La alegría “se tomó” la casa de Anthony Zambrano en Soledad

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Desde la seis de la mañana, la madre, familiares y vecinos de Anthony Zambrano se reunieron en su apartamento, el 105 del bloque 3B de la urbanización Villa Serena del municipio de Soledad, en la ciudad colombiana de Barranquilla, para ver la carrera del más ilustre habitante del barrio.

Mientras se corría la final de los 400 metros planos en el estadio Olímpico de Tokio, al otro lado del mundo, este espacio de apenas cincuenta metros cuadrados parecía mucho más pequeño por la gran cantidad de gente agolpada frente a una gran pantalla de televisión que ocupa la pared principal de la sala.

Además de los vecinos, un enjambre de periodistas de medios locales y nacionales con cámaras fotográficas y de video, trípodes, equipos de transmisión y todos los aditamentos necesarios para el cubrimiento de un evento importante, se sumó al gentío que llenó el reducido apartamento.

Zambrano nació en Maicao, una población del departamento de La Guajira, en la frontera con Venezuela, uno de los departamentos colombianos que concentra mayores niveles de pobreza, y a temprana edad se trasladó a Barranquilla para que su madre, Miladis Martínez, pudiera sacarles adelante.

Hoy, en medio de la alegría porque la notable actuación de su hijo, doña Miladis recuerda que recibió ese apartamento después de que el atleta consiguiese la plata en el Mundial de atletismo de 2019 en Doha.

BENDICIÓN DE MADRE

Esta nueva plata llegó de madrugada en Colombia, y Miladis pudo hablar antes de la carrera con su único hijo por videollamada. Le envió bendiciones para que su hijo llegase “sano y salvo” a la meta y, a más de 13 mil kilómetros de distancia, la energía que solo una madre sabe dar.

Miladis, junto a seis vecinas que la han acompañado cada vez que compite Anthony, sabía que la mejor manera de calmar los nervios era tomando infusiones de toronjil.

Después de los 44,08 segundos que le tomó a Anthony Zambrano alcanzar la meta, la explosión de júbilo en su casa en Colombia desbordó los sentimientos de quienes allí se encontraban, pero especialmente de su madre, quien en medio de lágrimas de alegría recordó que su hijo le había prometido una medalla olímpica como regalo de cumpleaños.

Frente al televisor que su hijo le compró para que pudiera verlo competir, la orgullosa madre no paraba de saltar y abrazarse con unas vecinas que le decían “amiga, ese es tu hijo”.

“Te amo mi rey y este es el mejor regalo de cumpleaños que me das”, dijo a la prensa que se congregaba en su casa. “Me siento, orgullosa de su valentía y de su fuerza”, agregó.

Mientras desde Tokio el atleta colombiano le dedicaba la medalla a todo el país, pero especialmente a su madre, ella relataba a la prensa las dificultades que tuvieron que atravesar para que su hijo pudiera convertirse en un grande del atletismo.

Recordó que cuando su hijo estaba en el colegio muchas veces debió trabajar en una bicitaxi, lo que, según ella, le ayudó a fortalecer las piernas para que años después pudiera ganar medallas de atletismo.

Yahoo Noticias Agencia EFE Foto internet EFE