que todos los colombianos tengan acceso a la protección financiera y a los servicios de salud que necesitan, tal como lo consagra la Constitución.   

Pero no todo ha sido un camino de resultados esperados. Mientras la salud avanzaba, la protección para los adultos mayores en el ámbito pensional aún tiene brechas por resolver. A pesar de tener un gasto público en pensiones bajo comparado con muchos países de la OCDE, la baja cobertura del sistema contributivo deja a una gran parte de la población mayor dependiendo de ayudas del gobierno o de sus familias. Tenemos muchos afiliados, pero solo una pequeña fracción logra pensionarse, menor al 30%.   

En cuanto a los riesgos laborales, el sistema demostró ser robusto incluso durante la pandemia, protegiendo a los trabajadores formales. Sin embargo, queda el gran desafío de cómo asegurar a ese más del 50% de colombianos en la informalidad y cómo responder a las nuevas formas de trabajo, como el trabajo remoto.   

De manera comparada, el país tiene indicadores de salud que se acercan a los promedios de la OCDE, pero se debe poner especial atención en reducir la mortalidad evitable y aumentar el personal de enfermería. En pensiones, las brechas son más amplias, reflejando la urgente necesidad de fortalecer la protección para la vejez.   

Internacionalmente, los desafíos que enfrenta el sistema no son únicos. Países de la OCDE luchan por equilibrar las finanzas públicas con la necesidad de proteger a poblaciones que viven más años, con sistemas de salud más costosos y un mercado laboral cambiante. La tendencia global apunta a aumentar la edad de jubilación y buscar nuevas fórmulas para garantizar las mesadas y fomentar el ahorro individual. La pobreza en la vejez, tristemente, es una preocupación compartida. 

De estas experiencias internacionales de países de la OCDE, se han sugerido ideas como los fondos de reserva de pensiones de los países nórdicos, la cercanía de los servicios de salud de Francia en zonas rurales, o las pensiones básicas de Corea del Sur para combatir la pobreza en la vejez, son ejemplos valiosos. La experiencia de Alemania muestra que premiar la calidad en la atención médica puede ser más eficiente que solo enfocarse en la cantidad y el costo. Y la universalización de medicamentos, como han logrado Canadá y Chile, orienta a buscar cómo cerrar esa última brecha de cobertura sin poner en riesgo la sostenibilidad.   

En definitiva, el camino hacia un sistema de seguridad social que verdaderamente cuide y proteja a toda la población es un desafío global que requiere el compromiso y la acción conjunta de gobierno, empresas y ciudadanos. La Semana Internacional de la Seguridad Social recuerda la importancia y necesidad de que el trabajo es conjunto por un futuro con mayor bienestar y seguridad para todos.