Colombia avanza en la implementación del parto humanizado, pero aún enfrenta desafíos

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En Colombia, la implementación del parto humanizado ha cobrado relevancia en los últimos años, impulsada por la “Ley de parto digno, respetado y humanizado”, promulgada en julio de 2022. Esta norma busca garantizar que las mujeres vivan su trabajo de parto, parto, posparto y duelo gestacional y perinatal con libertad de decisión, consciencia y respeto; así como reconocer y garantizar los derechos de los recién nacidos.

Sin embargo, estudios recientes reflejan que todavía persisten obstáculos que dificultan la implementación de este modelo de atención. La Primera Encuesta Nacional de Parto y Nacimiento (2024), realizada por el Movimiento Nacional por la Salud Sexual y Reproductiva, señala que más del 33% de las mujeres no recibió información ni otorgó su consentimiento para procedimientos como la cesárea, mientras que el 15,6% reportó haber sufrido contacto físico irrespetuoso por parte del personal de salud.

A ello se suma que solo el 6,3% de las gestantes pudo elegir la posición en la que deseaba parir, lo que evidencia que, en algunos casos, la atención sigue priorizando los protocolos institucionales por encima de las necesidades individuales.

Para la doctora Claudia Marcela Otálora Forero, Coordinadora de Ginecología y Obstetricia del Hospital Infantil Universitario de San José, el parto no puede considerarse como un procedimiento deshumanizado, pues por esencia ya responde a estándares de atención médica centrados en la salud materna y neonatal.

“Es un tecnicismo que se ha popularizado, pero por esencia el parto ya cumple con criterios de atención respetuosa”, señala. No obstante, reconoce que la normatividad actual ha reforzado prácticas clave como la presencia de un acompañante, el acceso a analgesia, la posibilidad de recibir información clara sobre cada procedimiento y la garantía de un entorno seguro y digno para la recuperación.

El parto humanizado no solo fortalece la autonomía de la gestante, sino que también impacta directamente en la salud del recién nacido. Según la doctora Otálora, el contacto piel con piel inmediato y la lactancia temprana son prácticas esenciales para la adaptación del bebé tras el nacimiento. “Este estímulo es fundamental porque reduce el impacto traumático del nacimiento y facilita el vínculo con la madre, quien es la primera voz que el bebé reconoce”, explica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) respalda estas medidas en sus “Recomendaciones para los cuidados durante el parto, para una experiencia de parto positiva”, donde define este proceso como aquel que cumple o supera las expectativas personales y socioculturales de la gestante, con un ambiente seguro, apoyo continuo, presencia de un acompañante y asistencia médica especializada.

A pesar de los avances normativos, la implementación del parto humanizado en Colombia aún enfrenta desafíos estructurales. En algunas instituciones, la falta de infraestructura dificulta que todas las gestantes cuenten con un acompañante durante todo el proceso, mientras que los costos restringen la disponibilidad de espacios adecuados para su recuperación, como las salas de Trabajo de Parto, Parto y Recuperación (TPR).

Además, la capacitación del personal médico sigue siendo un factor clave para mejorar la calidad de la atención materna. Los cursos prenatales han demostrado ser herramientas efectivas para preparar tanto a las gestantes como a sus acompañantes, proporcionándoles conocimientos sobre técnicas de respiración y pujo, así como estrategias para un apoyo emocional activo durante el parto. La sensibilización en torno al parto vaginal también juega un papel crucial en la promoción de una experiencia más consciente y respetuosa.

Para consolidar el parto humanizado como una práctica estándar en Colombia, es clave la combinación de políticas públicas, formación médica y adaptación de los servicios de salud. En el Hospital Infantil Universitario de San José, se han capacitado médicos, enfermeros y paramédicos para fortalecer la atención humanizada, permitiendo que las gestantes y sus familias vivan una experiencia de parto más segura y respetuosa.