Cinco millones de hogares usan las motocicletas para poder movilizarse

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En Colombia, donde las motos impulsan la economía y la inclusión, la seguridad vial se convierte en prioridad compartida. La industria continúa fortaleciendo su aporte con inversiones superiores al millón de dólares, orientadas a transformar la movilidad y salvar vidas.

Celebramos que en Colombia opera una de las primeras plantas de producción con certificación europea R78 para sistemas de frenos en motocicletas, un logro que refleja el compromiso del sector con la seguridad vial.

  • Campañas de seguridad vial de la industria como “El destino es volver”, han tenido más de 5 millones de visualizaciones e impactado a más de 100 mil motociclistas.

Bogotá, noviembre, 2025. En Colombia, más de 5 millones de hogares usan las motocicletas para poder movilizarse, trabajar y acceder a servicios básicos.

En zonas urbanas como Bogotá o Medellín, cerca del 10% al 20% de los desplazamientos diarios se hacen en moto, cifra que se eleva por encima del 50% en ciudades intermedias y zonas rurales. Lejos de ser simplemente un vehículo, la moto es símbolo de autonomía, inclusión social y movilidad para millones de colombianos.

Son 13 millones de colombianos quienes día a día se suben a una motocicleta para transformar sus vidas. Esta realidad convierte a esta industria en un actor económico clave, con un crecimiento sostenido que ya supera el 35% en matrículas nuevas. Pero este crecimiento viene acompañado de una responsabilidad aún mayor en materia de seguridad vial.

Enfrentarlo exige un enfoque integral que supere la confrontación, invite a la corresponsabilidad y promueva decisiones basadas en evidencia.

La urgencia es evidente: según el Observatorio Nacional de Seguridad Vial (ONSV), los motociclistas son hoy los actores más afectados, representando el 63% de todos los fallecidos en siniestros viales. Este dato subraya la necesidad de que autoridades, usuarios, industria y sociedad concentren esfuerzos en proteger su vida e integridad.

El compromiso de la industria con la seguridad vial

La industria de motocicletas ha dado pasos importantes para fortalecer la prevención y la educación vial. En los últimos tres años, el sector ha invertido más de 1.2 millones de dólares en programas de formación, campañas y acciones orientadas a salvar vidas en las vías. Para 2026, se proyecta destinar 300 mil dólares adicionales, ampliando el alcance y la continuidad de estas iniciativas.

A estas cifras se suman las importantes inversiones realizadas por la industria en el desarrollo de nuevos productos con mayores estándares de seguridad, implementados incluso de manera anticipada.

Entre ellos se destacan las llantas certificadas, las luces siempre encendidas y la incorporación de frenos avanzados en el 100% de las motocicletas ensambladas en el país. Además, la Cámara de la Industria de Motocicletas de la ANDI celebra que en Colombia opera una de las primeras plantas de producción con certificación europea R78 para sistemas de frenos en motocicletas, un logro que refleja el compromiso del sector con la seguridad vial.

“El cuidado y protección de la vida es nuestra prioridad número uno”, afirma Iván García, director de la Cámara de la Industria de Motocicletas de la Andi.

“Como industria, reconocemos que, en un sistema seguro, todos los actores tienen una corresponsabilidad, por lo que seguiremos impulsando acciones que contribuyan a una movilidad más segura para todos”.

El sector trabaja de manera articulada con ensambladoras, proveedores, autoridades y comunidades en campañas nacionales de seguridad vial. Un ejemplo es la campaña de seguridad vial “El destino es volver”, que ya supera los 5 millones de visualizaciones y ha llegado a más de 100 mil motociclistas con un mensaje claro: que cada viaje en moto termine con un regreso seguro a casa.

La apuesta no se limita a comercializar motocicletas, sino a formar, acompañar y proteger a quienes las utilizan.

Un compromiso colectivo más allá de las normas y cifras

La verdadera transformación en seguridad vial no reside solo en reglamentos o estadísticas, sino en una cultura sólida de prevención, respeto y corresponsabilidad.

Iván García lo resume así:

“El futuro de la movilidad segura depende del trabajo conjunto y continuo entre ciudadanos, autoridades y sector productivo. Por eso invertimos donde más impacto se genera: formación, cultura vial y tecnología”.

La invitación es clara: la seguridad es una tarea compartida. La industria ha puesto sobre la mesa inversiones y resultados concretos, y seguirá ampliando recursos, alianzas y acciones.

En un país donde la moto representa oportunidad y movilidad para millones, cada esfuerzo orientado a proteger la vida aporta al bienestar colectivo y al desarrollo sostenible.

En este camino, las motocicletas continuarán demostrando que son más que máquinas: son herramientas de progreso para millones de familias colombianas, y su seguridad es una responsabilidad que nos involucra a todos.