Entre un 10 y un 30 % de los pacientes de cáncer desarrollan metástasis cerebral, procedente sobre todo de tumores de mama, pulmón y piel, y comprender por qué esto ocurre, por qué algunas células tumorales logran superar las fuertes barreras defensivas del cerebro es uno de los retos de la oncología.
Lo es también el diseño de estrategias farmacológicas que lo eviten. Por eso, científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de España y expertos de 13 hospitales españoles se han unido para avanzar en la investigación de la metástasis cerebral.
La iniciativa se llama Renacer (Red Nacional de Metástasis Cerebral) y pretende crear una colección de muestras tumorales “vivas” del cerebro, sobre las que se estudiará la secuencia genética de los tumores y con las que se irán probando diferentes fármacos para testar si algún alguno tiene actividad anti-tumoral.
¿Cómo se extraen las muestras? ¿En qué condiciones se transportan? ¿Cuánto tiempo pueden mantener su actividad para ser analizadas? ¿Qué se sabe de la metástasis cerebral? Consultados por Efe, Manuel Valiente, director de investigación de Renacer, y Eva Ortega-Paíno, directora científica del Biobanco del CNIO -donde se recibirán las muestras- contestan a estas y otras preguntas.
PROBAR MÚLTIPLES INHIBIDORES
La diferencia de estas muestras con otras que se extraen de los pacientes y se “fijan” en el laboratorio -añadiendo una serie de sustancias- para realizar biopsias y usarlas en el diagnóstico clínico, es que estas muestras “están vivas”, explica Valiente, por lo que “el tumor estará vivo cuando llegue al biobanco”.
Esto es lo que precisamente va a permitir probar en ellas múltiples inhibidores -fármacos-, recalca el también director del Grupo de Metástasis Cerebral del CNIO, quien detalla que las muestras vivas en el laboratorio durarán un máximo de siete días.
Estas muestras “frescas” se obtienen en el quirofano durante neurocirugías -siempre son excedentes-.
Las que se recojan, previo consentimiento de los pacientes, deben ser homogéneas y, por lo tanto, tratadas y transportadas con los mismos procedimientos, además de con la mayor calidad posible para ser analizadas, añade Valiente.
“Intentamos -agrega Ortega-Paíno- minimizar al máximo lo que se conoce como errores pre-analíticos, que son los que ocurren antes de utilizar las muestras en investigación básica o traslacional. Nos aseguramos, de esta forma, no acabar comparando peras con manzanas”.
EL TRANSPORTE DE LAS MUESTRAS, EL CUELLO DE BOTELLA
El transporte es una de las claves de este proyecto, no solo por el coste sino porque es “el cuello de botella” para que la muestra llegue en un estado óptimo. La temperatura a la que se transporta debería, afirma, estar trazada en cada momento -en torno a 4 grados- para asegurarse de que ni se ha congelado ni ha superado la temperatura adecuada.
La también directora de gestión de Renacer relata que hay varias empresas con las que han empezado a hablar y a negociar el abaratamiento de los costes; su transporte desde un hospital de Barcelona al CNIO puede llegar a costar cerca de 1.000 euros.
El proyecto aún no ha comenzado a recibir las muestras; ahora están inmersos en la fase de poner a punto la logística, los acuerdos y los protocolos que cada hospital ha de seguir para trabajar de forma coordinada y con los estándares normalizados.
El objetivo es empezar a recibir muestras a mediados de junio bajo el paraguas de Renacer, afirma Ortega-Paíno, quien recuerda que los estándares bioéticos están regulados en la Ley de Investigación Biomédica (2007) y el Real Decreto de Biobancos (2011); la meta principal es respetar siempre la integridad del donante sin vulnerar sus derechos -como poder retirar las muestras en cualquier momento-.
El objetivo prioritario y último de Renacer es generar beneficio para los pacientes con metástasis cerebrales -hay varios subtipos- “al aumentar, optimizar y mejorar las investigaciones”, subraya.
LA METÁSTASIS CEREBRAL, IGNORADA HACE 10 AÑOS
Para Valiente, se ha pasado de ignorar la metástasis cerebral, hace 10 años, a prestarle atención, tanto desde el punto de vista de la investigación básica como la clínica, y también desde la óptica de las farmacéuticas que “históricamente habían excluido de los ensayos clínicos a aquellos pacientes con metástasis cerebrales”.
El 95 % de las células tumorales que cruzan la barrera del cerebro mueren, pero una población muy pequeña consigue avanzar y el cómo lo consiguen es lo que la comunidad científica está intentando entender.
Entre un 10 y un 30 % de pacientes de cáncer desarrollan metástasis cerebral y su supervivencia media es de seis a doce meses; los avances en el tratamiento son aún escasos y hoy en día se sigue tratando con cirugía y/o radioterapia.
Hay que seguir investigando y diseñar un “mapa de la vulnerabilidad de la metástasis cerebral”, como pretende el proyecto Renacer, es un paso en la buena dirección, concluye Valiente.
Noemí G. Gómez
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