El Estado tiene que tomar las riendas del Fondo Nacional del Café para proteger y dar un buen uso a recursos públicos, que deben estar al servicio de asociaciones de pequeños caficultores con el objetivo de cultivar más, industrializar el grano y llevar paz a los territorios cafeteros.
Así lo expresó el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, al intervenir en la Gran Asamblea Nacional Cafetera que se llevó a cabo este miércoles en las instalaciones de la Gobernación de Cundinamarca, en Bogotá.
El Presidente invitó al gremio caficultor a concertar medidas para rescatar al sector y dijo que se debe desatar un proyecto constituyente cafetero.
“¿Qué hacemos con el Fondo Nacional del Café? Hay plata, pero ¿cómo se está usando? Tenemos derecho sobre ese dinero. Pero se ha creado la tesis de que hay otros derechos adquiridos por parte de privados”, señaló el mandatario al reiterar que el verdadero dueño de los recursos del Estado es el pueblo.
Para cambiar políticas en torno al histórico cultivo y a esta actividad que ha sido clave para la economía colombiana, el Presidente señaló que “hay que meterle cerebro al grano de café” y propuso un plan del Gobierno y de los cafeteros que incluya crédito, saber, tecnología, fibra óptica, industrialización y una diplomacia eficiente que promueva las ventas externas de productos con valor agregado.
Según la visión del jefe de Estado, el mundo cafetero debe estar organizado en cooperativas controladas por los mismos asociados, a quienes el Gobierno ayude en la producción para volverla rentable.
Advirtió que el caficultor recibe hoy créditos a tasas de interés muy altas, que el Estado subsidia con recursos del Presupuesto Nacional. “Llevar café en grano a otros que lo industrializan ha sido un gran fracaso y por esto tenemos que asociarnos e invertir para producir, que es lo que genera riqueza”.
Esto es necesario, según lo afirmó el Presidente, porque de lo contrario viene la violencia. Jóvenes que se asocian en una cooperativa no van a caer en eso. “Toca tomar decisiones inmediatas; el propósito es que el café sea más rentable, industrializado y que más zonas de Colombia dejen de estar en medio del conflicto por economías ilícitas. Que se vuelvan territorios de paz, de trabajo solidario y cooperativo”.
En un recuento sobre la historia cafetera, el presidente Petro recordó que “el país ofreció un producto excelso y que para rescatarlo es necesario un Estado que acompañe al campesino”.
Criticó que en el pasado el dinero de los agricultores se iba para gastos de yuppies y ejecutivos que vivían en ciudades como Londres (Reino Unido) y que nunca fueron capaces de sostener la posición que Colombia había ganado en el mercado internacional. Incluso, dijo, no tenían ninguna relación directa con el cultivo del grano.
En la Gran Asamblea de productores, el Presidente indicó: “O nos quedamos quietos, parados o procedemos a un cambio”.