El Gobierno afgano, liderado por los talibanes, ordenó a todas las ONG locales y extranjeras que no permitan trabajar a sus empleadas, en una medida que, según Naciones Unidas, afectará a las operaciones humanitarias justo cuando el invierno boreal se apodera de un país ya sumido en una crisis económica.
Una carta del Ministerio de Economía, confirmada por el portavoz Abdulrahman Habib, decía que no se permitirá trabajar a las empleadas de organizaciones no gubernamentales (ONG) hasta nuevo aviso porque algunas no se habían adherido a la interpretación del Gobierno del código de vestimenta islámico para las mujeres.
Esta decisión se produce días después de que el Gobierno ordenó cerrar las universidades a las mujeres, lo que provocó la condena mundial y desencadenó algunas protestas y fuertes críticas dentro de Afganistán.
Profunda preocupación
Ambas decisiones son las más recientes restricciones impuestas a las mujeres, que probablemente socavarán los esfuerzos del Gobierno talibán por obtener el reconocimiento internacional y eliminar las sanciones que están obstaculizando gravemente la economía.
El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, manifestó en Twitter su “profunda preocupación” por la medida, que “interrumpirá una asistencia vital que salva vidas a millones de personas”.
“Las mujeres son fundamentales para las operaciones humanitarias en todo el mundo. Esta decisión podría ser devastadora para el pueblo afgano”, agregó.
Ramiz Alakbarov, representante especial adjunto de la ONU para Afganistán y coordinador humanitario, declaró a Reuters que, aunque la ONU no había recibido la orden, las ONG contratadas llevaban a cabo la mayor parte de sus actividades y se verían muy afectadas.
“Muchos de nuestros programas se verán afectados”, dijo, porque necesitan personal femenino para evaluar las necesidades humanitarias e identificar a los beneficiarios, de lo contrario no podrán poner en marcha los programas de ayuda.
Suspenden operaciones
La agencia de ayuda internacional AfghanAid declaró que suspendía inmediatamente sus operaciones mientras consultaba con otras organizaciones, y que otras ONG estaban tomando medidas similares.
La posible puesta en peligro de los programas de ayuda a los que acceden millones de afganos se produce cuando más de la mitad de la población depende de la ayuda humanitaria, según las agencias de ayuda, y durante la estación más fría en la montañosa nación.
“Nunca hay un momento adecuado para algo así (…) pero este momento en particular es muy desafortunado porque durante el invierno la gente está más necesitada y los inviernos afganos son muy duros”, dijo Alakbarov.
Añadió que su oficina consultaría el domingo con ONGs y organismos de la ONU y trataría de reunirse con las autoridades del Talibán para obtener una explicación.
Los trabajadores humanitarios afirman que las trabajadoras son esenciales en un país donde las normas y las costumbres culturales impiden en gran medida que los hombres entreguen ayuda a las mujeres beneficiarias.
“Un principio importante de la entrega de ayuda humanitaria es la capacidad de las mujeres para participar de forma independiente y sin trabas en su distribución, por lo que si no podemos hacerlo de acuerdo con estos principios, los donantes no financiarán ningún programa de este tipo”, declaró Alakbarov.
Cuando se le preguntó si las normas incluían directamente a las agencias de la ONU, Habib dijo que la carta se aplicaba a las organizaciones dependientes del organismo de coordinación de las organizaciones humanitarias de Afganistán, conocido como ACBAR. Este organismo no incluye a la ONU, pero sí a más de 180 ONGs locales e internacionales.
Según la carta, en caso de incumplimiento se suspenderían sus licencias.
La economía afgana, en crisis desde que los talibanes tomaron el poder en 2021, se enfrenta a sanciones, recortes en la ayuda al desarrollo y la congelación de los activos del banco central.
Se calcula que 28 millones de afganos necesitarán ayuda humanitaria el año que viene, según AfghanAid.
(Reporte de redacción Kabul; reporte adicional de Susan Heavey en Washington; Editado en Español por Ricardo Figueroa)
Oenegés suspenden actividades en Afganistán
Tres oenegés extranjeras anunciaron este domingo que suspendían sus actividades en Afganistán después de que los talibanes prohibieran trabajar a las mujeres en este tipo de organizaciones.
“Mientras nos dan más aclaraciones sobre este anuncio, suspendemos nuestros programas y exigimos que hombres y mujeres puedan continuar” en igualdad de condiciones “con nuestra ayuda para salvar vidas en Afganistán”, afirmaron en un comunicado Save the Children, el Consejo Noruego para los Refugiados y CARE Internacional.
Este domingo, decenas de oenegés y altos cargos de la ONU que operan en Afganistán se reunieron para abordar los pasos a seguir después de que los talibanes les ordenaran dejar de trabajar con mujeres.
El sábado, el Ministerio de Economía de Afganistán ordenó a todas las oenegés dejar de emplear a mujeres bajo la amenaza de perder su autorización para poder trabajar en el país.
La autoridad no precisó si esta directiva incluye a las extranjeras empleadas por estas organizaciones.
