Cuál paz total, cuál tregua, cuál cese el fuego, ante la perversa, traidora y despreciable acción de unos asesinos a sueldo manejados por el narcotráfico y las mafias internacionales que amenazan veredas, pueblos y ciudades de la Colombia que todos queremos sanear y reconstruir.
No hay día, hora, o minuto que las bandas de desalmados que actúan a lo largo y ancho de nuestra geografía, nos permitan tener precarios instantes de paz. No respetan nada, no les importan los derechos humanos, ni las más elementales normas de convivencia. Se burlan de los gobiernos de derecha o izquierda que hemos elegido democráticamente. Su única misión es traicionar a la gente con el pillaje, el terror, la amenaza, la pobreza y el hambre.
Seguramente cuando aparezca esta columna, la nación se haya conmovido con otra de sus torvas apariciones, masacres y desafueros. De eso viven. Nadie conoce algo medianamente constructivo que hayan realizado. El olor a sangre, pólvora, droga y dinero los enloquece.
La masacre de Gramalote, en El Catatumbo, donde 9 militares fueron asesinados y 9 resultaron heridos, muestra claramente sus objetivos: asesinar, destruir la riqueza nacional que de paso deja a las gentes en la miseria, el hambre y el terror.
El ELN reclama la violencia y la mortandad el trofeo que le garantice los diálogos de paz con el gobierno y el alto al fuego. ¡Qué desfachatez, cinismo y descaro! Cómo creer a semejantes traidores.
El gobierno, las fuerzas militares y la sociedad deben, de una vez por todas, formar un solo ente, capaz de eliminar semejante perversidad.
Tampoco se puede admitir la proliferación de bandas de facinerosos y forajidos que recorren barriadas, campos, pueblos, ciudades y capitales extorsionando, arruinando y asesinando a nuestra gente.
Es tal la criminalidad con bandas colombianas y venezolanas que gobiernan desde las cárceles, para amenazar, extorsionar y asesinar a comerciantes, familias y ciudadanos. Lo pudimos observar con la descarada aparición que hizo desde una celda el tal “negro Óber”, azote de Barranquilla, lanzando toda suerte de intimidaciones a las autoridades y a la comunidad, por la detención de su mujer, quien con toda libertad dirigía su acción criminal.
Y como si fuera poco, el hampa amenaza ahora a los medios de comunicación, que los denuncia y pone en evidencia su terrorífica acción.
En grupo, llegaron a las instalaciones del diario El Heraldo, de Barranquilla para intimidar a su directora, la colega Erika Fontalvo y exigirle la publicación de cierto panfleto de su organización. La FLIP, reveló intimidaciones a Zona Cero e Impacto News, otros dos medios de Barranquilla, a los que notificaron que borraría sus instalaciones con bombas y explosivos.
La amenaza es general contra una nación, una sociedad, un gobierno y un periodismo independiente, por parte de pandillas narco guerrilleras que no soportan, ni admiten la Prensa Libre.
BLANCO: El diálogo constructivo entre USA y Colombia. Gran actuación del Canciller Leyva.
NEGRO: El ministerio de salud acabó la vacunación contra el covid19 y otras enfermedades, sin anuncio alguno. Nadie sabe qué hacer.
Por Gabriel Ortiz