Guillermo de Jesús Buitrago Henríquez, conocido como “El jilguero de la Sierra Nevada de Santa Marta”, fue un compositor, músico y cantante colombiano.
Es además considerado uno de los principales pioneros de la popularización del vallenato. También fue con Bovea uno de los primeros íntérpretes de las canciones de Rafael Escalona.
Guillermo de Jesús Buitrago Henríquez nació en Ciénaga, Magdalena, Colombia, el 1 de abril de 1920. Era hijo del comerciante marinillo Roberto de Jesús Buitrago Muñoz y de la cienaguera Teresa Mercedes Henríquez.
Su instrumento musical era la guitarra con la que recorrió el litoral norte de Colombia.(La tiene el maestro Julio Oñate Martinez)
En Santa Marta conoció a un joven peluquero, Julio César Bovea (1934 – 2009), con el cual fundó un dúo y llegaron a ser los primeros intérpretes de las canciones de su contemporáneo Rafael Escalona (1927 – 2009). El dúo duró poco por el fallecimiento de Buitrago, y entonces Bovea fundó el trío “Bovea y sus Vallenatos”.1
Buitrago también interpretó canciones de Tobías Enrique Pumarejo, Andrés Paz Barrios y Emiliano Zuleta. Tuvo también, como Rafael Escalona, el honor de ser mencionado por el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez en una de sus crónicas de 1983. El escritor dice de él:
El primero que puso la música vallenata en el comercio, dando a conocer a muchos compositores, que hoy gozan de mucho renombre.”En 1943, para inaugurar sus estudios de grabación y de prensaje de discos que fueron los primeros del país, el propietario de las emisoras Fuentes de Cartagena, el músico y empresario Antonio Fuentes “Toño” (1907-1985), invitó a Buitrago y sus acompañantes (Ángel Fontanilla, Efraín Torres y Carlos “El Mocho” Rubio) quienes eran muy populares en la Costa Atlántica por sus presentaciones en teatros y emisoras locales, para que participaran en la primera grabación hecha totalmente en Colombia.
El 12 de marzo de ese año, en la calle de la Universidad, en la ciudad Amurallada, en el tercer piso de la emisora, se grabaron “Las mujeres a mí no me quieren” y “Compae Heliodoro”, una canción de Buitrago dedicada a su amigo de toda la vida, Heliodoro Egüis Miranda. Buitrago fue la primera estrella de la música popular colombiana. También fue una especie de mecenas de muchos compositores sin los que hoy no podría ser concebido el folclore del país. Sacó del anonimato a Rafael Escalona, a Emiliano Zuleta, a Abel Antonio Villa -de quien fue gran amigo-, a Tobías Enrique Pumarejo, a Chema Gómez, a Luis Pitre y a Eulalio Meléndez, el compositor de “La piña madura”.
Cierta noche, en la casa de Godofredo Armenta, en Ciénaga, los asistentes observaron que la mayoría de los invitados al baile admiraban el tamaño y hermosura de una piña que había sido colocada en el ‘seibó’, una especie de mueble de comedor, y que estaban más pendientes de la fruta que de la belleza de las mujeres.
A Meléndez se le ocurrió ahí mismo una letra y melodía, que Buitrago modificó cuando grabó “La piña madura”. Una semana antes de morir, el 19 de abril de 1949 (unos dicen que fue envenenado, otros que falleció de cirrosis, algunos más que lo afectó una neumonía extrema). Buitrago murió muy joven, de 29 años, pero más de 70 años después de su fallecimiento, es uno de los cantantes que más vende discos en Colombia. Por esas paradojas del destino, el mismo día cuando falleció, llegó de La Habana el propietario de Discos Fuentes. Traía un contrato para que Buitrago cantara e hiciera algunas grabaciones con la Orquesta Casino de la Playa, que dirigía el pianista Anselmo Sacasas.Al desintegrarse el conjunto de Buitrago, otro músico cienaguero, Julio Bovea, convoca a Fontanilla y al cantante Alberto Fernández Mindiola, todos de su región, para conformar el más famoso conjunto de música costeña: Bovea y sus Vallenatos, que se radicó entre 1967 y 1975 en Argentina y popularizó allí los versos de Rafael Escalona.
El mismo año de la muerte de Guillermo Buitrago, Discos Fuentes realiza un concurso radial para encontrar el sucesor con la voz más parecida a la de Buitrago, encontrando en Julio César Sanjuán Escorcia un estilo artístico y una voz que le hizo merecedor del seudónimo de “Buitraguito”. Julio César (Buitraguito), quien hiciera parte del trío de Bovea y sus Vallenatos en Argentina y que llevó en alto este género musical por más de 60 años, creando su propia historia, es un icono de la Navidad y un represente del vallenato de cuerda que inmortalizó la música de Buitrago, Bovea y su propia historia en la música.Sus grabaciones oscilan entre las 100-150 canciones sin embargo solo un aproximado de 60 canciones todavía existen, estas fueron distribuidas en discos de 78 RPM..”La víspera de año nuevo”
Primero un poema y luego una canción, La Víspera de Año Nuevo, es la composición más popular de Buitrago. Es un himno para despedir al año que termina. La noche del 22 de diciembre de 1945, Tobías Enríque Pumarejo estaba a punto de “sonsacarse” de su finca a una morena que había conocido semanas atrás -Doris del Castillo Altamar- y de la cual estaba perdidamente enamorado. El plan era sencillo: con la complicidad de un vecino iría hasta la puerta de su casa y se la llevaría para su finca de El Copey, Cesar.
Pero en el transcurso de la huida, Toba se mostró muy nervioso y en un momento dado creyó que los hermanos de Dorys lo perseguían con perros; y hasta le pareció escuchar que le hacían disparos, lo que los obligó por un buen rato a mantenerse escondidos en una ceiba hueca que encontraron en el camino. Los enamorados empezaron a hacer planes para el futuro. Sin embargo, en la noche del 31 de diciembre, Toba se fue a parrandear con unos amigos a Los Venados, población cercana a Caracolí, Cesar, pero en el fragor de la parranda, y para pedirle el perdón a Dorys, a quien había dejado sola y triste en la finca, compone unos versos para contentarla.
Al retornar a la finca, donde estaba Dorys esperándolo, Toba introduce la mano en su bolsillo, saca el papel donde escribió el poema, le dice que quiere el desagravio y que le va a dedicar unos versos que fueron inspirados en esa aventura. Cuando la familia de Dorys supo que ella se había escapado, justo en la Nochebuena, quedó muy triste. Don Toba, en cambio, estaba feliz de la dicha. Aquí es preciso hacer un comentario: cuando Buitrago grabó la canción -en febrero de 1949 – le pareció indecente el último verso y lo cambió por “contigo allá en las sabanas”, según lo constatan y ratifican el compositor Emiliano Zuleta (el autor de La Gota Fría y los señores Rafael y Álvaro Gutiérrez y José Domingo Pumarejo, primos de don Toba.
El homenaje a las sabanas del Diluvio y Camperucho tiene dos interpretaciones: por una parte, eran -y siguen siéndolo- tierras muy bellas y productivas; por otra, en ellas transcurrieron los amoríos de don Toba con Dorys y su posterior fuga. El párrafo final fue una premonición que el compositor tenía: “si los hermanos de Dorys me llegan a encontrar, me matan”. De ahí, la alusión a la muerte..
Anotaciones de Ismael Alvarez-Correa Diaz Granados y Edgar”Chichi”Caballero Elias