Egan Bernal en el Giro de Italia: “Un motivo para vencer la vergüenza por la violencia en Colombia”

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El colombiano Egan Bernal ganó este domingo el Giro d’Italia, una de las competencias ciclísticas más importantes del mundo.

Cuando el país vive un violento estallido social derivado de protestas antigubernamentales, la victoria del joven de 24 años da un respiro a una sociedad conmocionada.

El periodista Mark Rendell lleva décadas estudiando el ciclismo colombiano como un fenómeno ligado a la realidad del país.

El británico ha entrevistado y perfilado a los ciclistas de la generación que durante los últimos años convirtieron a Colombia en una potencia mundial en este deporte.

Bernal ya ganó un Tour de Francia en 2019 y su victoria en Italia es la segunda de un colombiano en el certamen, después de Nairo Quintana en 2014.

El último libro de Rendell, “Colombia es pasión”, será publicado a finales de este año por la editorial Planeta en América Latina.

BBC Mundo habló con él para entender cómo se relacionan Egan Bernal y el deporte nacional con el momento político que vive el país.

¿Cómo se compara Egan con los jóvenes que están ahora protestando en las calles de Colombia?

Egan nació en Bolívar 83, en Zipaquirá, un barrio inseguro que no tenía ni agua. Sus papás son campesinos, pero él es más urbano. Él conecta la crisis del campo con la crisis de la ciudad.

Y lo explico con dos palabras que me dijo su mamá: “maduró viche”.

Porque él nace en un contexto, común para muchos jóvenes en Colombia, que le impide tener una infancia porque cuando tenía 10 años ya trabajaba como repartidor de flores y pronto ya estaba negociando contratos y decidiendo sobre su carrera.

¿Cree que la figura de Egan tenga una connotación política?

Egan pertenece a una generación informada, crítica, globalizada. Empezó a viajar desde muy joven y eso le dio una lectura compleja e inteligente de la realidad.

Vivió en carne propia la criminalidad de su entorno y su lectura de lo que es el mundo va más allá de los blancos y negros.

No se posiciona por un lado o por el otro porque es muy calmado y busca oír todas las voces. En un momento, cuando el ciclismo no le resultaba rentable, quiso dejar el deporte y dedicarse al periodismo.

Hay una anécdota interesante. Bolívar 83 es un barrio que ayudó a fundar Gustavo Petro (senador y candidato presidencial) cuando era un joven político y líder estudiantil.

Y después de que Egan ganó el Tour de Francia, Petro lanzó un tuit diciendo que “por algún lado tengo efecto”.

Egan dijo que no entendía por qué la gente salió a criticar a Petro, porque es cierto que él ayudó a fundar ese barrio.

¿Qué tipo de Colombia se ve en el extranjero a través del ciclismo?

Creo que, primero, se ha dado una lección de multiculturalismo. Las ciclistas de piel más oscura que han estado en un podio del Tour de Francia han sido todos colombianos.

Y es interesante porque estas competencias son formas a través de los cuales sus países, Francia e Italia, se celebran a sí mismos. Son una oda a su geografía, a su cultura, a su historia, y lo están haciendo a través de las victorias de un colombiano.

Y más este año con Egan, que ha escogido competir en el Giro y no en el Tour. Esto hace que los italianos se sientan muy alagados, muy honrados por un colombiano. Y él, al hablar italiano perfecto, pero ser también muy niño, les recuerda a Marco Pantani, el gran héroe del ciclismo italiano.

Es un papel que los colombianos no solían jugar antes en el extranjero.

El ciclismo les dio por primera vez a los colombianos un motivo para vencer la vergüenza de la violencia, el narcotráfico y la guerra.

Yo he visto las inmensas comunidades de colombianos en todo el mundo celebrando las victorias de su ciclismo sin ningún rasgo de vergüenza.

Antes los colombianos en el extranjero preferían que los confundieran con venezolanos, con ecuatorianos. Pero el ciclismo le dio la vuelta a eso.

Y creo que Egan forma parte de esa transformación que les devolvió el orgullo a los colombianos, porque prueba que Colombia puede ser número uno en algo que no sea la violencia.

¿Por qué Colombia es una potencia en ciclismo?

El ciclismo le permite al hijo del campesino poner en práctica todas las virtudes del campesinado: la paciencia, la resiliencia, la observación del otro, la resistencia al dolor.

Varios ciclistas me han dicho que ellos están acostumbrados al dolor porque vienen de estar acostumbrados al dolor de las ampollas, de los raspones, del golpe de la vaca, del corte del machete.

Parte del drama colombiano, presente en las protestas, es precisamente la precariedad de la vida campesina.

El ciclismo abraza esa cultura de la vida campesina siendo un deporte, como fenómeno cultural moderno, urbano.

Entonces el ciclismo en Colombia es una forma de llevar el campo a la ciudad, de armonizar la relación entre ciudad y campo, de darle al campesino una dignidad tras muchas décadas de sufrimiento.

Estos ciclistas colombianos no se fueron a vivir a la ciudad: ellos siguen viviendo y entrenando en el campo donde crecieron.

El ciclismo ha permitido que gente de la ciudad se aproxime al campo. Ha sido una invitación y una posibilidad de conocer un país distinto.

¿Qué rol ha jugado el ciclismo en la historia de Colombia?

Por un lado, ha sacado a Colombia de su concha.

Colombia fue un país muy aislado por muchos años. Cuando Venezuela, Argentina, Chile o Perú recibieron miles de inmigrantes durante el siglo XX, Colombia se mantuvo ensimismada quizá por su propia violencia.

Entonces el ciclismo, tal vez como lo hizo el narcotráfico de una manera muy distinta y perversa, le dio al país un motivo para sentirse parte del mundo y medirse con el mundo.

Pero también dio la posibilidad de pensarse más allá de la violencia.

Pocas cosas en Colombia han sido neutrales: toda expresión cultural siempre ha tenido una suerte de apego a uno u otro lado del conflicto político.

Pero el ciclismo se ha logrado mantener neutral y vigente. La Vuelta a Colombia, con todo y los tropiezos, se ha hecho a pesar de la violencia durante 70 años.

¿Cree que el ciclismo puede dar una lección a los colombianos sobre qué hacer con su violencia?

El ciclismo es un deporte sumamente violento, pero es una violencia interior que no daña al otro.

Ya vimos a Egan escalando esta semana bajo la nieve en un escenario tan hostil como una guerra. Y vimos el trabajo en equipo que hizo con su compañero y compatriota, Daniel Martínez.

Entonces ellos, y el ciclismo en general, sugieren otra manera de vincularse a la violencia.

No la niegan ni la suprimen, sino que la usan para su propio beneficio. Usan el estoicismo, la fuerza, la valentía y la energía del grupo para avanzar y para vencer en una competencia honesta que no daña al otro.

Es una celebración de la violencia en una clave distinta.

Yahoo Noticias Por Daniel Pardo – Corresponsal de BBC Mundo en Colombia Redacción BBC News Fotos internet agencias