¿Sabías que la nariz es el sitio de infección número uno en el cuerpo humano? Alrededor del 90% de la carga viral se encuentra en la nariz y las vías respiratorias superiores, lo que hace que sea tan importante comenzar a lavarse la nariz como lo hacemos con las manos para prevenir los virus.
Como aproximadamente el 80% de las visitas al médico de atención primaria son por problemas de las vías respiratorias superiores, el simple hecho de lavarse la nariz podría evitar una visita al médico.
Según el científico Gustavo Ferrer, quien ha estado trabajando en el campo de I + D y como asesor de Xlear, el fabricante líder de productos a base de xilitol, lavarnos la nariz puede evitar que los virus se adhieran a ella.
“El acto de limpiarse la nariz es importante y puede ayudar a evitar que los virus se propaguen más desde la nariz y las vías respiratorias superiores hasta ingresar a los pulmones y aumentar la posibilidad de infectarse”, señala Ferrer.
Tu nariz humedece el aire que respiras: Tu nariz procesa el aire que respiras, preparándolo para tus pulmones y garganta que no toleran bien el aire seco.
Tu nariz también limpia el aire que respiras: el aire que respiramos contiene todo tipo de sustancias, desde oxígeno y nitrógeno hasta polvo, contaminantes, alérgenos, humo, bacterias, virus, pequeños insectos y muchas otras cosas. Tu nariz ayuda a limpiarla.
El olfato es importante en la identificación, la memoria y la emoción: el olfato se asocia con su bulbo olfatorio ubicado en la parte frontal de su cerebro, justo encima de la cavidad nasal. Es parte del sistema límbico de su cerebro y está asociado con la memoria. Identificamos a otras personas por el recuerdo de cuál es su olor personal.
Tu nariz te ayuda a encontrar pareja: tu sistema olfativo no solo activa la memoria, sino que tu nariz juega un papel fundamental cuando se combina con tu sistema olfativo en tu percepción del sexo. Ese olor característico del perfume, la colonia o el aroma de su champú o jabón de una persona es importante para la excitación sexual. El olor del sudor humano también tiene un efecto directo sobre los receptores sexuales del cerebro. Y la pérdida del olfato se correlaciona con la disminución del deseo sexual.
Tu nariz da forma al sonido de tu voz: lo que escuchamos cuando las personas hablan y cantan está relacionado en gran parte con las estructuras resonantes de la garganta y la nariz. Su voz se produce en la laringe, pero ese sonido es realmente un zumbido. La riqueza del sonido está determinada por cómo se procesa el sonido por encima de la laringe, lo que ocurre en la nariz y la garganta.
Los humanos pueden detectar más de 10,000 aromas. Los seres humanos tenemos aproximadamente 12 millones de células receptoras olfativas, según la Universidad de Washington, un número que disminuye con la edad. Esto hace que las personas mayores sean menos sensibles a los olores.
Las narices tienen un gran impacto en nuestra percepción de la belleza. La rinoplastia es el segundo procedimiento quirúrgico cosmético más común y la forma de la nariz se ha considerado históricamente un indicador de carácter. En la época griega y romana, una nariz larga y fuerte significaba poder y fuerza.
Su forma nasal general se forma a los 10 años. Su nariz continúa creciendo lentamente hasta los 15 a 17 años en las mujeres y alrededor de los 17 a 19 años en los hombres. Con el tiempo, la nariz se alarga y se inclina debido a la gravedad.
El estilo de estornudar puede ser genético. Las partículas en un estornudo promedio viajan a 100 millas por hora y el estilo con el que ejecutas este proceso básico podría ser algo que heredes porque los estornudos son un reflejo neurológico con el que todos nacemos. Dado que los tejidos son muy similares dentro de las familias, todas las acciones musculares, incluidas la sonrisa y la risa, también serán similares.
Tu nariz es culpable de tener sentido del olfato. El sentido del olfato humano es responsable de aproximadamente el 80% de lo que probamos. Ante esto, sin este sentido nadie podrá degustar un mango o una deliciosa tarta de chocolate. La raza humana se limita a detectar sólo cinco sensaciones distintas: dulce, salada, ácida, amarga y la recién descubierta “umami” o sensación salada. La sensación de umami se incluye naturalmente en el queso parmesano, los espárragos, los tomates, la carne, las anchoas, la salsa de soja o el jamón.