Comunidad sorda, experta en podar y embellecer jardines en zona antioqueña

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Llevan en sus manos podadoras, motosierras y rastrillos; lucen uniformes amarillos; se comunican con señas, y son el alma de una empresa que propaga en la región del Bajo Cauca colombiano un mensaje de inclusión por elegir contratar a personas con discapacidad auditiva.

En el barrio Los Comodatos de Arriba de El Bagre, municipio del departamento de Antioquia (noroeste), una comunidad sorda “se siente útil y parte de la sociedad”.

La compañía trabaja en paisajismo y embelleciendo jardines de algunas compañías mineras que operan en la región o donde los contraten.

“Para que un ser humano se desarrolle como tal, el trabajo es parte importante”, dijo a Efe Luis Fernando Arrieta, de 30 años, quien creó la empresa Oportunidades Disponibles (Opordis) para impulsar el desarrollo de personas con “habilidades diferentes” y propiciar su inserción laboral.

LOS MEJORES MAESTROS

La amistad con un joven sordo lo llevó a iniciar este proyecto social, que materializó en 2016 tras identificar las necesidades de esta población. Con una guadaña prestada y un rastrillo, tocó la puerta de un campamento minero para empezar su proyecto.

“Son una comunidad muy unida, así que mi amigo me ayudó a contactarlos en cuestión de horas. Aprendieron rápido a utilizar las herramientas. Hicimos el ensayo y vimos que iba a resultar”, contó el emprendedor.

Actualmente, en Opordis trabajan 15 personas, ocho de ellas con discapacidad auditiva, en edades entre los 25 y 51 años. Todos saben de paisajismo, rocería y limpieza mecánica de zonas verdes, algunos tienen incluso un título técnico tras recibir clases en las que Arrieta sirvió de intérprete.

Para su jefe, ellos han sido “los mejores maestros”, y no solo para enseñarle lenguaje de señas. “Tienen unas cualidades muy bonitas. Son serios, puntuales”.

“Ellos no van a hacer un trabajo mediocre, lo hacen todo bien y son muy directos”, destacó.

Con la llegada hace tres años de Avancemos Bajo Cauca, iniciativa que suma las capacidades de cinco entidades, entre ellas la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (Usaid), Opordis consolidó su estructura interna y conectó con posibles clientes, pues necesita más compañías que crean en su trabajo, filosofía y empleados.

“Hemos cambiado nuestra imagen. Antes para la gente éramos simplemente ‘sordos y guadañas’, ahora somos una empresa con muchos servicios y oportunidades sociales”, expresó Arrieta, al hablar del impacto de esta alianza, conformada también por la Corporación Interactuar, Comfama, Mineros S.A., y Fundación Mineros.

UN MODELO DIGNO DE REPLICAR

A Juana Ludivia, de 51 años, quien nació con discapacidad auditiva, le hace sentir “muy bien” recibir un salario para aportar en los gastos de su hogar, pero lamenta que para su comunidad no exista estabilidad laboral.

“Es triste. Los sordos la tenemos difícil. A algunos de nosotros nos presionan en nuestras casas para que trabajemos, pero trabajo no hay”, comentó a Efe, en lenguaje de señas, la jardinera.

Liney Beltrán coincide con su compañera porque en El Bagre “faltan oportunidades”. Ella lo vivió. Antes de aprender a podar y a embellecer jardines, se iba para pueblos cercanos a vender sopas de letras y crucigramas.

“Este trabajo ha sido como una salvación”, apuntó la joven.

En esos uniformes amarillos que portan sobresale un logo que encarna la filosofía de la compañía: dos manos que rompen el círculo de la exclusión con oportunidades laborales y conocimiento para que en un futuro estos empleados ejemplares puedan continuar su proyecto de vida en otros espacios.

“Mi sueño es inspirar a otros, que grandes empresas repliquen este proyecto y saquen del anonimato a estas comunidades para que tengan trabajos formales”, manifestó el emprendedor.

Jeimmy Paola Sierra

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