Investigaciones del Politécnico Grancolombiano analizan el riesgo que enfrenta Bogotá ante la escasez de agua. La demanda está aumentando, mientras que las fallas en la gestión del recurso en la cuenca y la variabilidad climática ponen en peligro la sostenibilidad del sistema hídrico.
Los estudios alertan sobre la urgente necesidad de implementar medidas como la optimización del consumo de agua del sector agropecuario y domiciliario, y el fortalecimiento de la infraestructura de abastecimiento, para garantizar un suministro confiable en el futuro.
Estrategias como el aprovechamiento de aguas residuales tratadas, junto con la colaboración entre ciudadanos y autoridades, son fundamentales para construir un sistema hídrico sostenible.
Bogotá abril de 2024. Bogotá enfrenta una amenaza latente de escasez de agua. Ya hace un año que los bogotanos viven en racionamiento y, a pesar de contar con un sistema de abastecimiento robusto, el crecimiento de la demanda, los retrasos en infraestructura y la variabilidad climática siguen poniendo en jaque la sostenibilidad hídrica de la ciudad.
Así lo advierten las investigaciones lideradas por el docente Andrés Chavarro del Politécnico Grancolombiano y el Dr. Isaac Dyner de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, quienes analizan los riesgos y posibles soluciones ante la crisis.
¿Qué está pasando? Los estudios alertan un patrón preocupante: mientras que Bogotá depende en gran medida de fuentes externas, los proyectos de ampliación del suministro tardan hasta nueve años en concretarse y la demanda sigue en aumento porque cada vez más son los habitantes de la ciudad. Sin medidas efectivas, las proyecciones revelan que existe un riesgo aún más alto de desabastecimiento en los próximos años.
Un sistema hídrico vulnerable
La investigación “Escenarios futuros de seguridad hídrica: un caso de la cuenca del río Bogotá, Colombia”, analizó la historia de la oferta y demanda hídrica de la ciudad mediante modelos de simulación. Encontró que Bogotá no es autosuficiente en el suministro de agua desde hace cuatro décadas, lo que la ha obligado a recurrir a trasvases desde la Cuenca del Orinoco. Esta dependencia ha generado presión sobre los ecosistemas naturales, disminuyendo la disponibilidad del recurso y aumentando la vulnerabilidad del sistema.
Además, el estudio advierte que la planificación hídrica en Bogotá ha estado marcada por retrasos constantes en infraestructura, ya que las plantas de tratamiento se demoran nueve o más años en construirse. Ante este panorama, los investigadores proponen estrategias de optimización del consumo, como el cambio en el uso del suelo pecuario, la expansión y fortalecimiento del riego, cosecha de aguas lluvias y la reutilización de aguas residuales tratadas domiciliarias.
De otro lado, la investigación “Modelado para la evaluación de alternativas de políticas públicas en la gestión del agua en la región hídrica de Bogotá” refuerza la idea de que la sostenibilidad hídrica de la ciudad depende de una gestión más eficiente. A través de modelos de dinámica de sistemas, el estudio muestra que la relación entre la oferta y la demanda es estable en condiciones normales. Sin embargo, el problema radica en los rezagos en la ampliación de la infraestructura y otros problemas de gestión como el débil ordenamiento ambiental del territorio, el descuido de los sistemas de riego y drenaje, y el desaprovechamiento de fuentes alternativas.
Esto, combinado con un evento de sequía extrema o una variabilidad climática inesperada, podría desencadenar una crisis aún mayor de la que hoy se está viviendo. Los investigadores advierten que, si la demanda sigue creciendo y no se implementan medidas de control, la ciudad podría enfrentar episodios de desabastecimiento cada vez que se registre un año seco, como sucedió en el 2024. Para mitigar este riesgo, sugieren que, además de aumentar la capacidad de almacenamiento, se adopten políticas de restricción de consumo más estrictas para el sector industrial y agropecuario.
Dispositivos ahorradores: una solución efectiva y viable
El estudio “Modelo de simulación para evaluar dispositivos de ahorro de agua en los hogares de Bogotá” demuestra el impacto positivo que pueden tener pequeñas acciones en la reducción del consumo. La investigación modeló el efecto de dispositivos eficientes en el ahorro de agua y encontró que el uso masivo de grifos de bajo flujo podría ahorrar hasta 78 millones de m³ al año, lo que representa más de la mitad del suministro confiable del sistema norte de la ciudad. Asimismo, las lavadoras ecoeficientes y los inodoros de bajo consumo permitirían reducir significativamente el desperdicio de agua en los hogares.
También destaca que este tipo de soluciones son económicamente viables si se implementan políticas de financiamiento y subsidios para su adopción. En la actualidad, los estratos más altos son los que más agua consumen y podrían contribuir a cofinanciar estos dispositivos para los sectores con menores recursos. Además, una reducción en el consumo beneficiaría a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), al disminuir los costos de mantenimiento de la infraestructura.
Otro de los hallazgos clave es el enorme potencial de reutilización de aguas residuales en Bogotá. Actualmente, la ciudad descarga alrededor de 567 millones de m³ de agua al año, de los cuales solo el 31% recibe un tratamiento primario. Si se implementaran sistemas adicionales de tratamiento, sería posible reducir el consumo total de la cuenca hasta 409 millones de metros cúbicos anuales (40% del consumo total) lo que quiere decir que se cubriría la totalidad de los requerimientos de la industria y consumo de las superficies de pastos para ganadería.
La construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Salitre fue un primer paso en esta dirección, ahora se espera que entre en funcionamiento la Planta de Canoas, prevista para 2029, para tener disponible todo el potencial. No obstante, el estudio enfatiza que no basta con tratar el agua residual, sino que es necesario desarrollar la infraestructura para su distribución y uso eficiente.
Evitar la crisis está en nuestras manos
Los tres estudios coinciden en un punto fundamental: Bogotá aún está a tiempo de evitar una crisis de abastecimiento de agua mucho mayor a la que hoy se vive y que llevó al racionamiento de agua que ya completa un año. Es urgente cambiar el enfoque de gestión. Implementar dispositivos en los hogares de Bogotá, reducir el desperdicio de agua con distritos de riego y drenaje suficientes y actualizados, mejorar la planificación de las obras y fomentar la reutilización del recurso, son acciones clave que pueden marcar la diferencia en los próximos años. Tanto las autoridades como la ciudadanía tienen un papel fundamental en este proceso. De lo contrario, la capital colombiana y la cuenca hidrográfica en general podrían enfrentar un futuro donde el agua deje de ser un recurso garantizado para todos.