Los riesgos de amputación cuando una persona no cuida su diabetes

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La creencia popular del consumo de plantas y remedios caseros, entre las comunidades rurales de nuestro país ha generado una serie de complicaciones para los pacientes con diabetes.

Para el doctor Rubén Fuentes Internista y Endocrinólogo de Bucaramanga, los pacientes más afectados por esta enfermedad son quienes viven en las zonas rurales, ya que sus hábitos de vida no son los más adecuados.

Algunos le temen a la insulina, otros no tienen nevera para la conservación de esta, andan descalzos o con calzado inadecuado, o no tienen acceso a los servicios de salud y cuando llegan, ya tienen complicaciones o alguna discapacidad como el Pie de Charcot.

Esta enfermedad degenerativa y progresiva, afecta las articulaciones del pie y se presenta una deformidad completa de los huesos, por fracturas que se dan por las mismas lesiones. Por lo general, son pacientes que solo consultan cuando el pie está completamente deformado.

Las personas que viven en el campo suelen tener una alta tolerancia al dolor, por lo que no piden consulta médica, y todavía existe la creencia popular del consumo de plantas y remedios caseros, generando todas las complicaciones de la diabetes.

Una de las situaciones que más molesta, afirma El doctor Rodrigo Triana Ricci, ortopedista y Traumatólogo de la Clínica de occidente de Cali, quien ha dedicado parte de su vida profesional a salvar los pies de la amputación, es cuando se presenta un paciente con úlcera de Pie Diabético con la remisión para amputación por parte de algún colega. Para él las amputaciones solo se deben realizar hasta agotar todos los recursos posibles, antes de optar por esta decisión.

Según el doctor Triana, clínicamente se ha comprobado que a las personas diabéticas se les viene a diagnosticar la enfermedad, 5 años después de haberla presentado. Tiempo durante el cual su dieta, no es la más adecuada.

“El gran problema del diabético es la pérdida de la sensibilidad. Veo con gran sorpresa a pacientes con esta patología, usando zapatos apretados, y en las mujeres, los zapatos puntudos. Para las personas de las zonas rurales, las botas altas de caucho son su peor enemigo, por la sudoración que se produce en el pie.

La complicación que produce el pie diabético, ha reportado el 10% de las hospitalizaciones de pacientes que ingresan con estas lesiones, las cuales requieren estancias hospitalarias prolongadas o amputación de la extremidad afectada.

La incidencia de amputaciones en pacientes diabéticos puede llegar al 4,1% y su prevalencia al 10% de todos los pacientes diabéticos, estos datos pueden aumentar con la edad en personas mayores a los 45 años.

“Estas cifras deberían alarmar a las entidades de salud, en donde se debe dar prioridad a los programas de promoción y prevención; a los médicos, quienes deben ofrecer una atención integral y a los pacientes que deben tomar conciencia de los cuidados con su salud”, afirma el doctor Triana.

Esta situación la vivió Triana en carne propia, hace 30 años. Una tarde calurosa de Cali salió con su esposa a degustar una copa de helado, poco después de haberla terminado, se sintió muy mareado. Algo no andaba bien, su esposa de inmediato le auguró que podría ser un síntoma de diabetes.

Días después, pidió que le hicieran la prueba de Glicemia y salió positivo con diabetes Tipo 2. La glucosa estaba elevada, y desde allí como todos los diabéticos deberían hacer, empezó a cuidar su dieta y hacer sus controles periódicos, hasta la fecha.

“El pobre control de esta enfermedad lleva a la presencia de múltiples complicaciones, tanto en pequeños vasos como grandes vasos. Además, es una de las principales causas de amputación no traumática de miembros inferiores. Se ha documentado, que el 50% de pacientes amputados, requerirán otras amputaciones dentro de los siguientes 3 años. Es fundamental, la identificación de factores de riesgo como el primer paso para prevenir”, afirma con preocupación el doctor Triana.

“Ante estas situaciones un diabético debe tener en cuenta que es una enfermedad que no es reversible, que puede cuidarse y mantenerse en el tiempo”.

