Hubo que esperar 64 angustiosos minutos. La tensión iba creciendo entre miles de argentinos reunidos frente a una pantalla gigante en un parque de Buenos Aires para ver Argentina-México. Hasta que Lionel Messi abrió el marcador y el grito desaforado se sintió como una final.
“Viví este partido con mucha emoción. La confianza siempre está porque Argentina es un equipo que siempre cuando está al límite remonta en el minuto final”, declaró a la AFP Marcelo Vega, un hincha de 49 años.
Bajo un sol rajante en una calurosa jornada de la primavera austral, unas 40.000 personas, según las autoridades, se acercaron al parque donde la alcaldía porteña montó una pantalla gigante montada que permitió ver el partido rodeado de hinchas como en un estadio.
“¡Ahora quiero todo!, todo es todo: quiero la final y si es con Francia o Alemania, mejor”!, se entusiasmó Vega, uno más de los que volvieron a respirar con el golazo de Enzo Fernández que tras el 1-0 de Messi terminó de llevar tranquilidad al equipo del DT Lionel Scaloni y a los hinchas.
Desde las primeras horas del sábado, Buenos Aires se tiñó de celeste y blanco cuando aun faltaban muchas horas para la pitada inicial. Todos los comentarios callejeros, los canales de televisión y programas radiales solo hablaban del enfrentamiento con México, cita clave para Argentina por la segunda fecha del Grupo C del Mundial de Catar.
Los argentinos hacían cuentas: después del triunfo de Polonia ante Arabia Saudita (2-0) poco antes, solo un triunfo sacaba de terapia intensiva a la Albiceleste tras la inesperada caída en el primer partido ante los árabes (2-1).
– “En carrera” –
Fernando Koenig, un economista de 48 años que fue a ver el partido con su joven hijo estadounidense por primera vez: “Fue emocionante. Estaba asustado pero con confianza. Le dije a mi hijo: vamos a ganar. El primer tiempo sufrí un montón. El segundo ya se veía diferente, que íbamos a ganar”, afirmó Koenig.
“Es doble alegría: Argentina y gol de Messi. Ahora vamos a pasar (a octavos). Le vamos a ganar a Polonia y Argentina va a ir de menos a más. Después veremos. Hay muy buenos equipos pero Argentina está de nuevo en carrera”, agregó.
A lo largo del partido, Agustina La Neve, de 22 años, no paraba de llorar. “Estoy muy contenta”, dijo a la AFP esta joven que se acercó con sus padres. “Estábamos esperando todos que gane Argentina”, agregó luego de admitir que prefiere a Rodrigo de Paul y a Angel di María, su “ídolo”, antes que Messi.
Mucho antes de la pitada inicial a las cuatro de la tarde en Argentina, la ansiedad y la angustia se combinaban para cerrar estómagos ante la posibilidad de quedar fuera de la copa del mundo y enfrentar una nueva frustración.
Para los mayores de 40, pesa el recuerdo del Mundial de Japón-Corea del Sur 2002, cuando la Albiceleste dirigida por el DT Marcelo Bielsa, uno de los máximos candidatos tras una eliminatoria perfecta, quedó afuera en primera ronda.
Todos invocaban al dios pagano del fútbol mundial, el legendario Diego Maradona, de cuya muerte se cumplieron dos años el viernes, a quien le rogaban que ilumine al actual capitán argentino.
– Humor argentino –
Frente a la pantalla gigante, algunos extranjeros se pusieron la camiseta argentina para acompañar a sus amigos locales como Juan Drancisco Márquez, un brasileño de 23 años que hace 4 años estudia medicina en la universidad de Buenos Aires. “Me encanta este país, son todos buena onda. Argentina va a ganar todo. El mejor es Messi, siempre”, lanzó sin temor a represalias de sus compatriotas.
Frente a la pantalla, la mayoría exhibía sus casacas albicelestes aunque varias mujeres optaron por la camiseta alternativa, de color violeta en homenaje a la lucha de igualdad de género y diversidad.
En un país con inflación galopante y economía en crisis, el triunfo liberó tensiones y ofrece una ocasión para ilusionarse. Según un sondeo de la privada Universidad de San Andrés, el 77% de 1.023 encuestados estimó que el resultado del Mundial repercutirá en el humor de los argentinos.
Liliana SAMUEL
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