El Día de Muertos es una celebración tradicional mexicana que honra a los muertos. Se celebra principalmente los días 1 y 2 de noviembre, coincidiendo con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.
Es una festividad que se celebra en México y en menor grado en países de América Central, así como en muchas comunidades de los Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana. En el 2008 la Unesco declaró la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexicano, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la “Dama de la Muerte” (actualmente relacionada con “La Catrina”, personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
Por su lado, el apetitoso pan de muerto, que es para los mexicanos un verdadero placer, tiene su origen en la época de la Conquista, inspirado por rituales prehispánicos, y hoy en día es uno de los componentes más importantes de las ofrendas dedicadas a los Fieles Difuntos.
Las poblaciones mexicanas especialmente del centro y sur del país han tenido un gusto particular por ese pan de fiesta, pan dedicado a los difuntos que regresan a reencontrarse con sus familias el 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre, de acuerdo con la tradición de “Día de Muertos” que se ha heredado de generación a generación desde hace varios siglos.
El pan consiste en una pequeña esfera en el centro de la parte superior que representa un cráneo y cuatro canillas que representan huesos. Esta forma simboliza los cuatro rumbos del nahuolli o universo. Conforme ha pasado el tiempo el Pan de Muerto mostró diferentes formas de preparación. Por ejemplo, en la Ciudad de México y el centro del país, las panaderías utilizan pan sencillo espolvoreado con azúcar. Pero en el estado de Michoacán se elabora con “pan de hule”, que es de color moreno brilloso, forma redonda y tienen dedicatoria a un difunto.
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