En una experiencia de inmersión con la biodiversidad, la riqueza cultural y el retorno a la comunión con la naturaleza, el pulmón del mundo congregó durante cuatro días a 36 jóvenes provenientes de Colombia, Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Panamá, Haití, Paraguay, México, Portugal y Francia, quienes culminaron en el Amazonas un camino educativo y de transformación personal que vivieron a lo largo de los últimos de nueve meses.
Con actividades donde los instrumentos musicales autóctonos de los pueblos indígenas se fusionaron con el violín, la guitarra y elementos de percusión, los miembros de la Escuela Laudato Si’ recibieron a las autoridades locales y a los directivos de Scholas Occurrentes y CAF, ambas entidades internacionales autoras de esta apuesta educativa Internacional.
En el acto ceremonial que marcó el cierre de esta gran travesía, José María del Corral, director de Scholas Occurrentes, dijo que “era necesaria una educación distinta, reunimos chicos de países, situaciones y culturas tan diversas que, más allá de sus creencias, trabajaron durante nueves meses en darse de que es posible cambiar el mundo si ellos se unen”.
A su vez, Christian Asinelli, vicepresidente corporativo de Programación Estratégica de CAF, dijo que “la Amazonía es otro principio, por ende, este no es el final de la escuela. Los momentos vividos por los jóvenes aquí nos muestran que no nos equivocamos cuando pensamos que podíamos generar este espacio de encuentro que empezó en Roma, bajo el liderazgo del Papa Francisco, y terminarlo en la madre tierra”.
Scholas Laudato Si’, una educación para el desarrollo sostenible
María Villareal, participante de Panamá, dijo que participar en la escuela “ha sido un cambio no solamente como proyecto, sino a nivel de vida porque te pone a pensar sobre todo lo que has aprendido y a cuestionarte. Al estar con más de 30 jóvenes de diferentes partes del mundo con una misma meta, hemos aprendido muchas cosas para nuestro proyecto y también para nuestra vida profesional”.
En este sentido, un punto importante para la materialización en las comunidades de estas propuestas que emergieron de Laudato Si’ es que deberán contar con la adhesión de nuevos actores sociales, de ahí que, como lo anunciaron del Corral y Asinelli, se piensa avanzar hacia nuevos caminos educativos que involucren a los alcaldes y alcaldesas de Latinoamérica. Los jóvenes entregaron proyectos bien concretos, pero necesitan que nosotros los grandes los acompañemos.
“Después de Roma y cuando empezamos las actividades con Laudato Si’, el Papa Francisco expresó que para que la luz aparezca hace falta que haya una fisura, y es a través de esa fisura que encontramos la luz al otro lado del mundo. Podemos considerar esta luz como el sol, en la que cada país, cada cultura, cada persona y cada diferencia representa un rayo de luz que va a iluminar a los demás, es a partir de esta grieta que nace la institución, en donde trabajamos para hacer llegar esta luz a todos los rincones del mundo”, fueron las palabras de Roody Junior Michel, participante de Haití.
Finalmente, este acto ceremonial marcó un cierre, pero a su vez, significa un nuevo punto de partida en la escuela, momento que quedó marcado en este emblemático lugar de la Amazonía con la siembra de un árbol de copuazú (especie nativa de la región) como símbolo del surgimiento de la vida y de las nuevas oportunidades que surgirán por medio de estos proyectos, junto con los nuevos actores que se irán sumando para la construcción de un mundo más sostenible.