La personalidad del Maestro

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Por Lizardo Carvajal

Llegué al estudio de la personalidad del maestro a través del gran “filósofo” de Envigado, Fernando González, el MAESTRO DE OTRA PARTE. 

Él, en 1941, publicó su libro EL MAESTRO DE ESCUELA. Pienso que es una bella obra del existencialismo en Colombia, país de maestros y de trúhanes. País de olvidos y silencios.

Allí, en esa pequeña obra de Fernando, reconocí en el maestro de escuela elemental la posibilidad de existencia de todo el universo. En Manjarrés, el maestro de escuela, que trata Fernando González, reconocí la posibilidad de la existencia de todo lo que compone al ser humano. 

El maestro, en su salón de clases, recibe todo el humor de la familia, de la sociedad, del hombre individual y colectivo. Recibe la desgracia social y también la posibilidad de la felicidad. 

Eso es lo que comprende el autor de El maestro de escuela,  cuando esculca el bolsillo de Manjarrés y halla el papel con sus escritos llenos de pensamientos sobre la vida. La vida del maestro se alarga en la vida de los demás, existe en los demás, llega a todos los rincones, aunque no lo quiera. 

Por ello es posible estudiar la sociedad y el individuo a través de la personalidad del maestro. Esto es novedoso en el pensador de envigado. 

El amor, la pasión, la decisión; el odio,  la tirria, el resentimiento, la ojeriza la malquerencia son pasiones que también pueden estudiarse en el maestro que recibe y da todo lo que alberga. 

Majarrés está en nosotros, como nosotros estamos en Manjarrés, el maestro de escuela.

Eso pienso hoy, en el Día de maestro, que ojalá no muera.