La odisea de vacunar a los Nukak, los últimos nómadas de la selva

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El departamento del Guaviare, ubicado en la región centro sur del país, es la puerta de entrada a la Amazonía colombiana.

Allí viven, entre otros, los Nukak, un pueblo indígena que deambula por la selva. Hoy están acá y mañana no se sabrá de su ubicación. Son dueños de un extenso territorio. Toda esa maraña de árboles, ríos, quebradas y animales es su residencia.

Hasta allá deben ir los encargados de la vacunación contra el Covid-19.

Se suman los desafíos de recursos, vigilancia, pedagogía y sensibilización sobre la vacuna a resguardos indígenas, que representan una parte importante de la población del Guaviare y requieren de una estrategia cuidadosa y diferente. “Tenemos 35 comunidades indígenas y hemos logrado vacunación en dos resguardos. Algunas se han negado por el momento”, reconoció Farly Santoya, coordinadora de vacunación covid-19 de la Secretaría de Salud departamental.

TRAS LOS NÓMADAS

Una de las grandes apuestas de la Secretaría de Salud de Guaviare es consolidar la estrategia para vacunar a los Nukak, pueblo indígena que habita entre los ríos Guaviare e Inírida, al sudeste colombiano, y cuyos integrantes han sido bautizados como ‘los últimos nómadas de la selva’.

Para avanzar en este frente se ha puesto en marcha una mesa de trabajo, en conjunto con el Ministerio de Salud y el Ministerio del Interior, en donde se revisa cuál sería la mejor estrategia. Como no existe un censo actualizado de la población, “el Mininterior está haciendo un acercamiento junto a un profesional de la Secretaría; la idea es hacer un ejercicio de intención de vacunación y sensibilización, darles a conocer en qué consiste, cuál biológico se llevaría y cómo se aplicaría”, detalló Santoya.

Debido a que los Nukak cambian constantemente de sitio, la Secretaría también ha planteado que “para lograr un ejercicio real de vacunación con ellos es necesario acompañarlo de identificación biométrica”. Solo así se evitaría el riesgo de revacunarlos.

“Dependiendo de los datos que se recojan en campo se haría la programación. Pero tampoco le podemos dar muchas largas. Ya que tienen un margen amplio de corredores por los que se movilizan, puede que hoy hayan 20 en la zona, pero 30 o ninguno en unas semanas. Esa incertidumbre de cuántos son implica bastantes procesos de articulación para nosotros”, apuntó la funcionaria.

Por ahora, superar este y otros retos que aparecen en el camino son la prioridad de Farly Santoya y su pequeño equipo de seis profesionales, quienes por más de 12 meses han cargado sobre sus hombros la heroica tarea de enfrentar la pandemia en uno de los departamentos más apartados del país.

Su motivación, expresó, ha sido el bienestar de la comunidad. “Es el compromiso que tiene uno con su profesión. Hay noches en que uno dice ‘¿por qué yo?’, pero en la mañana vuelvo y me levanto con ánimos”, confesó.

DESAFÍOS EN EL GUAVIARE

Con una población aproximada de 82 mil habitantes, muchos situados en la zona rural, es uno de los territorios con más desafíos para la vacunación contra el covid-19.

“La principal dificultad es la dispersión geográfica y la alta ruralidad que existe en cada uno de los municipios”, contó Farly Santoya.

“Aun así hemos hecho el mayor esfuerzo por contar con el talento humano que se ha requerido”, agregó.

En el territorio, la meta es inmunizar a 50.121 personas en 2021. De ese número, ya se han aplicado 35.335 biológicos, entre primeras y segundas dosis o monodosis de Janssen, con corte a 28 de julio.

Santoya explicó que, por las dificultades de acceso a muchas zonas y el poco personal, la estrategia desde el principio ha sido vacunar en las cabeceras municipales, para luego expandirse hacia los territorios de difícil acceso.

“Para agilizar ese proceso le propusimos al Ministerio de Salud la unificación de etapas, que se logró con la llegada del biológico Janssen al país, el pasado 21 de junio”, afirmó.

Guaviare ha sido uno de los grandes beneficiarios de los lotes de vacunas Janssen distribuidos por todo el territorio nacional.

El ejercicio se inició en San José del Guaviare, uno de los 44 territorios seleccionados por la cartera de Salud para adelantar el plan piloto de vacunación masiva. Gracias a ello, hay un avance de más del 55 % en la vacunación de su población mayor de 18 años. A este le siguió la unificación de etapas en Calamar y Miraflores, otros de los municipios que más concentran población en el departamento.

Para Santoya, la llegada de la vacuna Janssen alivianó la carga, pues, permitió un mejor manejo del plan de vacunación y acelerar la aplicación de los biológicos en las zonas rurales. “Hay lugares a los que es muy costoso llegar. Aplicar una sola dosis necesita de gran logística, pero una segunda tiene demasiados costos para el sistema de salud. Contar con la vacuna Janssen nos permite optimizar los recursos del sistema”, dijo.

Esto resulta crucial en un departamento como Guaviare, donde, pese a los esfuerzos de las entidades territoriales por enfrentar la pandemia, “hay sitios a los que podemos durar 40 días yendo. Allí nos toca mirar cómo se garantiza la temperatura y la cadena de frío, como son los casos de Tomachipán y Corocoro”, afirmó la profesional.

Todo eso resta recursos y tiempo, pero no es el único desafío. Hay otros más apremiantes y lejanos a las grandes ciudades con los que tiene que lidiar. Uno de ellos, la seguridad. “Teniendo en cuenta que aún somos zona de conflicto, hay lugares a los que es complejo entrar, estamos revisando cómo sería el desplazamiento a esas zonas rurales”, señaló. (GRS-prensa).