Crisis eléctrica en el Caribe: no podemos retroceder ni volver al fantasma del pasado

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Uno de los temas que más hemos abordado desde el Congreso, y yo principalmente desde la Comisión Sexta, es el del servicio público de energía.

En reiterados debates de control político manifestamos que la Región Caribe necesita tarifas más acordes a las realidades de nuestros territorios y lo señalamos precisamente porque el usuario paga unas facturas altísimas y el servicio no compensa el pago de ese valor.

Luego de librar una batalla titánica contra las desavenencias, incumplimientos y el mediocre servicio con el que durante 22 años operó Electricaribe; le dimos la bienvenida y el apoyo a nuestro nuevo operador: Air-e.

Somos conscientes que en tan solo un año y siete meses que llevan operando el servicio no van a lograr solucionar todos los problemas que dejó la anterior compañía, sobre todo cuando se requieren de unas inversiones importantes para la infraestructura eléctrica de nuestra región, gran parte de esta obsoleta.

Estamos viviendo suspensiones prolongadas en el servicio de energía sin notificaciones previas, afectación en la calidad de vida de las personas, daños en los electrodomésticos de los usuarios, quejas por los altos costos de las tarifas y un servicio que cada vez más se hace deficiente con las lluvias, por lo que esperamos que se tomen con urgencia las medidas pertinentes.

Es tanto el malestar de la ciudadanía que ha escalado hasta convertirse en indignación. Los cambios para la renovación de equipos y las jornadas de mantenimiento son necesarias para el mejoramiento del servicio, sin embargo, hay que contemplar los respectivos planes de contingencia para que episodios como en los que cerca de 30 mil usuarios se vieron afectados recientemente por los cortes del servicio de energía, no vuelvan a presentarse.

Al Gobierno Nacional quiero recordarle que tienen un compromiso con el Caribe y con nuestro departamento, que tienen que seguir haciendo el respectivo acompañamiento, porque queríamos una mejora gradual y significativa en la prestación del servicio, pero hoy, tristemente, estamos viendo lo contrario. La Región Caribe y el Departamento del Atlántico merecen un servicio de energía óptimo y de calidad. No podemos retroceder ni volver al fantasma del pasado.

Enviaremos los respectivos oficios al Ministerio de Minas y Energía para que nos informen en qué van los compromisos de inversión que se trazaron para llevar a cabo en un plazo de 10 años y con los que se debe asegurar la “calidad, continuidad y cobertura”; así como a la Superintendencia de Servicios Públicos encargada de la inspección, vigilancia y control de estos temas.

Por Martha Patricia Villalba Hodwalker 

Representante a la Cámara por el Atlántico