El poeta Rafael Galvis Chaves está feliz: encontró 3 viejas palabras, va por un Récords Guinnes

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Por Guillermo Romero Salamanca

En el ocaso de este domingo, el maestro Rafael Galvis Chaves, gozó cuando estaba leyendo al periodista Alfredo Iriarte y de pronto encontró “frangollo”. De inmediato la destacó, sacó la frase donde estaba usada y la guardó como un tesoro.

En la tarde pilló también “Fratría” y “Albañal”. Otros dos diamantes léxicos para él.

Además de ser un extenso lector, es un husmeador de términos, frases y soflamas.

Palabra rara, que no la haya escuchado, que parece ya en desuso, la lee, la relee, la analiza y piensa en su posible origen y significado y luego la va anexando a su extenso diccionario de más de 4 mil palabras curiosas.

Rafael es, en términos generales, un cazador de palabras. En la vida real este periodista y comunicador del Inpahu y socio del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) vive de la construcción de casas y edificios, pero su verdadera pasión consiste en redactar sonetos, escudriñar libros y coleccionar palabras.

El amor por ellas comenzó desde muy joven, y gracias a esa pasión ha leído –a veces hasta en tres oportunidades– a casi todos los clásicos y de cientos de obras literarias de la historia universal.

Ama las palabras porque de ellas depende el mundo.

Estudió Periodismo y Comunicación Social en cursos nocturnos. Cuando terminó la carrera definió su futuro. Primero se casó y luego descubrió que con su carrera no podría sostener una familia como él quería y determinó cambiar la máquina de escribir por las palas y las mezcladoras de cemento. Como constructor también montó sus revistas sobre temas de la industria y redactó editoriales para varias publicaciones. “Yo ejercí el periodismo en la clandestinidad”, aclara ahora.

Es muy raro verlo sin su corbatín, pero nunca, sin su sombrero. Tiene una sobrada colección  de tricornios. Usa estos Barbisio porque vio que a su padre le quedaban muy bien.

Tendría unos 15 años cuando redactó su primer soneto, esa composición poética que “consta de catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos”, como lo define muy bien el diccionario de la Academia de la Lengua.

“Siempre me gustó la rima. No puedo con el verso blanco”, aclara  el maestro quien lleva impresos más de seis cuadernos poéticos, uno de ellos dedicado a la mujer.

Tal vez sean unos 250 sonetos, pero en realidad pueden ser más porque tiene algunos en conserva para la publicación de otros cuadernos.

La distribución de sus obras la hace voz a voz, entre amigos, pero sobre todo entre amantes de las buenas maneras, entre conservadores de un adecuado léxico y estudiosos de las rimas.

“El gran soneto es una invención mía y consiste en que una misma temática poética está construida por 14 sonetos o sea 196 versos, modalidad verdaderamente compleja que tramito ante los Récords Guinness. Con esta modalidad obtuve un premio Verso Dorado”, anuncia el maestro.

“Otra invención mía ex EXPOESÍA que consiste en que imprimo el Gran Soneto sobre retablos de 1.00 ml por.70 cm y sobre trípodes los expongo en lugares públicos. Ha tenido gran acogida”, agrega.

Aunque en su conocimiento puede haber palabras como “parcero” y “bambalona”, lo cierto es que no comprende las métricas ni el vocabulario del reguetón.

“Claro que las palabras no sólo están escritas, también están en los diálogos de las personas. En una oportunidad vino una pequeña sobrina de unos seis años y se puso a jugar con Katy, una perrita que teníamos en la casa y al rato la niña dijo: “Tío, la perra me lenguó y ese término me quedó sonando, busqué un papel y lápiz para que no se me olvidara después”, relata ahora con cierto humor.

En diciembre lo invitaron a un centro literario con varios bates y le pidieron un soneto. Sacó de su bolsillo el cuaderno y leyó “Estrella fugaz”

Cuando vuelan propósitos de enero

Ya se fueron dos meses con febrero;

No transcurrida estación de marzo a junio

Imperceptible se ha marchitado julio.

Agostadas frambuesas de septiembre

Llegan furiosas las lluvias en octubre:

Sembrados tulipanes de noviembre

Funerales del año, es sol diciembre.

Mientras el bardo pulimenta un verso

Ha girado otra vez el universo,

Recordándole al hombre su verdad

Su frágil condición, su levedad.

Esa es realidad, la quintaesencia

¡Esa estrella fugaz, nuestra existencia!…