El director de la Ungrd y gerente (e) del Fondo Adaptación, Carlos Carrillo, confirmó que ya está listo el borrador del decreto para fusionar ambas entidades. La propuesta será presentada al presidente Gustavo Petro como parte de una estrategia para fortalecer la gestión del riesgo y la adaptación al cambio climático.
Carrillo explicó que la iniciativa busca reorganizar las capacidades del Estado para dar una respuesta más eficiente frente a los impactos del cambio climático y los desastres asociados a fenómenos naturales.
Durante su intervención en el Foro Institucional sobre Gestión del Riesgo y Adaptación al Cambio Climático, ante expertos internacionales, autoridades locales, académicos y funcionarios del sector Carrillo explicó que esta transformación se basa en cuatro pilares:
—Unidad de planificación y ejecución, para eliminar trabas burocráticas y permitir intervenciones integradas.
—Eficiencia presupuestal, mediante la unificación de estructuras que permita destinar más recursos a los territorios.
—Fortalecimiento de capacidades territoriales, con equipos técnicos permanentes en campo.
—Rendición de cuentas más clara, con una centralización responsable de la información proveniente de los procesos técnicos, financieros y políticos.
Nueva institucionalidad
El director de la UNGRD citó los casos de La Mojana y Chocó como ejemplos de las consecuencias de una institucionalidad fragmentada, lo que se traduce en acciones aisladas que impiden ofrecer soluciones sostenibles a las comunidades frente a riesgos como inundaciones y movimientos en masa.
“El país necesita una institucionalidad capaz de adaptarse a la nueva realidad climática. Esta fusión no busca concentrar poder, sino articular capacidades. Queremos una entidad que combine músculo técnico, visión territorial y compromiso con la transparencia”, afirmó.
Cada día son más las víctimas climáticas. Solo en 2024 se registraron más de 10.000 eventos asociados a fenómenos naturales, en 1.042 municipios, casi el 95 % del país. Estas emergencias impactaron a más de 2 millones de personas. Estas cifras, que van en aumento, obligan a repensar la actual arquitectura institucional.
Con información de la UNGRD