La presidenta del órgano encargado de redactar la nueva Constitución chilena, Elisa Loncon, afirmó este martes que “falta mucho para vivir en carne propia los Derechos Humanos” como eje central de la vida social en el país.
No obstante, la académica mapuche, que hizo estas declaraciones durante una conferencia de la oficina regional de la ONU para los Derechos Humanos (DD.HH.), apuntó a que la Convención Constitucional que desde el pasado 4 de julio trabaja en la redacción de la nueva Ley Fundamental ofrece la posibilidad de avanzar en ese sentido.
Loncon abundó que hoy día existe “mayor conciencia de los derechos civiles y políticos” a partir de las violaciones a los Derechos Humanos ocurridas durante las protestas de 2019, además de las reivindicaciones de los pueblos indígenas.
“El estallido permitió que en Chile estemos discutiendo una nueva Carta Fundamental”, enfatizó Loncon, quien busca impulsar una “articulación por el buen vivir” que permita una “relación de equilibrio entre el ser humano con la comunidad y con la madre Tierra”.
Pero la tarea no es fácil, adelantó la presidenta, quien señaló que una de las tareas que requiere “cuidado” es “resguardar que la Constitución incorpore derechos sociales” que sean “realizables en el mayor nivel posible”, evitando que el documento se transforme en un “catálogo de derechos” que no se puedan implementar por falta de condiciones políticas y económicas.
DERECHOS DE COLECTIVOS INDÍGENAS
En relación a los derechos colectivos indígenas, Loncon reconoció que el escenario es “favorable”, aunque persisten “riesgos de falta de comprensión” respecto a qué son efectivamente esos derechos tanto en su contenido como en su expansión hacia el resto de la sociedad.
“Se requiere una pedagogía que esperamos se dé en la discusión constitucional, entender que los derechos de las naciones originarias no son privilegios, como señalan sectores conservadores, sino derechos para los cuales existe todo un reconocimiento nacional e internacional y que han sido históricamente negados por sectores que han manejado la política”, afirmó.
En la misma línea, Loncon declaró que los derechos del pueblo tribal afrodescendiente en Chile en encuentran en peor pie, en tanto no lograron representación por escaños reservados a diferencia de los diez pueblos originarios presentes en la convención con este mecanismo, con 17 asientos de un total de 155.
HACIA UNA “DEMOCRACIA INCLUSIVA”
Loncon señaló además que la misión del órgano constituyente, es “construir una democracia inclusiva”, una cuestión que en la práctica sería el “sueño más democrático y participativo” que podrían entregarle al país.
La experta de la ONU Tania Abdo, quien también participó en el evento, explicó que una Constitución basada en derechos requiere de un cambio de paradigma de manera que se logre “transversalizar una filosofía, una manera de pensar a lo largo y ancho del documento”.
Finalmente, el jefe de ONU Derechos Humanos en América del Sur, Jan Jarab, caracterizó el proceso constituyente como una “oportunidad histórica” para reafirmar los compromisos de Chile con los derechos humanos y acelerar su camino hacia el desarrollo sostenible.
La creación del órgano constituyente, que se planteó para amainar la ola de protestas que estalló a fines de 2019 -la mayor crisis social en los 31 años de democracia chilena- culminará previsiblemente en 2022 con la celebración de un plebiscito que ratifique el nuevo texto.
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