En lo corrido del año, según la ONU. Más de 91.300 migrantes, en su mayoría haitianos, han atravesado este año desde Colombia la peligrosa selva del Tapón del Darién hacia Panamá con la esperanza de llegar a Estados Unidos, Canadá o México, según el Servicio Nacional de Migración del país centroamericano.
La cifra de los primeros nueve meses triplica el récord anterior de 30.000 personas en la misma ruta durante todo 2016.
“Se evidencia –ha dicho la ONU– un aumento en el número de menores que llegan a Panamá por la ruta del Darién. Mientras que en 2017 los niños representaban el 2% del movimiento migratorio por la frontera entre Colombia y Panamá, entre enero y septiembre de este año ya representan el 20%.
La Organización ha detectado que en su mayoría se trata de haitianos, gran parte de ellos procedentes de Chile, pero también hay migrantes de Cuba, Venezuela y países de otros continentes como Asia y África. En apoyo al Gobierno de Panamá, la agencia de la ONU para las migraciones ha establecido dos estaciones de registro de migrantes en el país.
“El cierre de fronteras y la contracción económica por la pandemia del COVID-19 provocaron un aumento de la migración irregular”, explica Santiago Paz, jefe de Misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Panamá.
Y añade que “los migrantes caribeños y extrarregionales realizan la travesía en condiciones de extrema vulnerabilidad y están expuestos a riesgos a lo largo de su ruta migratoria, particularmente en el cruce del Tapón del Darién en la frontera entre Panamá y Colombia”.
Entre enero y septiembre de 2021, muchos de los 56.600 migrantes haitianos estaban acompañados por niños nacidos durante su viaje migratorio. También llegan migrantes de Cuba, hasta el momento cerca de 13.000; Venezuela, alrededor de 1500; y decenas de países de Asia y África, como Bangladesh, Senegal, Ghana, Uzbekistán, India y Nepal.
Los obispos católicos han solicitado que “se realice un trabajo conjunto entre gobiernos, organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil, instituciones y las propias comunidades de acogida, para humanizar la atención y el trato hacia los migrantes y garantizar mínimos de asistencia en alimentación, salud y convivencia, teniendo en cuenta las condiciones de vulnerabilidad del territorio en términos económicos, socioambientales y de acceso a servicios”.
Más de un 40% proceden de Chile
Este movimiento migratorio se ralentiza durante la temporada de lluvias, entre mayo y julio, pero las cifras de este año muestran un aumento a pesar de la climatología, que supone un riesgo adicional para los viajeros debido a la crecida de los ríos.
Los migrantes suelen pasar por países sudamericanos donde trabajan durante meses o incluso años. En una encuesta realizada por la agencia de la ONU, entre 732 migrantes que llegaron a las estaciones de recepción de migrantes cerca de la frontera con Colombia, el 43% dijo que su país de residencia habitual era Chile, y el 20%, Brasil. Sólo el 14% dijo que residía habitualmente en Haití.
Las cifras también revelan un aumento en el número de migrantes de nacionalidad venezolana que llegan por la ruta del Darién. En 2017 se registraron 66 venezolanos, pero entre enero y septiembre de 2021 la cifra fue de 1529. (GRS-Prensa).