La educación no puede esperar a tener buena conexión

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Por Ricardo Cervantes, Jr Engineer en Allied Telesis

Mientras se debate sobre inteligencia artificial, plataformas inmersivas y educación híbrida, miles de escuelas en América Latina siguen sin acceso a una red estable. No se trata solo de falta de conectividad: hablamos de brechas estructurales que impiden a docentes y estudiantes ingresar, literalmente, al siglo XXI. Para cerrar esa distancia, el primer paso es una infraestructura digital que funcione incluso donde todo parece ser desfavorable.

Hoy existen tecnologías capaces de operar en entornos rurales o aislados, con bajo consumo energético, resistentes a condiciones adversas y sin necesidad de instalaciones eléctricas complejas. Algunas, incluso, permiten alimentar dispositivos como cámaras o puntos de acceso sin tomas adicionales. Esto no solo reduce los costos de instalación, sino que además permite escalar la red progresivamente, empezando con una inversión mínima y ampliándola a medida que las instituciones lo requieran.

La seguridad es otro eje crítico. En los entornos educativos actuales conviven laptops, pizarras digitales, cámaras y plataformas en la nube. Por eso es clave contar con redes que incluyan segmentación automática del tráfico, inspección profunda de paquetes y mecanismos de defensa ante posibles amenazas. La gestión debe ser simple, remota y centralizada, con herramientas que permitan visualizar el rendimiento de toda la red, recibir alertas proactivas y automatizar tareas.

A esto se suma un desafío más: muchas escuelas no cuentan con personal técnico calificado para mantener sus redes. Por eso es fundamental acompañar cada implementación con soporte integral, desde la capacitación inicial hasta la asistencia remota 24/7 en el idioma local. Las soluciones más eficaces hoy son las que pueden ser gestionadas de forma intuitiva, con interfaces gráficas amigables y procesos automatizados. En paralelo, una red de especialistas externos puede encargarse del monitoreo, anticiparse a fallas y actuar ante amenazas.

Incluso en escuelas que ya tienen una red, es frecuente encontrar problemas como conexiones inestables, zonas sin cobertura, configuraciones poco seguras o crecimientos desordenados. La solución no siempre implica empezar desde cero: muchas veces se trata de aplicar herramientas de gestión avanzadas que estabilicen, protejan y modernicen lo existente, con foco en la eficiencia y la continuidad del servicio.

La transformación digital en la educación exige tecnologías que se adapten a la realidad de cada escuela y no al revés. Asegurar una conectividad confiable desde el inicio es lo que permite que los demás avances —contenidos, plataformas, formación docente— tengan verdadero impacto. Con soluciones pensadas para contextos diversos, es posible ampliar oportunidades, reducir desigualdades y llevar el aprendizaje digital a donde más se necesita. No se trata solo de conectar dispositivos, sino de conectar futuros.