El anuncio de la aspiración presidencial de Alejandro Gaviria, exministro de Salud, agitó el tablero electoral de Colombia a poco más de nueve meses de las votaciones, pues su precandidatura apunta a hacer contrapeso al uribismo y al petrismo, las dos corrientes políticas predominantes del país.
El lanzamiento de su campaña, con lo que se especuló durante meses, se selló el viernes con su renuncia como rector de la Universidad de los Andes y con el posterior anuncio de que buscará reemplazar en la Presidencia a Iván Duque, quien deja el cargo el 7 de agosto de 2022.
Gaviria, ingeniero civil y doctorado en Economía en la Universidad de California, fue ministro de Salud durante el Gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018) y sobresalió por iniciativas progresistas como la regulación de compras de medicamentos y la muerte digna, así como ha defendido la interrupción voluntaria del embarazo o la descriminalización del consumo de drogas.
“Aspirar a la Presidencia encierra, en mi opinión, una contradicción esencial: implica un compromiso con el bienestar colectivo, pero revela al mismo tiempo una ambición por fuera de lo común, exorbitante, incluso”, aseguraba el viernes en su anuncio electoral, en el tono de conciliación que quiere traer a una Colombia completamente polarizada.
Sus aspiraciones son vistas con buenos ojos desde distintos sectores, como la “Coalición de la esperanza” -conformada por el “centro” político- o el tradicional Partido Liberal, y su candidatura puede ser un puente entre diferentes grupos.
Hasta el momento Colombia cuenta con más incertidumbre que certezas, una veintena de precandidatos, con protagonistas como exalcaldes de las principales ciudades del país y exministros que se van perfilando en el centro y la izquierda.
Las dudas están en la derecha, ya que el uribismo, la corriente política de la que hace parte el presidente, que no buscará reelección, sigue sin tener candidato y ha sufrido el embate de varios meses de duras protestas contra la gestión gubernamental y las políticas económicas.
La única campaña que parece estar consolidada, pese a que deberá ser elegida entre varias propuestas, es la del Pacto Histórico, encarnada por el izquierdista Gustavo Petro, que perdió en 2018 con el presidente Iván Duque y a la que las encuestas parecen favorecer por el momento.
IMPACTO DE SU ASPIRACIÓN EN LA OPOSICIÓN
La llegada de Gaviria al tablero electoral ha supuesto una amenaza principalmente para Sergio Fajardo, tercero en las últimas elecciones, la cabeza visible de la Coalición de la Esperanza y exalcalde de Medellín que fue apoyado hace cuatro años por el partido Alianza Verde y por el Polo Democrático Alternativo.
El analista político Yann Basset, profesor de la Universidad del Rosario, asegura a Efe que esta aspiración “trata de representar a algún sector que ha tenido muchas dificultades de organizarse y de encontrar un candidato que sería el centro de lo que es la izquierda que se organiza en el llamado ‘Pacto Histórico’ y una derecha que se organiza alrededor del uribismo”.
Fajardo, que también viene del mundo de la Academia, “era por el momento el que más oportunidades tenía en el sector de centro que trataba de existir entre petrismo y uribismo. Con una candidatura que no ha acabado de despegar del todo, ahora va a competir con Gaviria”, dice, y agrega que ve clave los resultados de las próximas encuestas para darle forma a la propuesta del centro político.
En cuanto a la aspiración de Petro, que fue alcalde de Bogotá y hoy es senador, Basset cree que no la afecta directamente.
“Petro tiene un electorado mucho más marcado de izquierda y que se enfoca en sectores urbanos de estratos medios y bajos, muchos jóvenes, pero también mucha gente de las regiones más periféricas y este electorado nadie se lo compite”, expresa.
En lo que sí le compite Gaviria, según dice, es que cuenta con una “agenda más progresista, de temas socioculturales como el aborto, el feminismo”, entre otros asuntos. Ambos, tanto Petro como Gaviria, tienen en común la el poder de la oratoria y la facilidad de ganar adeptos con sus discursos.
POTENCIAL Y LIMITACIONES
Para Basset, la irrupción de Gaviria a la campaña “agita un poco el panorama” porque considera que su precandidatura tiene mucho potencial, aunque también advirtió que cuenta con limitaciones.
A su favor tiene a la “opinión urbana, educada, progresista”, así como a “los sectores de la política más tradicional, particularmente el Partido Liberal”. Sin embargo, no hay certeza de que su aspiración pueda unir a los sectores de centro que están divididos.
Y también es fundamental tener en cuenta que el exministro de Salud es conocido, principalmente, en Bogotá y Medellín, pero su impacto en las regiones aún es una incógnita, a diferencia de Petro y de Fajardo.
Colombia celebrará la primera vuelta de las elecciones presidenciales el 29 de mayo de 2022 y esta nueva irrupción solo aumenta la incertidumbre sobre el futuro del país tras la salida de Duque.
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