El anuncio del retiro de Roger Federer del mundo del tenis sigue generando repercusiones y recuerdos de sus mejores performances dentro de la cancha. En este caso, es momento de repasar los cinco momentos que marcaron un quiebre en su trayectoria.
Los inicios del suizo en la alta competencia tuvieron una primera situación que le sirvió de puntapié para su exitosa carrera: en Wimbledon, 2001, Federer chocó con Pete Sampras, quien había conquistado todos los títulos de hierba desde 1993 hasta el 2000.
Pese a que Su Majestad ya contaba con el trofeo masculino de categoría júnior en césped, en 1998, lo cierto era que el cruce ante Sampras lo ponía a prueba para conocer si estaba verdaderamente apto para competir contra los grandes tenistas. Federer lo derrotó en cinco sets y le negó al británico su octavo título consecutivo.
El segundo acontecimiento fue, ni más ni menos, que su primer Grand Slam conquistado. El mismo, obtenido sobre hierba, superficie que más cómodo le sentó a lo largo de su carrera, lo obtuvo en 2003, con 21 años, pero con un desplazamiento dentro del terreno digno de un tenista con sobrada experiencia.
Tal fue así que, tras ingresar como cuarto cabeza de serie al certamen, tuvo la sapiencia para dejar en el camino a figuras de renombre como Mardy Fish, Feliciano López, Sjeng Schalken y Andy Roddick. De esta forma, se abrió paso a la final, en la que derrotó a Mark Philippoussis por 7-6 (7-5) 6-2 7-6 (7-3).
En tercer lugar, ya con cinco títulos de Wimbledon conquistados entre 2003 y 2007, Roger Federer pisó fuerte en la pista de Flushing Meadows, la cual se le hizo esquiva por un tiempo. Sin embargo, a partir de su primer trofeo en 2004, el Reloj Suizo repitió sus victorias en finales consecutivas hasta 2008, lo que le permitió alcanzar cinco US Open de forma correlativa.
Esta última, sin dudas, tuvo uno de los partidos más reñidos de la historia del Abierto de Estados Unidos. Federer eliminó en semifinales a Novak Djokovic en un compromiso muy luchado, y después no tuvo inconvenientes para superar a Andy Roddick por 6-2, 7-5 y 6-2.
Uno de los grandes obstáculos en la carrera de Federer fue el polvo de ladrillo. Y más aún, con Rafael Nadal como experto y dueño de la superficie. El español barrió en tres ocasiones consecutivas, entre 2006 y 2008, al tenista de 41 años, y le impidió quedarse con su primer título de tierra batida.
Pero, lejos de rendirse, el oriundo de Basilea volvió a acceder al partido decisivo del Abierto de Francia, en 2009. Allí ya no se encontraba Nadal, quien había sido sorprendido por Robin Soderling. El sueco se abrió paso hasta la final, aunque no fue un problema para la jerarquía de Federer, quien lo venció en tres sets y completó la obtención de los cuatro Grand Slam (Tras haber ganado en Australia en 2004, 2006 y 2007).
Su quinto y gran hito en la abismal trayectoria del suizo se enmarcará en el último Grand Slam levantado en su carrera: en 2018, en Australia, Federer avanzó hasta la final sin conceder ni un sólo set, y brindó un espectáculo de principio a fin.
Pese a haber obtenido solamente tres Grand Slam desde 2010 hasta ese entonces, el ex número uno del mundo dio una muestra de carácter en el certamen oceánico y derrotó al croata por 6-2 6-7 (5-7) 6-3 3-6 6-1, en lo que fue su último recuerdo con el primer gran título del año.
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Foto: Getty Images