De acuerdo con la doctora Yamile Júbiz Pacheco, Diabetóloga y representante por Colombia ante el grupo mundial D-Foot International, la diabetes se puede presentar en cualquier persona sin distinción de raza, sexo o edad. Cuando la padece un paciente de bajos recursos, entramos a ver un problema social, al no poder llevar un adecuado régimen alimenticio, por lo que son más propensos a tener complicaciones. Adicionalmente, el acceso a los médicos especialistas para las personas de las zonas rurales es muy difícil”.

Júbiz afirma, “una persona con diabetes, que es una enfermedad metabólica, además de recibir un tratamiento con medicamentos, debe llevar un régimen alimenticio con porciones adecuadas de frutas, verduras, carbohidratos, proteína animal o vegetal, tales como queso, huevo, carne, soya, quinua…”

Adicionalmente, la diabetes es una enfermedad progresiva, que produce complicaciones en distintos órganos, las cuales implican que la mortalidad de una persona con pie diabético a 5 años, es de un 30%. Cuando se presenta una amputación menor es del 46%. Si es una amputación mayor, es decir la pérdida de la pierna por encima o por debajo de la rodilla es del 56%.

De los pacientes que no necesitan amputación y pueden sanar su úlcera, el 40% tendrá recaída en un plazo de 1 año, el 65% en 5 años y más del 90% en 10 años. “De manera sorprendente, vemos como las personas con diabetes le temen más a la amputación que a la misma muerte”.

El impacto económico de la enfermedad por pie diabético es similar al del cáncer en cualquier sentido, pero las tecnologías de apoyo para predecir y prevenir la aparición ofrecen ahorros potenciales para la atención sanitaria a corto plazo.

Cuando un paciente que vive en zona rural se complica y le aparece la UPD, va a necesitar numerosas curaciones; si hay infección podría hacerse necesario hospitalizarlo y medicarlo. 

A esto, se debe sumar los gastos que debe asumir la persona, como el transporte a sus innumerables citas para continuar con el tratamiento y las terapias, silla de ruedas, acompañante, entre otros.

La reducción en la calidad de vida de los pacientes con esta enfermedad, así como la disminución de su productividad se incrementa debido a las limitaciones para realizar incluso tareas cotidianas.

En Colombia, menos del 10% de los pacientes se rehabilitan, por la falta de oportunidades para continuar con su tratamiento, los trámites a los que se ven sometidos, demoras para las citas para los controles, para las terapias. Adicionalmente, al paciente se le incrementan los gastos de transporte, cuidador y muchos no tienen la solvencia económica para cubrir estos gastos.

Dentro de esta problemática, según Yamile Júbiz, en Colombia no se están diagnosticando a tiempo los pacientes con diabetes. Un paciente que se diagnostique a tiempo tiene un “periodo de gracia” de 10 años, durante los cuales si se cuida, manteniendo cifras de glicemia dentro de la normalidad, el impacto en la presentación de las complicaciones a futuro son importantes.

Para la doctora Júbiz, “las entidades de salud deberían ocuparse del buen funcionamiento de los programas de promoción y prevención, cuya base debe ser la educación del paciente, en cuanto a los beneficios que le pueden aportar los medicamentos que está consumiendo, que aprenda con que periodicidad debe hacerse las pruebas, que sepa para que sirve una glucometría o prueba de diabetes.”.

Para la jefe del pie diabético de la Asociación Colombiana de Diabetes, “hemos avanzado mucho en medicamentos para el manejo del pie diabético, con antibióticos de gran espectro para manejar las infecciones, medicamentos con base en biotecnología para las cicatrizaciones, nuevas técnicas quirúrgicas para la vascularización de las arterias para devolver la circulación a las piernas, hay nuevos dispositivos, y en Colombia se tiene acceso a ellos, por nuestro sistema de salud”.

Por ello es que el paciente debe ser remitido a tiempo y atendido por un equipo multidisciplinario para atenderle la patología. Para esta atención integral y dependiendo la complejidad de la enfermedad, intervienen desde el médico general, medicina familiar, nutricionista, internista, ortopedista, cirugía vascular, clínica de heridas, cirugía plástica, infectología, radiología intervencionista, fisiatría y psicología, entre otros.