Calidad de vida de hogares liderados por mujeres, un reto para el país

316

Encuesta del Dane reveló que, de 18 millones de hogares en Colombia, 8,2 millones tienen jefatura femenina, lo que responde a un histórico 45,4%. Especialistas piden diseñar políticas públicas que propendan por el bienestar de las colombianas cabeza de familia.

El histórico aumento de hogares liderados por mujeres en el país, que se desprende de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2023, recientemente divulgada por el Dane, representa un reto para el gobierno y las organizaciones, en aras de construir políticas públicas que atiendan esta realidad. Esta es una de las conclusiones que se desprende del análisis ‘Aumento de la jefatura femenina en Colombia: una mirada más allá de las cifras’, realizado por la Fundación WWB Colombia.

Según el Dane, 8,2 millones de hogares en Colombia tienen jefatura femenina, lo que corresponde al 45,4% del total de 18 millones de hogares; porcentaje que ha sido el más alto de la historia, incluso antes de la pandemia, puesto que para el año 2019 eran 6,1 millones, lo que devela un aumento de 7 puntos porcentuales (2,1 millones) para el 2023.

“Más allá de las cifras, hay una serie de implicaciones que se desprenden de la encuesta, entre ellas la necesidad de analizar la calidad de vida de los hogares con jefatura femenina. Lo que buscamos con esta mirada es aportar elementos que propicien la reflexión y que inviten al diseño de estrategias que brinden bienestar”, explicó Esneyder Cortes, director de Planeación de la Fundación WWB Colombia.

De acuerdo con el análisis de la organización, en 2019, antes de la pandemia, por cada 100 mujeres jefas de hogar había 160 hombres; ahora, esta proporción se ha reducido a 120 hombres por cada 100 mujeres, lo que implica un cambio definitivo en la distribución de roles familiares y en las dinámicas de género en el país. “Al observar con mayor detalle la composición de los hogares, se revelan diferencias significativas que podrían influir en los niveles de vulnerabilidad socioeconómica. Se encontró que el 69,9% de los hombres jefes de hogar lideran hogares biparentales (con padre y madre), mientras que este porcentaje es considerablemente menor para las mujeres, alcanzando solo el 31,4%. En contraste, las mujeres se concentran en mayor medida en los hogares monoparentales (solo madre o padre), representando el 44,8%, mientras que para los hombres jefes de hogar este tipo de hogares apenas alcanza el 7,1%”.

Situación que repercute en términos de dependencia económica, puesto que en los hogares biparentales es posible negociar las responsabilidades de los gastos y la demanda de cuidado, dada la presencia del jefe del hogar y su cónyuge, mientras que en los hogares monoparentales es su jefe quien asume de manera exclusiva la carga económica y de cuidados de los hijos y/o personas dependientes. Precisamente la encuesta del Dane refleja que, en los 8,2 millones de hogares con jefatura femenina, el 40,3% tiene menores de edad y en un 34,5% hay adultos mayores, lo que implica mayores responsabilidades de cuidado y de sostenimiento.

En relación con el estado civil, la encuesta relaciona que el 65% de las mujeres que lideran hogares son solteras, en contraste con el 28,4% de los hombres en la misma posición. Esta diferencia de 37% evidencia disparidades que se reafirman en que el tamaño promedio de los hogares liderados por mujeres solteras es considerablemente mayor que aquellos encabezados por hombres solteros.

“Existe una disparidad significativa en razón del género dentro de la estructura de los hogares, ya que la responsabilidad de suplir necesidades de cuidado y sustento económico recae en mujeres cabeza de familia solteras, jefas de hogares con más integrantes y con mayor presencia de personas en edades dependientes, lo que conlleva a condiciones de mayor vulnerabilidad y dificultad de materializar un proyecto de vida por fuera del hogar”, señala el análisis.

Sobre el aumento de los hogares con jefatura femenina, la directora nacional de DANE, Piedad Urdinola explicó que este número pasó de un 38,4% en 2019 a 45,4% en 2023. “Este aumento se da sobre todo en las cabeceras, al pasar del 41,6% a 47,9%, y en los centros poblados y rurales dispersos pasó de 28,3% a 36,7%; estamos viendo cómo la brecha entre lo urbano y lo rural viene cerrándose”.

Bienestar

Otro aspecto en el que hace hincapié el análisis de la Fundación WWB Colombia es en el bienestar subjetivo, asociado a aspectos como la satisfacción general con la vida, el nivel del ingreso, la salud, la seguridad, el trabajo y el tiempo libre de las personas. En una escala de 1 al 10, se encontró que para el 2023, en todas las calificaciones de satisfacción, las mujeres jefas de hogar tuvieron promedios más bajos que los hombres. Se resaltan aspectos como el trabajo (mujeres 7.1 frente a hombres 7.5) y el ingreso (mujeres 6.5 frente a hombres 7.0).

Además, se observan diferencias en los aspectos emocionales: las jefas de hogar reportan niveles más bajos de felicidad, y mayor preocupación y tristeza. También expresan sentir que sus actividades y logros tienen menor valor y se sienten menos realizadas en sus proyectos de vida. En la percepción que tienen de su realidad económica, el 49,5% de ellas se consideran en situación de pobreza, frente al 45,5% de los hombres en igual posición. Adicional a esto, el 43,2% de los hogares con jefatura femenina indicaron que sus ingresos solo alcanzan para cubrir los gastos mínimos, esta cifra desciende al 37,1% en hogares a cargo de un hombre; una diferencia de 6 puntos.

