La Suboficial Segundo Daisy Gabriela Gómez es una de las dos primeras mujeres buzo de la Armada de Colombia en llegar al continente blanco, con el fin de aportar desde las profundidades a la ciencia e investigación que se desarrolla en el marco de la Décima Expedición Antártica de Colombia, que culminó el pasado mes de febrero.
“Siempre quise hacer parte de las Fuerzas Militares. Ingresé a la institución con el deseo de aportar desde algo diferente: el buceo. Mi sueño era destacarme en esa actividad subacuática. Quizás sucedió porque desde niña tuve lejos el mar y quería estar en sus aguas, lo añoraba”, señaló Daisy.
Durante la expedición a la Antártica, liderada por la Armada de Colombia, la Dirección General Marítima y el Programa Antártico Colombiano, la Suboficial hizo parte de un equipo de tres personas altamente capacitadas para atender actividades de búsqueda y rescate, emergencias y desastres.
Sus funciones se relacionaron con la investigación científica a través de la recolección de muestras para diversos proyectos, uno de los cuales de cooperación internacional con el Programa Antártico de Turquía.
“Se buscaba conocer los impactos generados por las actividades humanas en ecosistemas tan remotos como el continente blanco. Fue increíble, porque pusimos a prueba nuestras capacidades, cualidades y entrenamiento”, aseguró esta santandereana de 33 años.
Los retos de ser mujer buzo en la Amada Nacional
La Armada de Colombia, la Dirección General Marítima y el Programa Antártico Colombiano, los cuales lideraron la Décima Expedición Antártica de Colombia, sostienen que “continuarán promoviendo el rol de la mujer en el desarrollo científico y tecnológico en estos escenarios internacionales, que aportan a los objetivos de Colombia en el continente blanco”.
Por su parte, la suboficial, una de las dos primeras mujeres buzo de la Armada de Colombia allí, destaca: “No tuvimos ninguna limitación, pudimos realizar la maniobra y obtener la muestra. Soportamos condiciones inclementes y las bajas temperaturas de las aguas en este territorio, lo cual era un contraste porque yo venía de Cartagena, del Caribe colombiano”.
Para cumplir el desafío de sumergirse en las aguas de la Antártica, su capacidad física y mental resultaron fundamentales. “Fue algo complicado, pero como mujer lo pude realizar. Eso que me permitió ser la persona más experta para esa misión. Fuimos ocho mujeres de diferentes especialidades, roles y funciones”, resalta la suboficial.
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