Las acciones de EE.UU. están teniendo un rendimiento inferior en comparación con sus pares globales este año, ya que los inversionistas fuera de EE.UU. se retiran de Wall Street para reinvertir en Europa y China.
La política económica y exterior de Donald Trump es la principal razón de este cambio, que podría marcar un giro duradero en los mercados financieros.
El excepcionalismo de EE.UU. está siendo desafiado, ya que la política arancelaria de Donald Trump ha creado un ambiente altamente incierto para las empresas multinacionales cotizadas en EE.UU. Los aranceles más altos son un impuesto para los importadores y para el consumidor estadounidense.
Dado que el consumo representa casi dos tercios de la demanda agregada en EE.UU., el crecimiento del PIB de EE.UU. podría estancarse en la primera mitad del año. Así, la economía estadounidense evitaría una recesión mientras los consumidores restrinjan su gasto. Además, los crecientes costos del desarrollo de la IA generativa (incluida la electricidad) se han convertido en una preocupación importante para los accionistas.
La mayoría de las grandes empresas tecnológicas han anunciado recortes en la inversión para centros de datos y capacidades de IA. La creciente competencia de los modelos de IA de código abierto, como Deepseek, supone un desafío para las compañías líderes del sector y obliga a los usuarios a replantearse su dependencia de estas corporaciones.
El próximo sector en riesgo podría ser la industria de semiconductores, especialmente si los fabricantes chinos continúan alcanzando los estándares occidentales. A futuro, las restricciones impuestas por el gobierno estadounidense a universidades de prestigio internacional amenazan la investigación científica y el desarrollo tecnológico del país. Además, los recortes en subvenciones federales están limitando la ventaja comparativa de su economía.
Por otro lado, la Unión Europea evalúa reducir su dependencia del respaldo militar de EE.UU., impulsada por la incertidumbre generada por Trump y su incumplimiento de compromisos de seguridad con aliados clave. Alemania, en respuesta, destinará cerca de un billón de euros a defensa e infraestructura en la próxima década.
Las represalias arancelarias podrían impactar a las empresas de servicios tecnológicos estadounidenses, añadiendo más presión al mercado. Mientras tanto, China busca fortalecer su demanda interna y fomentar el libre comercio con Corea del Sur y Japón. Aunque este proceso tomará años, si logra reestructurar su economía como un motor clave de la demanda global, el epicentro económico mundial se desplazará aún más hacia el este.
Finalmente, la política arancelaria de Trump no solo ha afectado la libre circulación de bienes en América del Norte, sino que también podría haber allanado el camino para que China asuma el liderazgo económico global. Más allá de estos cambios, las altas valoraciones en los mercados bursátiles ya habían sido motivo de preocupación desde hace algún tiempo.
Las acciones de las “Mag7” han liderado el dominio del mercado de EE.UU. en los últimos años, pero los riesgos mencionados anteriormente han pesado sobre las acciones de gran capitalización. Además, los inversionistas fuera de EE.UU. compraron la idea de que una victoria de Trump significa un ambiente favorable a los negocios, lo que habría vertido cientos de miles de millones en los mercados de EE.UU. a finales del año pasado.
Estas entradas de capital a altas valoraciones ahora están retrocediendo. Los inversores con posiciones débiles se ven obligados a liquidar mientras los precios de las acciones caen, incluidos los inversionistas de acciones apalancadas. La reacción en contra de Tesla, reflejando la participación controvertida de Elon Musk con el gobierno de EE.UU., también ha avivado la venta desde principios de 2025. Más allá de las grandes empresas, recordemos que casi la mitad de los componentes del índice Russell 2000 están generando pérdidas. El excepcionalismo de EE.UU. parece depender de un conjunto muy estrecho de empresas que ahora están bajo presión.
La Reserva Federal tendrá que equilibrar los riesgos al alza de la inflación con un mercado laboral debilitado. Es una situación difícil para los responsables de la política económica. Eventualmente, se espera que se recorten las tasas de interés en junio, septiembre y diciembre, pero la política monetaria por sí sola no evitará la debilidad del mercado.
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