La revolución creativa: imágenes que cobran vida con inteligencia artificial

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Honor 400

Lo que antes requería software especializado ahora puede lograrse desde la galería del teléfono, en segundos. El Honor 400 es el primer smartphone que permite transformar fotos en vídeos dinámicos con solo dos toques. 

El sensor de 200 MP ofrece un nivel de detalle casi pictórico, ideal para experiencias visuales de alta calidad.

Durante siglos, la pintura ha sido el medio por excelencia para capturar la esencia de un momento. Desde los frescos renacentistas hasta los colores vibrantes del pop art, cada trazo ha buscado inmortalizar la luz, las emociones y los detalles que las palabras no alcanzan a describir.

La relación entre arte y tecnología parte de la década de 1970, el artista Harold Cohen sorprendió al mundo con Aaron, un sistema de software capaz de generar pinturas y dibujos de forma autónoma. Considerado uno de los primeros ejemplos de arte creado con inteligencia artificial, Aaron demostró que las máquinas podían convertirse en compañeras creativas y abrió un diálogo que, con el tiempo, transformaría la manera de entender la producción artística.

Hoy, esa conversación evoluciona y revoluciona con herramientas únicas, más accesibles y potentes. “El Honor 400 se suma a esta historia como un puente entre tradición y modernidad, con funciones como  Image a Video y Expansión de imágenes con IA que no solo registran la realidad, sino que la interpretan y expanden, ofreciendo una nueva forma de experimentar y transformar las imágenes”, expresa Kenet Segura, PR Manager de Honor Colombia.

La fotografía, desde su nacimiento en el siglo XIX, también vivió ese debate. Al principio, muchos artistas la vieron como una amenaza para la pintura, pero terminó ampliando sus fronteras: inspiró nuevas corrientes y liberó a los creadores de la obligación de retratar fielmente el mundo. Algo similar ocurre hoy con la inteligencia artificial: lejos de reemplazar al artista, le ofrece nuevas herramientas para explorar su creatividad.

Con la función de Imagen a Video, el Honor 400 convierte una foto fija en una secuencia en movimiento. El proceso es tan simple como elegir una imagen desde la galería, tocar la opción “Crear > Imagen a Video” y, en segundos, lo que antes era estático cobra vida en un clip breve y cinematográfico. El resultado es un video de unos cinco segundos donde los elementos parecen respirar, como si un cuadro saliera de su marco para caminar por una sala de museo. 

Además el dispositivo, trae otra herramienta clave que es la Expansión de imágenes con IA. Esta función expande los bordes de una imagen más allá de lo que fue capturado originalmente. Un retrato puede transformarse en un mural, una fotografía recortada puede recuperar su contexto y un paisaje limitado por el marco puede desplegar horizontes infinitos. Es ideal para publicaciones artísticas, exhibiciones digitales o simplemente para reimaginar recuerdos con una nueva perspectiva.

Su uso también es intuitivo. Solo hay que seleccionar la foto, elegir la opción de Expansión de Imagen y dejar que la IA analice los patrones, colores y texturas para generar un fondo coherente que prolonga la escena sin romper su estética original. Lo que antes era un borde rígido se convierte en un campo abierto a la imaginación.

Ambas funciones dialogan directamente con la historia del arte. En el Renacimiento, los artistas exploraban la perspectiva para expandir la mirada más allá del lienzo. Hoy, la expansión que propone Honor retoma ese impulso con algoritmos que amplían los límites de lo que el ojo humano alcanzó a registrar en la toma inicial.

Lo más fascinante es la posibilidad de combinar estas dos herramientas. Una imagen ampliada puede luego convertirse en un video, generando piezas dinámicas que parecen instalaciones listas para una galería contemporánea. En términos prácticos, estas funciones permiten a cualquier usuario dar un nuevo sentido a sus recuerdos sin necesidad de conocimientos técnicos o software complejo. Con un par de gestos, una simple fotografía se transforma en una pieza visual lista para compartirse en redes, proyectarse en una sala o incluso imprimirse como instalación digital.

Como si fuera poco, el sensor de 200 MP con IA del HONOR 400 potencia aún más esta experiencia, ofreciendo un nivel de detalle casi pictórico.

Cada trazo de luz y cada textura se registran con tal nitidez que el material de base para estas creaciones digitales es, de por sí, digno de exhibirse.

Al final, el Honor 400 no es solo un avance tecnológico, sino una nueva forma de narrar.

Del retrato fijo al movimiento, del límite del marco a la expansión sin fin, la creatividad encuentra en la IA un aliado inesperado. Tal vez, dentro de algunos años, recordemos este momento como el inicio de una era en la que los smartphones no solo capturaban imágenes, sino que las transformaban en auténticas obras de arte en movimiento.