Mujeres rurales promueven 66 políticas públicas para transformar sus territorios

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En Colombia, las mujeres de la ruralidad transforman sus territorios: seis años de liderazgo colectivo con el apoyo del proyecto Voz y Liderazgo de las Mujeres.

Durante seis años, alrededor de 23.000 personas participaron en procesos liderados por organizaciones de mujeres rurales que fortalecieron su rol como agentes de cambio y lograron incidir en más de 66 leyes y políticas públicas.

En zonas históricamente golpeadas por el conflicto armado, el abandono estatal y la desigualdad, cientos de mujeres han demostrado que cuando se fortalecen sus voces y liderazgos, se transforma la vida en los territorios.

Durante seis años, el proyecto Voz y Liderazgo de las Mujeres – Colombia, implementado por Oxfam con apoyo del Gobierno de Canadá, acompañó a 19 organizaciones de mujeres en Cauca, Chocó, Nariño, Putumayo y Valle del Cauca para impulsar procesos de cambio social desde lo local.

Gracias a este trabajo colectivo, las lideresas fortalecieron sus organizaciones y establecieron nuevas alianzas; ocupan ahora más espacios de participación y llevan más propuestas por los derechos de las mujeres a escenarios locales, regionales y nacionales.

Han lograron incidir en más de 66 políticas públicas, y participaron en más de 130 espacios de diálogo con entidades de gobierno para posicionar y defender propuestas relacionadas con la prevención de las violencias basadas en género, la participación política, la soberanía alimentaria, la defensa del territorio, los derechos ambientales y culturales. Hoy sus propuestas están vivas y son parte de los planes de desarrollo, leyes, decretos y fondos públicos.

Implementaron prácticas que mejoraron su planificación, toma de decisiones al interior de sus organizaciones, gestión financiera, resolución de conflictos, autocuidado, comunicación y participación. Por tanto, definieron con mayor claridad sus roles, aumentaron su compromiso, impulsaron la participación de personas jóvenes, facilitaron el intercambio intergeneracional en estos procesos, obtuvieron mayor impacto en sus territorios y lograron expandir su trabajo a otras comunidades.

Sin duda el conjunto de estos resultados condujo a una mayor sostenibilidad de las organizaciones, es decir, que la mayoría de ellas aumentaron y diversificaron sus recursos e implementaron prácticas que les permiten perdurar en el tiempo.

Otro logro importante del proyecto Voz y Liderazgo de las Mujeres – Colombia ha sido el fortalecimiento del liderazgo de las mujeres en sus comunidades. Las participantes ganaron confianza en sí mismas, se empoderaron y empoderaron a otras para avanzar en la promoción de sus derechos. Hoy, muchas de ellas son reconocidas como lideresas en sus territorios y participan en espacios donde antes no eran escuchadas, ya sea porque estaban liderados principalmente por hombres o porque otras organizaciones tenían mayor visibilidad.

Todo esto fue posible poniendo en marcha tres estrategias principales: apoyo económico directo a las organizaciones, fortalecimiento de sus capacidades organizativas y promoción de alianzas para sostener estos procesos en el tiempo.

Se llevaron a cabo dos diplomados en participación e incidencia política para mujeres rurales, en alianza con el Instituto de Estudios Interculturales de la Universidad Javeriana de Cali, en el que lideresas de 42 organizaciones mujeres de todo el país, fortalecieron sus conocimientos sobre derechos, comprendieron mejor las obligaciones de las instituciones y su rol como ciudadanas, ganaron más confianza para posicionar sus propuestas en espacios de poder. 

Este aprendizaje se tradujo en mayor claridad sobre la ruta y los temas estratégicos para influir en decisiones públicas, como por ejemplo la gobernanza ambiental y el acceso a la tierra para las mujeres.

Los cambios también se reflejan en las leyes, las acciones de las organizaciones contribuyeron en la modificación de la Ley de Mujer Rural y la puesta en marcha del Fondo de Fomento para las Mujeres Rurales (Fommur), que permite que las mujeres rurales tengan acceso a financiamiento para sus actividades productivas; a la creación del Sistema Nacional de Cuidado y los Sistemas Territoriales de Cuidado, y a la inclusión de propuestas en el Plan Nacional y Planes Municipales de Desarrollo.

Esto demuestra que las mujeres rurales no solo están cambiando sus realidades locales, sino también las reglas del juego en el país.

El trabajo que realizan estas lideresas y defensoras de derechos humanos implica hacer frente a riesgos que pueden afectar su seguridad. Ocho organizaciones realizaron un análisis más profundo y consensuaron acciones para protegerse individual y colectivamente.

Aunque los retos persisten, como la violencia, la injerencia de los grupos armados, la ausencia del Estado en muchas regiones y las múltiples discriminaciones que enfrentan por su origen y condición social, las mujeres rurales han demostrado que juntas pueden defender la vida, abrir espacios para nuevas generaciones y sembrar futuro.

Este cierre de ciclo no es un final, sino una nueva etapa. Las voces de las mujeres campesinas, afrodescendientes e indígenas hoy suenan más fuerte que nunca, reclamando con dignidad una Colombia más justa, igualitaria y en paz.