Pueblos indígenas brillan en el horario estelar de un festival internacional

208

Santa Marta, 15 de diciembre de 2025. Con más de 2.000 asistentes nacionales e internacionales, provenientes de Colombia, Europa, Estados Unidos, África y otros países del mundo, y una programación integrada por más de 30 artistas, Soulstice Dance 2025 cerró su primera edición consolidándose como uno de los hitos culturales más importantes del año en Latinoamérica.

El festival, realizado frente al mar Caribe en Playa Soulstice, dinamizó la economía local, fortaleció el turismo responsable y posicionó a la Sierra Nevada de Santa Marta como un epicentro cultural y espiritual ante los ojos del mundo.

El evento, que tuvo una inversión de cerca de 1 millón de dólares y generó más de 700 empleos directos y 5.000 indirectos, marcó un precedente global al convertirse en el primer festival musical de talla internacional desarrollado en alianza directa con los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta: Kogi, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo.

La noticia que hoy recorre Colombia y trasciende fronteras es histórica: por primera vez, un colectivo indígena conformado por representantes de los cuatro pueblos ancestrales se presentó en horario estelar en un festival internacional, ocupando el escenario principal en la franja central del cartel y compartiendo tarima con artistas de talla mundial como The Wailers, en un acto sin precedentes para la música y la cultura del país.

Un momento sin precedentes: Kandymaku y la música ancestral en el escenario global

La gran revelación de Soulstice Dance 2025 fue la presentación de Kandymaku y su colectivo cultural, integrado por cerca de 20 músicos indígenas, entre hombres y mujeres acordeoneras, maraqueras y cantadores ancestrales, quienes hicieron vibrar al público con sonidos tradicionales, cantos ceremoniales y ritmos que nacen del corazón espiritual del mundo.

Su presentación, en un escenario compartido con referentes internacionales de la música como The Wailers, dejó un mensaje potente de unión entre la cultura ancestral y la escena global, demostrando que el diálogo entre pueblos, territorios y sonidos es posible cuando el respeto y el amor guían el encuentro.

Más que un concierto, fue una declaración para el mundo: la música puede unir culturas, sanar territorios y recordarnos que la diversidad es una fuerza colectiva.

Desde el escenario, el líder indígena Kandymaku compartió un mensaje que resonó profundamente entre el público:

“Los Wiwa, Kankuamos, Arhuacos y Kogis haciendo por primera vez música ancestral para ustedes. Siempre estamos preocupados por traer músicos del otro lado del mundo, cuando aquí estamos haciendo música poderosa desde la tierra. Un aplauso para la gente que hace misión por la vida, un aplauso para Soulstice Dance, necesitamos más festivales como este. ¡Que viva la diversidad del mundo, el pensamiento y la humanidad!”

El acto estuvo acompañado por un ritual de permiso espiritual, liderado por los Mamos, quienes realizaron un trabajo ceremonial para armonizar el mar, el sol y el territorio, permitiendo que el festival se desarrollará con respeto, equilibrio y buena energía para todos los asistentes.

“Estas tierras no nos pertenecen, nosotros pertenecemos a ellas. Hoy el mar, el sol y la montaña nos dieron permiso para encontrarnos aquí y compartir nuestra música. Cuando los pueblos se unen desde el respeto, la armonía es posible. Que cada persona se lleve esta energía a su casa y la convierta en cuidado por la vida, por la tierra y por la humanidad.” afirmó uno de los Mamos de la Sierra.

Soulstice Dance 2025 no fue solo un encuentro musical, sino un acto de unión cultural sin precedentes, demostrando que es posible integrar la sabiduría ancestral indígena en escenarios contemporáneos, nacionales e internacionales, sin perder su esencia ni su espiritualidad.

Una experiencia para habitar el cuerpo, el tiempo y el territorio

Más allá de la programación artística, Soulstice Dance 2025 se distinguió por una experiencia pensada para el bienestar integral de los asistentes. El festival fue un espacio donde el público pudo caminar descalzo sobre la arena, descansar frente al mar y vivir la música desde la calma y la conexión.

Zonas de descanso con alfombras, tapetes, almohadas y espacios tipo lounge permitieron sentarse frente al escenario, recostarse, compartir alimentos y disfrutar de cada presentación sin prisa.

La oferta gastronómica priorizó la cocina local y popular del Caribe, con productos como carimañolas, arepas de huevo, empanadas y raspados, además de pizzas, hamburguesas y sándwiches, fortaleciendo la economía del territorio. A esto se sumó un sistema de transporte terrestre permanente, que garantizó entradas y salidas seguras a cualquier hora del día o de la noche, así como acompañamiento logístico y de seguridad para todos los públicos.

Detalles que reafirmaron que Soulstice Dance no solo fue un festival para escuchar música, sino un lugar para habitar el tiempo, el cuerpo y el territorio con tranquilidad y respeto. 

El festival dejó un impacto positivo en la región, impulsando la economía local, el turismo responsable y visibilizando a la Sierra Nevada de Santa Marta como un territorio vivo, sagrado y culturalmente activo ante el mundo.

Álvaro Gutiérrez, productor de Soulstice Dance 2025, destacó el espíritu y el impacto de esta primera edición: “Estamos muy felices de haber vivido esta primera edición de Soulstice Dance. Fue un evento profundamente mágico, que permitió que las personas se recargaran de buena energía y regresaran a sus casas, a sus trabajos y a sus países con una imagen positiva de Colombia. Logramos trascender la idea tradicional de los festivales y conectarnos con la madre tierra, con el mar, con el sol y con una energía colectiva que nos invita a vivir mejor. Agradecemos de corazón a todos los artistas que creyeron en este proyecto, porque son fundamentales para construir iniciativas que aportan al desarrollo del país desde el amor, la humanidad y la conciencia. Para quienes no pudieron acompañarnos este año, los esperamos en la próxima edición: la vara quedó alta y queremos seguir apuntándole a lo mejor de la música del mundo, en un solo lugar, frente al mar.”

Soulstice Dance mira hacia el futuro

Tras el éxito de su primera edición, las expectativas para Soulstice Dance son altísimas. La organización confirmó que ya se proyecta una segunda edición en 2026, con conversaciones en curso con artistas internacionales como Shaggy y Sean Paul, y con el firme propósito de seguir posicionando a Colombia como un referente global de festivales conscientes, culturales y espirituales.

Soulstice Dance se consolida así como una nueva forma de vivir los eventos en Latinoamérica, donde la música, el territorio, la espiritualidad y la diversidad se encuentran para recordarle al mundo que los festivales también pueden aportar a la humanidad.