Estamos frente a una triple crisis: climática, hídrica y social. Los patrones oceánicos y atmosféricos están cambiando de forma acelerada y ya afectan la disponibilidad de agua dulce en muchas regiones del planeta.
Cada día más de 1.000 niños menores de 5 años mueren por enfermedades vinculadas a la falta de agua potable, higiene y saneamiento. Adaptar los servicios de agua y saneamiento a los nuevos desafíos climáticos salvará vidas y protegerá la salud. Para lograrlo, se requiere un uso más inteligente, justo y sostenible del agua.
La ciencia debe estar al servicio de las decisiones. Si se entiende mejor el ciclo del agua y su relación con el clima, se pueden diseñar políticas públicas más efectivas y resilientes, afirma Andrea Devis, experta en el estudio del mar y los océanos.
Bogotá, agosto de 2025. En un contexto global marcado por sequías, fenómenos extremos y aumento de temperaturas, la Semana Mundial del Agua 2025, que se celebra del 24 al 28 de agosto, cobra relevancia. Andrea Devis-Morales, oceanógrafa y profesora de la Escuela de Ciencias e Ingeniería de la Universidad del Rosario, explica que sin agua no hay vida y que este recurso vital es cada vez más escaso.
“Este año el lema de la Semana Mundial del Agua es agua para la acción climática y nos permite recordar que este recurso vital no solo es una de las principales víctimas del cambio climático, sino también una herramienta clave para enfrentarlo”, dijo la experta en oceanografía.
Según cifras de Unicef y la Organización Mundial de la Salud, cerca de 4 de cada 10 personas en el mundo sufren escasez de agua y más de 2.100 millones carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura. A esto se suman 4.500 millones de personas sin acceso a servicios de saneamiento adecuados.
La situación es crítica: cada día más de 1.000 niños menores de 5 años mueren por enfermedades vinculadas a la falta de agua potable, higiene y saneamiento, lo que equivale a más de 1,4 millones de muertes al año.
“Estamos frente a una triple crisis: climática, hídrica y social. Los patrones oceánicos y atmosféricos están cambiando de forma acelerada y ya afectan la disponibilidad de agua dulce en muchas regiones del planeta”, explica la profesora de la Universidad del Rosario.
El cambio climático ya afecta directamente la disponibilidad, calidad y distribución del agua: sequías prolongadas, inundaciones intensas y contaminación de fuentes hídricas son cada vez más frecuentes y severas. Las proyecciones científicas indican que América Latina, en particular, será una de las regiones más afectadas por la inseguridad hídrica si no se toman medidas urgentes, advirtió la experta en el estudio del mar y los océanos.
Llamado urgente a actuar
La crisis hídrica global amenaza el acceso a alimentos, la salud pública, la economía y la estabilidad de regiones enteras. La escasez de agua puede convertirse en factor de conflicto y desplazamiento si no se toman decisiones firmes desde gobiernos, empresas y ciudadanía.
Pero el agua también es parte de la solución. Adaptar los servicios de agua y saneamiento a los nuevos desafíos climáticos salvará vidas y protegerá la salud. Para lograrlo, se requiere un uso más inteligente, justo y sostenible del agua, explicó la académica
“La ciencia debe estar al servicio de las decisiones. Si entendemos mejor el ciclo del agua y su relación con el clima, podemos diseñar políticas públicas más efectivas y resilientes”, agrega la profesora Devis-Morales, quien lidera investigaciones sobre cambio climático y océanos en Colombia.
En la Semana Mundial del Agua, la Universidad del Rosario se suma a esta reflexión global, promoviendo la conciencia sobre el valor del agua, su relación con el cambio climático y la urgencia de actuar.