Los desastres naturales han afectado a más de 190 millones de personas en América Latina y el Caribe, es decir, a tres de cada diez habitantes.
En los últimos 50 años, los desastres naturales relacionados con el clima se han triplicado, con efectos más adversos en la salud de las personas, los ecosistemas y la economía.
El calentamiento global ha cambiado el ciclo hidrológico en todo el mundo, mientras en unas regiones no llueve, otras enfrentan bombas de lluvia e inundaciones, sequías y erosión del suelo.
Desde el año 2000, los desastres naturales han afectado a más de 190 millones de personas en América Latina y el Caribe, es decir, a tres de cada diez habitantes, según un informe de Naciones Unidas.
Ante ello, The Climate Reality Project América Latina insta a los países y tomadores de decisiones, ejecutar medidas urgentes para eliminar de manera acelerada el uso de los combustibles fósiles y reducir nuestras emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), ya que, de no tomar acciones concretas seremos testigos de desastres naturales cada vez más devastadores.
El cambio climático es una amenaza que no cesa e impacta a todas las regiones y a sus habitantes: recientemente, México enfrentó la cuarta ola de calor extremo con temperaturas históricas superiores a 45°C en Nuevo León, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Tamaulipas, Tabasco y Campeche. Con pocos días de distancia, Puebla, Cancún y Monterrey experimentaron intensas lluvias acompañadas de ráfagas de viento y granizo que provocaron inundaciones que se convirtieron en ríos que dañaron calles, casas e infraestructuras.
En los últimos 50 años, los desastres naturales relacionados con el clima se han triplicado, con efectos cada vez más adversos en términos de morbilidad, mortalidad, ecosistemas y economías, según el Banco Interamericano de Desarrollo. Dichos efectos del cambio climático destruyen la cobertura vegetal del suelo, además de que exponen a los ecosistemas a vientos y lluvias más dañinas.
En la misma línea, uno de los efectos del cambio climático más visibles y peligrosos es la falta de lluvia o disminución de precipitaciones, que se caracteriza por la escasez prolongada de agua, en tanto afecta la distribución y frecuencia de la lluvia.
De acuerdo con datos de la CONAGUA, en junio de 2023 a nivel nacional, llovió 61 % menos en relación con el promedio del mismo mes de 1991 a 2020. El cambio climático, la sobreexplotación del agua y la deforestación son las principales causas de la disminución de lluvias, además, se acentúa por fenómenos meteorológicos como El Niño que calienta la atmósfera, los océanos e intensifica las temperaturas.
En segundo lugar, la erosión del suelo —que consiste en la degradación y desplazamiento de la capa superior del suelo por factores como el viento, agua y hielo—, ha impactado en el equilibrio natural, a la par que ha reducido la infiltración del agua, disminuido la humedad y la precipitación local. La deforestación, agricultura, construcción y explotación de recursos naturales son las principales causas de la erosión del suelo.
De acuerdo con la ONU, un metro cúbico de suelo sano puede retener más de 250 litros de agua. Sin embargo, las intensas lluvias han sido capaces de golpear el suelo con gran fuerza hasta desintegrar sus partículas y por eso mismo, no se absorbe el agua o se evapora mucho más rápido.
En tercer lugar, ocasiona fenómenos extremos como las bombas de lluvia, las cuales se caracterizan por la formación de nubes que descargan una gran pared de lluvia sobre una superficie de muy pocos kilómetros, es decir, cae gran cantidad de lluvia en un lugar en poco tiempo y ocasiona graves daños a su paso como inundaciones, torrentes, deslaves y desbordamiento de ríos.
El informe del Consejo del Clima “Un clima sobrecargado: Bombas de lluvia, inundaciones repentinas y destrucción” explica cómo el cambio climático intensifica las precipitaciones extremas y cómo es probable que la frecuencia de estos fenómenos casi se duplique con cada grado más de calentamiento global.
Ante estos fenómenos climáticos, es fundamental tomar medidas de gestión sostenible del agua a través de captación o recolección de agua de lluvia, uso eficiente del riego para la agricultura y las industrias; infraestructura como embalses o sistemas de canales para la distribución eficiente del agua; reforestación y restauración de los ecosistemas, ya que plantar árboles en temporada de lluvia ayuda a mejorar la retención del agua y a estabilizar el clima.
Los efectos del cambio climático son un desafío que va en aumento, ante ello, se requiere acción climática urgente por parte de los gobiernos, empresas, países, industrias y ciudadanos para disminuir la dependencia hacia los combustibles fósiles así como la huella de carbono. La cooperación internacional es clave para reducir sus efectos y proteger los ecosistemas, comunidades y animales.
El futuro depende de los esfuerzos globales que se implementen desde ahora y determinará la intensidad de los efectos climáticos. Para conocer más sobre cambio climático así como sus posibles soluciones, solicita una plática gratuita en las redes sociales de @ClimateLatino en Instagram, Facebook, TikTok y X.