Las lluvias mortales en Colombia y Venezuela ponen de relieve la necesidad de más investigación

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Los resultados poco claros de un estudio sobre las lluvias torrenciales que provocaron un corrimiento de tierras mortal en Colombia e inundaciones en Venezuela reflejan una “injusticia científica” entre países ricos y pobres, según advierten los científicos.

El rápido análisis realizado por World Weather Attribution no encontró pruebas claras de que el cambio climático influyera en estos aguaceros. Pero los investigadores subrayan que la elevada incertidumbre de los resultados no permite descartar la posibilidad de lluvias más intensas. Como muchos países del Sur Global, Colombia y Venezuela son muy vulnerables al cambio climático, pero sus complejos climas tropicales están muy poco estudiados.

“Uno de los principales objetivos de World Weather Attribution es mejorar la comprensión de los fenómenos meteorológicos extremos en los países del Sur”, explica Mariam Zachariah, investigadora asociada del Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres.

No tenemos una buena comprensión de cómo les afecta el cambio climático.

Muchos tienen climas tropicales, que son intrínsecamente difíciles de estudiar: una combinación de montañas, costas, selvas tropicales y sistemas meteorológicos complejos significa que las precipitaciones son variadas, intensas y difíciles de captar en los modelos climáticos.

“Por desgracia, muchos países con climas tropicales tienen una capacidad limitada para hacer ciencia climática, lo que significa que no tenemos una buena comprensión de cómo se están viendo afectados por el cambio climático”.

¿Empeoró el cambio climático las lluvias torrenciales en Colombia y Venezuela?

A finales de junio, intensas lluvias azotaron Colombia y Venezuela, provocando inundaciones generalizadas y corrimientos de tierra mortales. Cerca de Medellín, en Colombia, un corrimiento de tierras sepultó viviendas y mató a 27 personas. En Venezuela, el desbordamiento de los ríos arruinó viviendas, arrasó cultivos y desplazó a miles de personas.

Para intentar determinar el papel del cambio climático en estas lluvias torrenciales, los científicos analizaron las precipitaciones en dos regiones: los Andes colombianos y los Llanos venezolanos.

Los datos históricos mostraban que ninguno de los dos fenómenos era especialmente raro. En el clima actual, con un calentamiento de 1,3°C, los tres meses de precipitaciones en Colombia pueden esperarse cada diez años por término medio, mientras que en Venezuela pueden esperarse rachas similares de cinco días de fuertes lluvias cada tres años.

El estudio también constató una tendencia a la desecación de las precipitaciones estacionales en Colombia, que ahora son un 12% menos probables y menos intensas, mientras que la probabilidad de fuertes lluvias en Venezuela era un 9% menor. Los modelos climáticos también mostraban una tendencia a la desecación en Colombia, pero era menos clara en Venezuela.

La gente permanece donde una vez estuvieron sus casas después de que un deslizamiento de tierra mortal fuera provocado por fuertes lluvias en Bello, estado de Antioquia
La gente permanece donde una vez estuvieron sus casas después de que un deslizamiento de tierra mortal fuera provocado por fuertes lluvias en Bello, estado de Antioquia – AP Photo/Fredy Amariles

Los conjuntos de datos globales y los modelos examinados por los investigadores presentaban grandes incertidumbres. Tanto Colombia como Venezuela tienen climas tropicales complejos, y afirman que no debe descartarse la posibilidad de lluvias más intensas. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático prevé una serie de cambios en las precipitaciones de la región, pero esa predicción también es poco fiable.

¿Por qué los estudios de atribución meteorológica en el Sur Global no suelen ser concluyentes?

Según World Weather Attribution, los estudios sobre las precipitaciones en los países del Sur Global se caracterizan por una elevada incertidumbre. El Dr. Zachariah señala otro estudio reciente sobre inundaciones mortales en la República Democrática del Congo a principios de este año, que tampoco arrojó resultados concluyentes. La RDC es un país en desarrollo de clima tropical.

Históricamente, la climatología se ha centrado en los países más ricos, por lo que los conjuntos de datos y los modelos son menos precisos para lugares como éste. América Latina es una de las regiones menos estudiadas del mundo: este análisis es el primer estudio de atribución sobre un fenómeno meteorológico en Venezuela y sólo el tercero sobre Colombia.

La gente camina por las calles inundadas de Kinshasa, República Democrática del Congo, el domingo 6 de abril de 2025.
La gente camina por las calles inundadas de Kinshasa, República Democrática del Congo, el domingo 6 de abril de 2025. – AP Photo/Samy Ntumba Shambuyi

“Una vez más, hemos estudiado un fenómeno pluviométrico extremo en un país del Sur Global y hemos obtenido resultados poco claros”, explica Joyce Kimutai, investigadora asociada del Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres. “Esto es una injusticia científica”.

La doctora Kimutai subraya que los países ricos, que son los que más han contribuido al calentamiento global, pueden invertir en investigación para entender cómo les afectará el cambio de los fenómenos meteorológicos extremos. Los países pobres, que han contribuido menos pero son los más vulnerables, disponen de fondos limitados para la investigación climática.

“Esto reduce su capacidad para entender lo que puede traer el futuro y cómo deben prepararse”. Añade que América Latina, el Caribe y África necesitan más estudios de atribución de fenómenos meteorológicos extremos. Pero los conjuntos de datos globales y los modelos climáticos que utilizan para estos estudios suelen tener un rendimiento deficiente en estas regiones. “Invertir en estaciones meteorológicas y en ciencia climática ayudará. Ese dinero debería venir de los países ricos”.

Más ciencia salvará vidas

Aunque los corrimientos de tierra y las inundaciones repentinas son frecuentes en ambos países, la expansión de comunidades informales en las laderas de las montañas está aumentando el riesgo de catástrofes, destaca el estudio.

Y, aunque el corrimiento de tierras de Colombia no fue extremo en términos históricos, causó una importante pérdida de vidas humanas. Los investigadores afirman que muchas de las personas que viven en estas zonas se han visto desplazadas por catástrofes o conflictos pasados y se están acercando a las ciudades en busca de mejores oportunidades laborales. Los expertos añaden que los esfuerzos de adaptación, como los sistemas de alerta temprana y la conservación de los bosques, pueden ser formas rentables de reducir los riesgos.

“El clima extremo no cesa en Colombia y Venezuela. Un año nos enfrentamos a devastadoras inundaciones repentinas; al siguiente, a graves sequías e incendios forestales”, afirma la profesora Paola A. Arias, catedrática de la Universidad de Antioquia (Colombia).

No hace falta mucho para que un fenómeno meteorológico se convierta en un desastre porque muchas personas ya son vulnerables.

“No hace falta mucho para que un fenómeno meteorológico se convierta en una catástrofe porque muchas personas ya son vulnerables. Los aguaceros de finales de junio no fueron especialmente inusuales, pero aun así provocaron un corrimiento de tierras que mató a 27 personas”.

El profesor Arias añade que, aunque no está claro si el cambio climático aumentó las precipitaciones en este caso, es casi seguro que está incrementando el riesgo de sequía, olas de calor e incendios forestales en ambos países. “Necesitamos urgentemente más inversión en climatología para comprender los riesgos cambiantes y prepararnos para lo que nos espera. Más ciencia salvará vidas”.

Rosie Frost

Yahoo Noticias Euronews.