En la misiva enviada a las oenegés, el ministerio explicó que tomó esta decisión después de haber recibido “quejas” de que las mujeres que trabajaban en estas organizaciones no respetaban el uso del velo islámico.
En Afganistán, las mujeres están obligadas a cubrirse el rostro y el cuerpo entero.
“Si (las autoridades talibanas) no están en condiciones de revocar esta decisión y de encontrar una solución a este problema, será muy difícil continuar y proporcionar ayuda humanitaria de manera independiente y justa, porque la participación de las mujeres es muy importante”, declaró a la AFP el coordinador humanitario de la ONU para Afganistán, Ramiz Alakbarov.

– Impacto “devastador” –
“No queremos suspender la ayuda de inmediato, puesto que perjudicaría al pueblo afgano”, señaló Alakbarov, quien subrayó un impacto “devastador” en la ya deteriorada economía del país.
“Vamos a hablar de esta cuestión con las autoridades. Insistiremos en que esto cambie”, reiteró.
Según la ONU y las agencias de cooperación, más de la mitad de los 38 millones de habitantes del país necesitarán ayuda humanitaria durante el duro invierno.
Decenas de organizaciones trabajan en regiones remotas de Afganistán y muchas veces emplean a mujeres, y varias de ellas advirtieron que esta prohibición obstaculizaría sus labores.
“La prohibición tendrá un impacto en todos los aspectos del trabajo humanitario, puesto que las mujeres empleadas tienen puestos clave en proyectos enfocados a la población femenina vulnerable del país”, declaró este domingo a la AFP un alto cargo de una oenegé extranjera.
En los últimos meses, los talibanes, que regresaron al poder en agosto de 2021, han estrechado el cerco sobre las mujeres.
Hace menos de una semana fueron vetadas de las universidades del país por “no respetar” el código de vestimenta. Y desde marzo, tampoco pueden acudir a las escuelas secundarias.
Las mujeres también están excluidas de numerosos empleos públicos y no pueden viajar sin la compañía de un pariente varón. Los talibanes les prohibieron igualmente acceder a parques, jardines, gimnasios y baños públicos.
– “Un infierno para las mujeres”” –
“Este último retroceso flagrante de los derechos de las niñas y las mujeres tendrá consecuencias de gran alcance para la prestación de servicios de salud, nutrición y educación a los niños”, tuiteó el domingo el director regional de Unicef, George Laryea-Adjei.
Una mujer afgana, de 27 años, contó bajo condición de anonimato, que tenía que empezar a trabajar el domingo en una oenegé internacional. Pero sus “sueños” se esfumaron por culpa de esta nueva prohibición.
“El arduo trabajo que he realizado en los últimos años en el campo de la educación se ha hecho añicos”, declaró a la AFP.
“Pero somos lo bastante valientes para no aceptar prohibiciones y luchar por nuestros derechos”, añadió.
Para Shabana, de 24 años, empleada de una oenegé en Kabul, la situación también dio un vuelco.
“Somos quince en mi familia y soy el único apoyo, si pierdo mi empleo, mi familia morirá de hambre”, dijo. “Mientras ustedes celebran la llegada del año nuevo, Afganistán se ha vuelto un infierno para las mujeres”.
Reunión de Oenegés
Los altos cargos de la ONU y de una decena de oenegés que operan en Afganistán se reúnen este domingo para abordar los pasos a seguir después de que los talibanes ordenaran a estas organizaciones que dejaran de emplear a mujeres, indicaron a la AFP.
El sábado, el Ministerio de Economía de Afganistán ordenó a todas las oenegés dejar de emplear a mujeres bajo la amenaza de perder su autorización para operar en el país.
La autoridad no precisó si esta directiva incluye a las extranjeras empleadas por estas organizaciones.
En la misiva enviada a las oenegés, el ministerio explicó que tomó esta decisión después de haber recibido “quejas” de que las mujeres que trabajaban en estas organizaciones no respetaban el uso del velo islámico.



En Afganistán, las mujeres están obligadas a cubrirse el rostro y el cuerpo entero.
“Una reunión del equipo humanitario del país (HCT) está prevista este domingo para consultar y discutir la forma de abordar esta cuestión”, declaró a la AFP Tapiwa Goma, responsable de información de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
El HCT está compuesto por altos funcionarios de la ONU y representantes de una decena de oenegés afganas e internacionales que coordinan la distribución de ayuda en el país.
En la reunión se debatirá si se suspende todo el trabajo de ayuda tras la directiva, declararon varios altos cargos de oenegés.
“La ONU intentará reunirse con dirigentes de los talibanes para obtener aclaraciones sobre la orden”, declaró la ONU en un comunicado, en el que condenó el decreto.
Decenas de organizaciones trabajan en regiones remotas de Afganistán y muchas veces emplean a mujeres, y varias de ellas advirtieron que esta prohibición obstaculizaría su trabajo.
Esta directiva llega en un momento en el cual millones de afganos dependen de la ayuda humanitaria entregada por donantes internacionales a través de una amplia red de oenegés.
Estelle EMONET, Qubad WALI
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