“En prospectiva, las mujeres jefas de hogar tienen proyecciones más pesimistas frente al futuro que los hombres jefes de hogar, donde el 39,5% de las mujeres en este rol manifiestan que su situación económica va a ser peor o mucho peor dentro de 1 año; en cambio esta cifra disminuye para los hombres jefes de hogar a un 36,4%”, señala el análisis.

Al revisar los ingresos también se perciben diferencias. Mientras que en los hogares liderados por hombres el ingreso per cápita es superior al promedio ($1.241.250), llegando a $1.338.390, el de los hogares con jefatura femenina es de $1.123.251. Esto indica que por cada peso per cápita de ingreso de las mujeres jefes de hogar, los hombres jefes reciben 1,19 pesos más.

En cuanto a la seguridad alimentaria, el 43,6% de los hogares liderados por mujeres expresó preocupación por la escasez de alimentos; el 35,4% no pudo acceder a alimentos saludables, el 39,5% consumió una variedad limitada de alimentos, el 22,5% se vio obligado a omitir una comida diaria, el 30% mencionó ingerir menos alimentos de lo necesario y el 13,5% experimentó la falta total de alimentos. En hogares con jefatura masculina, los porcentajes fueron ligeramente inferiores: el 37,1% se preocupó por la falta de alimentos, el 30% no pudo consumir alimentos saludables, el 33,7% experimentó una variedad reducida de alimentos, el 18,2% tuvo que saltarse una comida, el 24,1% comió menos de lo necesario, y el 10,4% sufrió la falta absoluta de alimentos.

La encuesta mide también otros eventos que evidencian vulnerabilidad, siendo el más frecuente que en los últimos 12 meses el 8,2% de los hogares colombianos se atrasaron en el pago de los servicios públicos. Al profundizar, se puede notar que en el caso de la jefatura femenina es del 9,5%, y en el caso de la masculina, es del 7,1%. El segundo evento que más aconteció fue la pérdida del empleo; entre los jefes de hogar liderados por una mujer soltera, el 7% entró en condición de desempleo, frente a un 5,4% en el caso de los hombres soltero.

Cuidado e inclusión financiera

Las mujeres jefas de hogar concentran mayoritariamente su tiempo en los oficios de la casa respecto a los hombres, incluso en más proporción que realizando actividades remuneradas. En una semana promedio, el 46,9% de las jefas de hogar se dedicó a tareas domésticas en comparación con el 27% de los hombres; por su parte, el 45,3% de ellas ocupó la mayor parte al trabajo remunerado frente al 64% de los hombres.

En Colombia, la desigualdad económica marcada entre hombres y mujeres se ve reflejada desde las condiciones de empleo y desempleo. De acuerdo con el DANE, la diferencia de tasa global de participación (TGP) en el trimestre de diciembre 2023 a febrero 2024 entre hombres y mujeres fue de 24,8 puntos porcentuales, donde los hombres tenían un 76,5% y las mujeres un 51,7%.

En torno a estas diferencias, la Asobancaria, en su informe sobre la jefatura femenina en Colombia y la inclusión financiera precisó que es necesario fortalecer del liderazgo femenino para que las mujeres puedan acceder a servicios financieros. “La inclusión financiera es un facilitador para reducir la pobreza extrema y promover círculos de prosperidad social. Esto se debe a que proporciona a las personas la oportunidad de acceder a productos y servicios que satisfacen sus necesidades. Sin embargo, este proceso se ve limitado por brechas desde la oferta y la demanda”.

Para la Banca de las Oportunidades, las cifras relativas al acceso a productos financieros revelan disparidades entre mujeres y hombres. En 2022, el acceso fue del 88,7% para las mujeres y del 95,6% para los hombres, evidenciando una brecha de género. En el uso de productos financieros, la disparidad persiste, el 74,9% de las mujeres utilizan estos servicios, mientras que en los hombres esta cifra asciende al 79%. En el acceso al crédito, la diferencia también es considerable, pues para las mujeres es del 34,2%, mientras que para los hombres es del 38,1%.

Recomendaciones

A partir del análisis de la Fundación WWB Colombia se aconseja:

– Atender las demandas de cuidado que enfrentan las mujeres jefas de hogar, tanto por un tamaño mayor del mismo, como por la presencia de personas en edades dependientes en estos hogares, así como las brechas relacionadas con el menor nivel de ingreso que repercuten en la satisfacción en diversos aspectos.

– Mejorar la calidad de vida. En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la inseguridad alimentaria se percibe en un alto porcentaje: casi la mitad de las mujeres jefas de hogar manifestaron preocupación para garantizar una alimentación adecuada. A su vez, los hogares con jefatura femenina son más propensos a choques externos como la pérdida del empleo, el no poder pagar servicios públicos, además de haber gastado sus ahorros o endeudarse más, lo que muestra un entramado de vulnerabilidad derivado de las brechas de género.

– Disminuir la desigualdad. Las desigualdades económica, laboral y social que enfrentan las mujeres exponen las carencias de este grupo poblacional y se asocian de forma subjetiva y objetiva con mayores niveles de pobreza. Es necesario que se indague en las cifras que se construyen detrás de este aumento en jefaturas para generar políticas públicas que aporten a la disminución de las inequidades que atraviesan las mujeres.

– Apoyo a jefaturas de hogar de mujeres solteras. Conviene resaltar que hay 5.3 millones de hogares en esta categoría, que corresponden a un total de 13,6 millones de personas; por lo tanto, todas las intervenciones, públicas o privadas, que se realicen en esta población serán significativas para impactar positivamente la calidad de vida y el bienestar del grueso poblacional en Colombia.