¿El fin de los tratamientos innecesarios para el cáncer de próstata?

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No todos los cánceres de próstata requieren tratamiento inmediato. Con diagnóstico de precisión, es posible vigilar en lugar de intervenir.

La resonancia multiparamétrica y las pruebas moleculares están cambiando la forma en que se evalúa el riesgo en cada paciente.

Tecnologías avanzadas de imagen permiten iniciar programas teranósticos: diagnosticar y tratar al mismo tiempo.

Bogotá, julio de 2025. Durante años, la detección del cáncer de próstata ha estado rodeada de dudas.

¿Es confiable el examen físico del tacto rectal?

¿Qué hacer si el PSA sale elevado?

¿Es cierto que muchos hombres se someten a tratamientos innecesarios?

La buena noticia es que la medicina ha avanzado, y hoy es posible saber con mayor claridad qué está ocurriendo en la próstata… sin tener que adivinar.

El cáncer de próstata es el cáncer más común entre los hombres en América Latina, con aproximadamente 413,000 nuevos casos en 2020 y 85,000 muertes en la región.

La tasa de incidencia en América Latina y el Caribe es de aproximadamente 56.4 por cada 100,000 hombres, siendo una de las más altas del mundo.

En un análisis de 7 países de América Latina, cerca del 25% de los pacientes con cáncer de próstata de bajo riesgo que podrían haberse beneficiado de la vigilancia activa fueron sometidos a prostatectomía radical o radioterapia.

Uno de los mayores avances es el uso de la resonancia magnética multiparamétrica, que permite observar la próstata en detalle y detectar lesiones sospechosas incluso cuando los exámenes convencionales no muestran alteraciones. Esta tecnología ofrece información más precisa sobre la localización, el tamaño y la agresividad potencial del tumor, ayudando a definir si es necesario actuar de inmediato o si el paciente puede seguir en vigilancia activa sin intervenciones.

“Hoy no se trata solo de encontrar el cáncer, sino de comprender su comportamiento. Hay tumores que no necesitan tratarse de inmediato, y otros que sí requieren actuar con rapidez. Por eso es tan importante contar con información confiable desde el principio”, explica Edisson Cala, Médico Nuclear y Gerente de Imagen Molecular y Asuntos Oncológicos en Siemens Healthineers.

También hay avances importantes en los análisis de sangre, especialmente en torno al antígeno prostático específico (PSA). Si bien esta ha sido la herramienta de tamizaje más utilizada, hoy existen versiones más sofisticadas como el PSA libre/total que pueden diferenciar entre cáncer y condiciones benignas como la hiperplasia prostática, reduciendo el número de biopsias innecesarias y mejorando la toma de decisiones clínicas, permitiendo identificar qué pacientes realmente necesitan intervención y cuáles pueden beneficiarse de un seguimiento menos invasivo.²

Pero el verdadero salto en precisión ha llegado con las tecnologías de imagen molecular, que permiten detectar el cáncer a nivel celular y evaluar si se ha extendido fuera del tejido prostático. Este tipo de imagen combina radiotrazadores específicos, como es la prueba de imagen conocida como tomografía por emisión de positrones con antígeno prostático específico de membrana (PET con PSMA) – el cual tiene una alta sensibilidad para localizar pequeñas lesiones que podrían pasar desapercibidas con otras técnicas de imagen.

Este nivel de detalle ha dado paso a una estrategia cada vez más utilizada en oncología: el enfoque teranóstico. Esta metodología consiste en utilizar el mismo objetivo molecular tanto para diagnosticar como para tratar el cáncer. Por ejemplo, si una molécula marcada con un radiofármaco se adhiere a las células tumorales y permite verlas en la imagen, esa misma molécula puede ser utilizada con una carga terapéutica para destruir el tumor. De esta manera, el médico no solo localiza con exactitud el cáncer, sino que puede iniciar un tratamiento personalizado basado en esa misma diana molecular.

“El enfoque teranóstico está transformando la medicina nuclear en el manejo del cáncer de próstata. No solo mejora la precisión diagnóstica, sino que abre la puerta a terapias dirigidas altamente eficaces, con menos efectos secundarios y mejores resultados para el paciente”, añade Cala.

El futuro del cáncer de próstata ya no se trata únicamente de intervenir, sino de intervenir bien: con diagnóstico preciso, información confiable y tratamiento personalizado. Evitar procedimientos innecesarios no es solo un alivio para los pacientes, sino un gran paso hacia una medicina más humana y eficiente.