
La vida de Pratibha Hilim, una mujer india de 51 años, cambió para siempre en 2019, cuando sufrió un grave caso de dengue que le provocó después una gangrena por la que le tuvieron que amputar las manos y las piernas.

Cayó en una depresión y, con los colegios cerrados por culpa de la pandemia del coronavirus, tampoco podía dar clases, oficio al que se había dedicado durante casi tres décadas.



Sin embargo, consciente de que la enseñanza, su gran pasión, era la única forma de salir adelante, comenzó a dar clases por su cuenta a niños de familias desfavorecidas que no tenían acceso a Internet y, por tanto, no podían recibir la formación online. Aunque las escuelas reabrieron en India a principios de este 2022, 40 pequeños siguen acudiendo cada día a casa de Pratibha.
La mujer asegura que la enseñanza le ha salvado la vida y que su historia es solo un ejemplo del poder de la determinación.
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